Reseña: Arena roja

Arena roja, publicado por la editorial Nocturna, es la primera parte de una bilogía  que tiene como autora a Gema Bonnín Sánchez. Valenciana y mallorquina a la vez, como dice ella misma, decidió convertir su pasión por contar historias en algo profesional y ya ha publicado también La dama y el dragón, con la editorial Destino. En otoño verá la luz la segunda parte de Arena roja.

RESEÑA arena rojaCon este primer libro de la bilogía, Gema nos trae los inicios de la historia de Faith, una joven que nació y se crió en el continente privilegiado y ahora conocido como primer mundo: Asia. No solo rodeada de lujos, sino también de secretos. Faith se verá envuelta en una conspiración que la arrancará de su hogar y la llevará a convertirse en gladiadora. Con el propósito de conseguir venganza, a Faith no le quedará más remedio que sobrevivir con su nueva condición hasta alcanzar su propósito en esta vida o en la siguiente.

Con esta premisa, Arena rojaes uno de esos libros que tiene buena pinta, por lo mucho que puede ofrecer —desde el nuevo mundo con todas sus intrigas hasta la acción de las luchas—, y resulta que al final no cumple con las expectativas, por lo que la decepción termina empañando todavía más el libro.

En primer lugar vemos Asia, ese mundo civilizado que se coloca a la cabeza del mundo, en el que Faith vive. Son los secretos de esta parte del mundo los que hacen que termine clamando venganza contra las personas que cambian su vida, y uno de los que considero que podrían haber sido los mejores puntos de la novela. Poco más sabemos de esa intriga, porque todo se centra en su entrenamiento para ser una de las pocas gladiadoras y, luego, en sus andanzas en este deporte.

La historia se mueve con la voz de la misma Faith, que sirve de narradora después de que en el prólogo nos presenten lo que sería la noche de su concepción. Igual que siempre, el uso de este narrador viene con el problema de que nos quedamos apartados del resto de personajes y que nuestra visión de los hechos estará condicionada por lo que vea Faith, algo que en Arena roja no parece un problema.

Faith es suficiente para plantear los hechos y su propia vida, sin que se eche demasiado en falta la intervención de otro punto de vista. Por donde viene el fallo de elegir este narrador es que la protagonista se acaba convirtiendo en un ser insufrible que repite hasta la saciedad las mismas ideas, sin que se aprecie ninguna clase de evolución en las mismas.
El estilo de Gema Bonnín, simple y directo, encaja bien en esto, pero no ayuda a darle profundidad a los pensamientos cíclicos de la protagonista o dotar de más interés sus reflexiones sobre la venganza, la supervivencia o  lo difícil que es ser una mujer en un mundo pensado para los hombres. Se agradece el estilo para las escenas de lucha, pero acaban siendo de menos peso comparado con lo anterior, por lo que la abalanza no está bien equilibrada.

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Es más que probable que todo esto venga derivado de un hecho más simple: Faith es una protagonista que, aunque no resulta insoportable hasta querer arrancarse los pelos, es constante,  con una evolución que brilla por su gran ausencia. Dan ganas de zarandearla y gritarle que ya lo sabemos, que nos repite dos veces por página que se trata de venganza o que sí, que ella es una chica. Nos ha quedado a todos claro y no es nuestro problema que se sostenga únicamente para remarcar eso: haz algo para cambiarlo, haz algo para conseguir tu venganza.

El cambio en nuestra gladiadora es realmente nulo, porque pasa de cría malcriada a adolescente malcriada que se esfuerza en repetir que ya no lo es —ya sabemos que si se dice y no se muestra, resulta bastante contradictorio y poco creíble—. Por no mencionar que, en sus diálogos, parece que habla como si tuviera cincuenta años en lugar de doce.

El resto de personajes tampoco es que le hagan ningún favor: la mayoría son decorativos y están ahí para interaccionar de vez en cuando con ella o poner que han muerto por lo dura que es la vida que llevan, sin más pena ni gloria. No conseguimos conocerlos: las pinceladas que hay de ellos son insuficientes para generar empatía; sólo están esbozados.

Desde su madre, que tiene la suerte de tener unas frases que parecen dignas de otra época —«si te pega es porque le gustas»— y que pretende que nos creamos que es una buena persona por querer mover un dedo una vez, en lugar de tomar el sol; hasta su archienemiga de la infancia, por la que Faith hace un gesto caritativo después de haberla despreciado durante páginas y páginas, para que sepamos que hay bondad en su corazón. Todo esto pasando por la ristra de compañeros de la escuela a los que ve irse y morir, o quedarse y morir, o con los que tiene que hablar alguna vez, porque hay que crear un escenario de fondo.

La excepción la tenemos, en cualquier caso, en Teseo, que es ese tío de pasado misterioso que desvela a los dos días, porque desde luego confía mucho en una esclava con la que habló dos veces, si eso. No hace falta decir que la mayoría de las escenas que hay entre Teseo y Faith me han parecido bastante gratuitas, sin que aporten nada a esa trama que ya de por sí no avanza en absoluto.

RESEÑA arena roja img2En general, ese es el problema: hay muchas escenas que no se entiende qué función tienen. ¿El tema del veneno y el antídoto? Se resuelve en un segundo cualquiera duda que pueda tener Faith —breve mención al lavado de estómago inútil que le hacen a la pobre chica—. ¿Que este tío pretende acostarse conmigo aunque yo digo que no? Se supera con la intervención del macho y solucionado, nunca más sabemos del otro chaval. ¿Que tengo que ver una película? En 200 años no hubo ninguna buena, así que voy a recurrir a Gladiator, que me hace llorar más que ver morir a mis compañeros. O Moulin Rouge!, porque ya no se hacen historias de amor dramáticas como las de antes.

El problema principal, además de lo dicho o que la trama de venganza no haya avanzado nada en todo el libro, es que no me creo —o no me quiero creer— que dentro de 200 años estemos metidos en una sociedad que es incluso más machista de la que tenemos ahora. ¿De verdad no se ha evolucionado ni un poquito hacia el feminismo y hay que aguantar el «es que son hombres, pueden pelear», «si te pega es porque le gustas» o «ellos son el sexo fuerte» todavía entonces? Me falla mucho. Y si se trata de hacer una crítica feminista me falla aún más, porque se vuelve aún más insoportable.

El mundo de Arena roja podría haber sido rico en matices, en presentación de diferentes sociedades que hayan nacido en esos años o en nuevas visiones del mundo. Nuevos monumentos, nuevas películas; nuevas formas de pensar acerca de la vida, sobre el sexo… Pero parece que todo se queda en un reciclaje. Las películas y los pensamientos machistas de nuestra época se unen a escenas de Faith paseando por lugares muy actuales: Londres o Roma sin más cambios que mencionar que existe pobreza en sus calles. ¿Dónde están los grandes edificios o cómo el ser humano se come el Támesis para construir un estado para los gladiadores? ¿Por qué no vemos más de esa publicidad engañosa, de la estafa que son los medios de comunicación? Falta más esencia en las ciudades de ese nuevo mundo, en las ambientaciones y escenarios.

¿Con esto quiero decir que Arena roja solo tiene cosas malas? No. La premisa era buena, a mí me gustó el planteamiento, sobre todo, del antiguo primer mundo;ese esbozo del control de los medios, la esclavitud o el asunto que se traerán entre manos los de la Farmacéutica. Pero todo esto se ve de fondo; está muy desaprovechado para, a cambio, centrarnos en los pensamientos repetitivos de Faith sobre una venganza que quiere pero que no hace nada para conseguir, combates resueltos en dos párrafos y una relación amorosa que se sostiene por pinzas —y eso con suerte—.

Si la segunda parte de la bilogía trae de verdad acciones para conseguir una venganza, escenas coherentes, luchas en condiciones y la visión de ese mundo futurista, en lugar de descripciones sacadas del que tenemos ahora —junto con más documentación en temas médicos, si ya no es mucho pedir—, quizá logre difuminar el sabor amargo que deja Arena roja, un libro que necesitaría haber sido cocido durante más tiempo.

 Andrea Prieto
Andrea Prieto (Investigación/Opinión): ¿Matasanos que suele responder con otra pregunta? Sí, justo. Desde antes de eso, lectora de lo que aparezca y escritora de lo que se pueda (o de lo que quiera, según el cambio de la marea), con muchas palabras a la espalda.

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