Reseña: La otra cara del espejo

Antes incluso de que La Nave Invisible echara a volar, ya se pensaba en incorporar de alguna forma en el proyecto las «contrarreseñas»: reseñas que incluyeran más de un punto de vista. En esta ocasión hemos sido dos las tripulantes que hemos leído la obra, Anna Roldós y yo misma (Enerio), por lo que el análisis comprenderá las opiniones de ambas.

La otra cara del espejo, de Laura López Alfranca, se publicó por Ediciones Babylon en 2012, tanto en papel como en digital, y cuenta con una preciosa y muy llamativa portada realizada por la ilustradora española Marta Nael. La edición digital, que es la que hemos leído, tiene una maquetación que me ha parecido muy elegante y cómoda para la vista.

Antes de entrar en materia, creo que es importante destacar un detalle que a ambas nos ha entorpecido mucho la lectura. A la obra le falta una profunda corrección de estilo, y eso se nota en errores como palabras que se repiten demasiado u oraciones de redacción confusa. Si bien la novela es entretenida y puede disfrutarse sin problemas, es una pena que estos elementos empañen el resultado final.

espejo1 Entrando ya en el análisis, lo primero que llama la atención es que no se determina claramente el tiempo y el lugar en los que transcurre la obra. Esto puede provocar algo de confusión. Por ejemplo, al principio la forma de hablar de los personajes y sus nombres me dieron a entender que nos encontrábamos en algún lugar del centro de Europa; pero más adelante se encuentran referencias que parecen situar la obra en EE. UU. (unas vacaciones en los Hamptons, la universidad de Yale). En cuanto al tiempo, por poner otro ejemplo, la tecnología que se menciona a veces parece bastante actual y otras, algo más antigua. Esto dificulta que el lector se ubique en un periodo concreto y puede sacarte un poco de la lectura.

¿Es todo esto un problema? Realmente no es algo que afecte a la trama, pero habría sido interesante de cara a juzgar la veracidad de la trama policial y judicial.

El resto de la ambientación compone un elemento secundario de la historia sobre el que apenas se incide. La mayor parte de la novela transcurre entre el psiquiátrico Jackson, descrito al principio como una especie de mansión gótica, y la vivienda del protagonista. En algunos momentos se nos mencionan de pasada lugares como bosques, bares o incluso una universidad, pero no se hace hincapié en su localización o sus nombres. En este aspecto, el libro funciona casi como una película o una serie: se conocen los lugares por las interacciones de los personajes, sin entrar en detalles sobre los mismos.

La dicotomía entre los dos escenarios principales funciona como un elemento más de las dos tramas principales de la novela, a las que nos referiremos más adelante, pues separa el ambiente opresivo y amenazador del trabajo de la calma y amor del hogar.

El estilo narrativo es ágil y se centra más en la acción que en las descripciones o los pensamientos. Además (y este es uno de los puntos fuertes de la novela), como no dejan de pasar cosas, la lectura se convierte en algo terriblemente adictivo. Una vez que la trama te engancha, solo puedes seguir avanzando hasta que consigas averiguar absolutamente todo lo que está por pasar.

La voz narrativa es la tercera persona, en pasado y desde el punto de vista del protagonista. Algo que además me parece digno de destacar es que no podemos fiarnos del narrador, ya que omite algunas informaciones, malinterpreta otras y, además, se miente a sí mismo. Todo ello contribuye a crear el clima de misterio que la obra necesita.

Analicemos ahora a los personajes. El protagonista es el doctor Aidan Hanson, un psiquiatra que deja atrás un trabajo demasiado absorbente para intentar recuperar la relación con su familia. La obra se centra completamente en él, por lo que se nota que el resto de personajes están siempre en un segundo plano. Teniendo en cuenta que la evolución del propio Aidan es una de las cosas más interesantes de la novela, no considero que esto sea un problema. Asistir a sus intentos por ser mejor doctor y persona al principio, para luego ver cómo el estrés y lo sobrenatural lo llevan por un camino distinto, es uno de los factores que te mantiene leyendo sin parar.

Los pacientes del psiquiátrico son otro de los aspectos que se notan más trabajados, pero prefiero no desvelar demasiado y dejar esa labor a quien lo lea. Hay un par de pacientes que destacan entre los demás por su papel en la historia, pero sí que me hubiese gustado conocer más del resto, como las enfermedades que los llevaron al encierro o qué intenciones ocultan tras sus actos.

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Laura López Alfranca durante la presentación de La otra cara del espejo, hace unos años. Fuente: Ediciones Babylon

En cuanto a la trama principal, a ambas nos ha gustado mucho la forma que tiene la historia de entrelazar la vida personal de Aidan y sus esfuerzos por reconquistar a su mujer (y a sus hijas) con la espiral de decadencia en la que se empieza a convertir su vida laboral. Anna destaca aquí la presencia de Susan, compañera de trabajo de Aidan, y la relación de amistad/atracción que se desarrolla entre ellos, rompiendo con el protocolario «pareja en crisis que se reconcilia».

No puede decirse mucho más sin entrar en spoilers; pero, para no quedarme con las ganas de analizar dos aspectos que me han parecido muy interesantes, os aviso de que de aquí en adelante puede aparecer algún dato revelador (suave).

Violencia: La otra cara del espejo es un libro especialmente violento, como la propia edición advierte con una breve nota al inicio.

En la historia se mezclan dos subtramas, una policial y otra judicial, con la sobrenatural relacionada con el espejo. La trama policial tiene su origen en los asesinatos que empiezan a producirse en los alrededores del Jackson y la judicial está más relacionada con el pasado de Pierre, cuñado del protagonista. En ambas subtramas nos vamos a encontrar historias macabras y episodios con bastante gore, pero se echa en falta un desarrollo más extenso o una profundización en los detalles para que terminen de entenderse o hacerse creíbles determinadas situaciones.

Anna y yo estamos de acuerdo en que la historia se ceba sobre todo con las mujeres: se nos narran violaciones, malos tratos, humillaciones, asesinatos… Sin embargo, aquí tenemos conclusiones distintas, ya que Anna piensa que en ocasiones asistimos a un ensañamiento innecesario y a mí me parece que este ensañamiento forma parte intrínseca de la historia que se quiere contar. Al fin y al cabo, el espejo saca lo peor de las personas hasta destruirlas por completo y las descripciones concretas y detalladas son necesarias para alcanzar a entender lo que el espejo y, sobre todo, las personas son capaces de hacer.

En lo que sí coincidimos las dos es que, si no te agrada leer violencia o gore, este libro no te va a gustar.

Sexo: Al contrario que en la violencia, el sexo no destaca porque haya mucho, sino por lo bien tratado que está. Me explico: creo que el uso que se hace de las relaciones sexuales para desarrollar a los personajes es uno de los aspectos en los que más sobresale la prosa de la autora.

La novela está narrada por un protagonista introspectivo, que no deja que sus sentimientos se reflejen más allá de sí mismo, y a veces ni eso. El uso de la tercera persona además nos desconecta de sus pensamientos, por lo que podríamos habernos quedado sin saber claramente cómo se siente Aidan o cuáles son los síntomas de su descenso a los infiernos. La autora salva este escollo incidiendo en su comportamiento sexual, con detalles como la forma que tiene de acercarse a su mujer, cómo piensa de otras mujeres de su entorno, la polarización que empieza a sentir entre proteger y destruir… Ahí es cuando de verdad conocemos a Aidan y ahí es, en mi opinión, donde el libro alcanza su punto más alto de calidad.

Si entramos en detalles técnicos, estas escenas son claras pero no vulgares, un equilibrio que no todas las personas que escriben logran conseguir. Además, ni resultan repetitivas ni se usa un vocabulario cansino (¡te estoy mirando a ti, E.L. James!).

Conclusión:

Como ya imaginaréis, La otra cara del espejo es una novela que me ha gustado mucho, con la que he pasado un buen rato mientras leía y que para ser sobresaliente solo necesitaría la corrección de estilo de la que hablaba al principio.

En el plano más personal, hubiese preferido que el final fuera un poco más cruel con el protagonista, para reforzar quizá esa idea de que cualquiera puede convertirse en un monstruo si se dan las circunstancias adecuadas.

¿Habéis leído ya La otra cara del espejo?

Enerio Dima
Enerio Dima (Novedades/Redacción): Abogada por el día, escritora por la noche y protestona (en Twitter) a tiempo completo. Me gusta leer hasta las etiquetas de los champús, pasando por toda clase de historias y géneros. No sé quién eres, pero te buscaré y te recomendaré un libro.

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