Cuando la autora que resucitó y dio una fama nunca vista a la Capitana Marvel empezó a publicar una serie nueva con la idea de que escociera, que picara y que levantara preguntas, yo no pude hacer otra cosa que recibirla con alegría. Y es que Kelly Sue DeConnick es una de las autoras de cómics que más intenta hacer converger lo que hace, escribir, con su faceta de activista en el feminismo. Con su trabajo, DeConnick se ha convertido en una de las voces fuertes del cómic americano y en una de las más críticas respecto a cómo funciona la industria y su público.

Kelly Sue DeConnick. Fuente
Como he dicho, a DeConnick se la conoce principalmente por resucitar en 2012 a Carol Danvers, un personaje menor relacionado con los Vengadores y que ya había sido previamente Ms. Marvel. Contra todo pronóstico, incluido el de su autora, la serie fue un pequeño éxito y se convirtió en una revolución: bajo el nombre de Carol Corps, la pequeña pero ruidosa fanbase del personaje, que ha continuado ahora con diferentes autores, se ha hecho bastante famosa.
Tras su paso por Marvel, donde ya había guionizado la serie Osborn con su colaboradora habitual, Emma Ríos, y escrito varios números de Avenging Spiderman, regresa a Image Comics, para los que ya había realizado diversas obras en años anteriores. Es entonces cuando crea Pretty Deadly (nominada a varios premios Eisner en 2014, también con Emma Ríos) y la obra que nos ocupa, Bitch Planet.

Portada del volumen 1. Fuente
Bitch Planet es un puñetazo en el estómago, un grito desgarrador, no deja prisioneros. Con un dibujo en ocasiones feísta de Valentine De Landro, la autora no pierde el tiempo en sutilezas y reclama su sitio en el terreno de las viejas películas de géneros blaxploitation y carcelario. El planteamiento es sencillo: en un futuro distópico, las mujeres que no cumplen con el canon requerido por «los padres», que son el cuerpo que gobierna formado exclusivamente por hombres, son enviadas a un planeta prisión llamado Auxiliary Compliance Outpost, pero que todo el mundo conoce como Bitch Planet. Así, bajo la etiqueta de non compliant, se encierra a las mujeres que contestan, que se enfadan, que no tienen un cuerpo perfecto (para los parámetros de «los padres», que son los que cuentan)… en una prisión en que se las llega hasta a torturar. Todo este asunto tiene además una cara aún más oscura, claro, y es que un marido que se quiera deshacer de su esposa puede denunciarla y, sin ninguna prueba, será enviada a la prisión. De esta manera, mediante la ironía y la exageración de ciertos elementos, se nos muestra un futuro distópico quizás no muy lejano en el que vemos reflejados problemas a los que nos enfrentamos las mujeres hoy en día.
¿Y qué se nos presenta en este planeta tan peculiar? Pues a través de los hombres responsables de que estén allí, pero sobre todo de un grupo muy heterogéneo de reclusas, descubrimos que en esta distopía hay un juego, el Megatón, que, habiendo sido un entretenimiento nacional, ahora está un poco de capa caída. ¿La solución? Introducir novedades.
El Megatón es un juego violento y extremo, en el que los jugadores llegan a morir. Consiste en que dos equipos se enfrentan con una pelota rellena de arena, y hay dos reglas: ambos equipos tienen un máximo de peso entre todos sus miembros y los enfrentamientos deben tener lugar jugador contra jugador, no todos contra uno. Los equipos siempre han sido masculinos, pero la novedad que se les ocurre a los organizadores es introducir un equipo femenino. Y qué mejor que conformar el equipo con reclusas que nadie echará de menos y que además tienen fama de violentas y agresivas, siempre arrastrando esa etiqueta de non compliant.
En el primer número conocemos a una serie de reclusas. La más protagonista es Kamau Kogo, una mujer negra y atlética, con gran capacidad de liderazgo, que por supuesto se convierte en la capitana del equipo. Pero Bitch Planet no se queda solo en una única protagonista carismática, sino que el grupo heterogéneo de mujeres que forman el resto de las bitches que van a jugar al Megatón nos da personajes memorables. Destacan dos sobre todas: Meiko Maki y Penny Role, hasta el punto de que ambos personajes tienen un número centrado en sus orígenes.

Arriba. Penny Role. Fuente.
Abajo. La protagonista, Kamau Kogo, luchando contra los guardias. Fuente
Meiko es una chica asiática muy joven y menuda, tremendamente carismática y divertida, y Penny es el personaje que nos ha robado el corazón a todos los que nos hemos acercado a este cómic. Es una mujer negra de proporciones muy generosas y bastante mal genio, pero también buen humor, cuyo «delito» es quererse a sí misma como es, ser feliz y lucir un maravilloso tatuaje en su brazo que pone born big.
Pero Bitch Planet no se queda solo ahí. En una magnífica decisión editorial, la autora decidió incluir en cada número dos secciones muy especiales. La primera se llama Bitches be like…, y consiste mayormente en ensayos de firmas femeninas invitadas, para que escriban de diversos temas, pero siempre teniendo un patrón común: el feminismo. Así, Danielle Henderson, Megan Carpentier o Angelica Jade Bastién, entre otras, escriben sobre el concepto de feminismo en sí, estereotipos sobre la mujer negra o la experiencia de las mujeres con sus cuerpos. A veces, dentro de esta sección también se incluyen entrevistas e incluso recomendaciones literarias sobre feminismo, bajo la exhortación bitches, read.
La otra, es una sección en la que, a semejanza de viejas revistas femeninas, se incluyen una serie de falsos anuncios de productos dirigidos a mujeres, siempre de una manera exagerada pero haciendo una crítica mordaz a cómo la publicidad ataca a la mujer y la hace sentir insegura. Entre estos anuncios podemos encontrar un producto para eliminar el olor de tu vagina, a la que describen como «asquerosa», un producto adelgazante con el que te instan a «dejar de estar tan gorda» o unas pastillas para ser más agradable con tu hombre, ya que él «no tiene que aguantar tu mierda».
Por último, el otro punto fuerte de esta obra es lo que ha conseguido: que las siglas NC, non compliant, que llevan todas las reclusas impresas en negro sobre sus uniformes naranjas, hayan sido adoptadas por la fanbase como lema, tatuándoselas en numerosos casos. De esta manera, bajo los hashtags #nc y #noncompliant, podemos encontrar en Twitter decenas de imágenes de personas tatuadas con estas siglas. Es un fenómeno muy parecido a algo que ya sucedió en la época en que DeConnick escribía Capitana Marvel y que nos dice mucho de la manera de escribir de esta mujer, que consigue captar hasta este punto la atención de sus lectores, y su capacidad para construir grandes historias. Por supuesto, los números del cómic recogen muchas de estas fotos, como un orgullo.

Izquierda. Anuncio de perfume contra el olor vaginal. Fuente. Derecha. Logotipo Non Compliant. Fuente
En resumen, Bitch Planet es una obra totalmente recomendable, que contiene todos los elementos necesarios para capturar el interés del lector: una poderosa combinación de ciencia ficción y feminismo interseccional, que otorga un gran protagonismo a la mujer negra, una protagonista y unos secundarios increíblemente carismáticos y unas secciones complementarias muy acertadas. Aunque aún no se ha publicado en España, puede adquirirse en inglés, así que no puedo dejar de animaros a darle una oportunidad a esta pequeña joya y uniros a una cada vez mayor fanbase. ¡Hay mucho sitio en el grupo de non compliant para todas!

Ojalá lo traduzcan al castellano, porque tiene una pinta buenísima!
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Eso estaría: bien.
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Después de haberme enamorado de Pretty Deadly, no puedo estar más de acuerdo con Enerio: quiero la traducción de esto YA. Gracias por el descubrimiento ^^
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¡Lo acabo de leer y ya me tiene loca! Es una pasada y eso que de momento solo es la introducción. Tengo muchas ganas del resto de volúmenes 🙂 A ver si llega a España y más gente puede leerlo
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He visto que ya esta traducida al español, la recomendáis para una chica de 13 años?
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¡Buenas! Soy tripulante de La Nave Invisible y te respondo en nombre de todas 🙂 Esta clase de cosas siempre depende de la lectora en cuestión, pero sin conocerla creemos que «Bitch Planet» es quizás demasiado bruto para una niña de su edad. Sería más recomendable que lo leyera a partir de los 15 años.
Si estás buscando un cómic para ella, hay otras opciones como «Leñadoras» o «Nimona» que son igual de recomendables que «Bitch Planet» pero más adecuadas a su edad 🙂
¡Esperamos haberte ayudado!
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Muchas gracias por las recomendaciones! Me las apunto y me guardo esta para dentro de unos años
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