Los trastornos de Lumatere

La fantasía exige siempre cierto esfuerzo por parte del lector. Es un terreno hostil, donde hay que creer en lo irreal y hacer un pequeño ejercicio imaginativo, donde lo que rodea a los personajes puede resultar inverosímil si el autor no juega bien sus letras. El esfuerzo es todavía mayor cuando lo que se presenta es, ya en la vida real, un terreno hostil en sí mismo.

INVESTIGACIÓN lumatere img1Solo con la disposición adecuada de los elementos todo se vuelve más fácil. Aquí es donde sobresale la escritora Melina Marchetta, una de las escritoras juveniles australianas más conocida, no solo por Las crónicas de Lumatere, cuyo primer libro obtuvo diferentes premios (Aurealis Fantasy, Shortlisted del premio CBC…), sino por obras como En el camino de Jellicoe, que ganó el premio Michael L. Printz de la asociación de libreros americanos, o Salvando a Francesca. Melina dejó de estudiar a los quince años y comenzó a trabajar, hasta que posteriormente decidió completar los estudios para ejercer de profesora de Inglés e Historia durante diez años.

Precisamente es en una de sus obras más aclamada, la trilogía Las crónicas de Lumatere, donde esta autora se luce a la hora de hacer habitables terrenos hostiles: coge algo tan complejo como trastornos psiquiátricos y los introduce en su mundo de magia de tal forma que tienen un nuevo matiz, único, personal, increíble y, a la vez, creíble, que es justo lo que importa.

Los trastornos disociativos de la personalidad cuentan con mucha admiración: por un lado, el público pueden disfrutar de más variedad o admirar cómo cambia un mismo personaje con un simple soplo; por el otro, los escritores pueden hacer un estupendo ejercicio de imaginación, dar rienda suelta a la necesidad de ir más allá con los personajes y probar diferentes personalidades. Lo que se conoce como un buen filón creativo, por decirlo de alguna forma.

Pero si hablamos de terrenos hostiles hay que tener en cuenta que puede haber zonas muy oscuras: el trastorno disociativo de la personalidad, lo que se suele llamar «trastorno múltiple», cuenta muchas veces con fallos por parte de los que lo exponen (desde el abuso de personalidades, que parece recaer en un «cuantas más, siempre es mejor», al hecho de que no se atienda a las lagunas que se crea en una persona o a todas las demás implicaciones que hay detrás de esos cambios), por no mencionar que no es en absoluto tan frecuente como su uso en la ficción quiere hacer creer. Por ejemplo, se considera que solo existe en Estados Unidos, e incluso hay ciertos expertos que ponen en duda que realmente exista.

Entonces, ¿cómo transforma Marchetta algo tan usado, desconocido y hostil en un elemento propio de su obra? Con magia. La magia lo es todo. La magia no es un elemento ajeno a los trastornos. Si la magia puede modificar la tierra, ¿por qué no puede modificar la psique de una persona? Al estar este elemento presente a lo largo de toda la obra, así como las diosas, lo lógico es que influya en los personajes en algo más que en sus creencias. Así que Marchetta da ese pequeño paso más allá. Después de todo, puede que ella no tenga formación en Psicología o Psiquiatría (como se ve en el breve repaso de su biografía), lo que le daría quizá cierta «ventaja» para destacar en este tema; pero sí que conoce a la perfección su mundo y puede utilizarlo a su favor para sobresalir.

Froi se dio la vuelta y vio un atisbo de angustia en el rostro de Lirah.
—Su mente volvió en trozos —dijo Lirah.
—Porque una parte de ella no tenía aura —continuó la anciana—. Quintana de Charyn regresó con la otra. Un espíritu perdido recogido en el lago de los medio muertos.

El trastorno disociativo de la personalidad no es ni especialmente conocido ni entendido, como decía, pero se considera que tiene entre sus causas un antecedente traumático. En Lumatere, Melina nos presenta ese hecho con magia, con la maldición, con el paso de Quintana a través del agujero entre la vida y la muerte y la consiguiente ruptura de su conciencia.

Así que no solo toma la magia como causa, sino que además vuelve física la causa de este trastorno: la mente de Quintana se fragmentó, de ahí que cada pedazo tenga su propia personalidad que tome el control del cuerpo. Volver física la causa de la enfermedad supone un acierto y un tirón del lector, para que consiga visualizar las razones. La típica pregunta de «pero ¿por qué le pasó?», que antecede a los comentarios aún más típicos sobre lo difícil que es de entender ese por qué, está solucionada. Se cayó y apoyó todo el peso del cuerpo en la mano para frenarse, por lo que se fracturó un hueso: se cayó y la magia fracturó su mente.

Normalmente, la personalidad primaria, aquella que se considera «real», tiende a ser pasiva y depresiva, de tal forma que favorece que las otras, más impulsivas, tomen el control del cuerpo como consecuencia del estrés. Esto se mantiene con Quintana, o por lo menos eso se puede entender, y el ambiente favorece esos múltiples cambios de personalidad que se van viviendo a lo largo de la obra, donde Melina ya puede lucirse en el uso de distintos personajes que, en el fondo, mantienen una esencia.

—¿La encuentras rara? —dijo con dureza—. ¿Cuando de niña consiguió separar partes de ella y convertirlas en seres completos? Cada situación requiere una Quintana distinta. Pero sobrevivió. En este horrible lugar. Eso no es ser rara ni estar loca.

INVESTIGACIÓN lumatere img2Pero la autora de Las crónicas de Lumatere no solo atiende a los elementos mágicos para explicar y nutrir los trastornos que sufren sus personajes, aunque si bien lo considero uno de los elementos más característicos de la trilogía en este terreno. Marchetta expone también la depresión, que es mostrada en su cara más cruda (porque no hay más caras posibles, en verdad), sin florituras o rupturas mágicas.

A diferencia del trastorno disociativo de la personalidad, los trastornos depresivos son tan frecuentes en nuestro medio que incluso asusta (se dice que en 2030 la depresión será la primera causa de incapacidad) y puede que por eso se muestren menos o pasen más desapercibidos a la hora de ser explotados. Se suelen asociar a las novelas de corte realista, por lo que se olvida que es un tema que no es ajeno a ninguna época ni ambiente, sobre todo si se están planteando guerras, cautiverios u otros eventos de ese corte, de los que se suele ser más amigo en la fantasía. Esa falta de olvido de Marchetta hace más rica todavía la historia de Lumatere: los personajes son terriblemente realistas aunque vivan rodeados de magia.

Beatriss es quien pone esto en escena. El terreno hostil aquí es aceptar que una persona fuerte puede caer y que muchas veces no son los momentos de estrés o los más duros los que quiebran a alguien. Marchetta transforma de nuevo esto en algo más sencillo, puesto que va dejando las migas necesarias para que se entienda sin dificultades el rumbo que toma el personaje.

—Me encantaba esa historia —murmuró Isaboe más tarde aquella noche, mientras yacían uno al lado del otro en casa de tía Celestina—. A veces, en el exilio, estaba tan desesperada que pensaba que acabaría con mi vida por la soledad que sentía. Pero entonces pensaba en la pequeña diosa. Si ella había vivido sola en este reino todos aquellos años, yo también podía hacerlo. Si podía llevar el reino a su espalda, yo también podría hacerlo.

¿Por qué además destaca Beatriss en este tema? Justo por lo mencionado arriba: no parece que exista un desencadenante clarísimo para su hundimiento, que es lo que ocurre en muchas ocasiones. El personaje ha pasado por demasiados momentos traumáticos, se ha repuesto y seguido adelante, es tan odiada por unos como puesta como heroína por otros, pero un día alcanza el límite.

Y el día que Vestie se marchó, la oscuridad en el interior de Beatriss se hizo tan intensa que no tuvo fuerzas para levantarse a la mañana siguiente. Ni la mañana después de aquella.

Por todo esto, y más detalles, Las crónicas de Lumatere es un ejemplo de cómo se puede trabajar en ese terreno hostil del que hablábamos al principio desde diferentes ángulos. No siempre los trastornos mentales consiguen aceptación por parte de los escritores en el mundo de la fantasía (ya no mencionar que se introduzcan bien o no estemos contando las secuelas de violaciones), pero aquí hay una prueba de que se puede hacer algo diferente o algo más típico y hacerlo bien. El conocimiento sobre el tema, aunado al conocimiento que debe tener un autor sobre su propio mundo, consigue hacer brillar más todavía una obra ya de por sí buena, si solo nos quedáramos con esa historia de aventuras y fantasía.

Las crónicas de Lumatere tuvo los dos primeros libros editados en España (Finnikin de la Roca y Froi del Exilio) por la editorial Molino, que nunca llegó a sacar al mercado el tercero (Quintana de Charyn). Actualmente, incluso los dos primeros se encuentran descatalogados. Después de este breve análisis de Los «trastornos» de Lumatere, no hace falta decir que si os gustan las buenas historias juveniles de fantasía y aventuras, con unos personajes perfectamente tratados desde todos los ángulos, deberíais pasaros por vuestra biblioteca más cercana.

 Andrea Prieto
Andrea Prieto (Investigación/Opinión): ¿Matasanos que suele responder con otra pregunta? Sí, justo. Desde antes de eso, lectora de lo que aparezca y escritora de lo que se pueda (o de lo que quiera, según el cambio de la marea), con muchas palabras a la espalda.

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