En el Día del Libro, regala juvenil

Cualquier lector, sea cual sea su perfil o campo de acción, parece estar al tanto de que existe una afinidad especial entre la literatura de imaginación y la literatura juvenil. Las razones de este vínculo son múltiples y bastante intrincadas, pero podemos quedarnos con una: la mejor disposición que suelen poseer la adolescencia hacia el sentido de maravilla, aquel que la Fantasía, lo fantástico, el terror y la ciencia ficción, entre otras expresiones literarias afines, desarrollan de singulares maneras. Desde luego que está presente en estas inclinaciones lectoras el tan manido anhelo de evasión, pero no debiéramos pensarlo como una negación de la realidad. Es, más bien, una forma de concebir una realidad más amplia y compleja de la que suele exhibir cierto tipo de realismo. Y es también, sin duda, una forma de situarse en ella.

Por desgracia, los prejuicios asociados a ficción imaginativa juvenil son también muy difundidos. Parte de la responsabilidad recae en las maquinarias publicitarias de los grandes sellos editoriales, que descubrieron que podían obtener cuantiosas ganancias si lograban transformar a aquel marginado lector joven, hastiado de las plomizas lecturas obligatorias, en un potencial consumidor voraz. La insistencia comercial de lo juvenil y su rotundo éxito contribuyeron a instalar en el imaginario popular la idea de que esta literatura no es más que un constructo contemporáneo de escasa calidad artística.

Por supuesto, a poco que investiguemos un poco más el importante legado histórico de las ficciones para niños, preadolescentes y jóvenes, centremos la mirada en el trabajo de sellos independientes o incluso leamos desde nuevos enfoques novelas poco apreciadas, podremos desestimar ese prejuicio y dar con propuestas interesantísimas y valiosas para variados tipos de lectores. ¿El problema? Que no toda la gente dispone del tiempo o la energía suficiente como para abocarse a semejante trabajo. Por ello, en la Nave Invisible decidimos hacer una ronda libre de recomendaciones personales de obras imaginativas juveniles escritas por autoras, para que cualquier lector interesado pueda animarse a emprender un nuevo desafío de lectura.

Nuestro propósito no tiene nada de prescriptivo. Simplemente quisimos elegir aquellas obras que recordamos con cariño de nuestros años mozos, o bien, que descubrimos recientemente y que disfrutamos como si fuéramos adolescentes otra vez. La muestra final es lo que el lector podrá leer tras esta introducción: cinco textos que contienen una sorprendente variedad de impresiones de lectura en torno a trabajos muy distintos entre sí.

Es elocuente que sea precisamente la diversidad, uno de los pilares de nuestro proyecto colectivo, lo que más distinga estas recomendaciones. Aquí nos encontraremos con novelas insertas en una tradición más canónica de lo juvenil, novelas contemporáneas de autoras de gran éxito, e incluso un cómic con énfasis en la amistad y el feminismo.

Quisiera aventurarme a creer que, seas el lector que seas, podrás encontrar en estas líneas al menos una propuesta que llame, aunque sea un poco, tu atención. Incluso si no fuese así, te animamos a que compartas con nosotras tus propias recomendaciones juveniles en esta entrada, para así ampliar nuestros conocimientos e intereses. ¿Quién sabe si no va siendo ya el momento de volver a encontrarte, desde la relectura de una obra importante de tu adolescencia, con la persona que eras esos años?

Paula Rivera Donoso — Los hermanos Corazón de León, de Astrid Lindgren (Editorial Juventud)

Portada de «Los hermanos Corazón de León»

La sueca Astrid Lindgren (1907-2002) es una de las autoras más prestigiosas de la literatura infantil y juvenil universal. De hecho, uno de los galardones más importantes de este género lleva su nombre: el Memorial Astrid Lindgren. Al igual que otros grandes escritores en esta línea, sus trabajos destacan por haber sido polémicos en su época, por aquella suprema osadía de considerar a los niños y preadolescentes (tanto personajes como lectores) como seres humanos, con sus propias inquietudes, dudas y anhelos. En tiempos en los que parece haber una curiosa regresión de la literatura infantil y juvenil hacia márgenes retrógrados y didácticos, cuando no comerciales y anestésicos, las obras de Lindgren siguen vigentes en su potencial expresivo y son aún capaces de estremecernos toda vez que volvemos a ellas, sin importar la edad que tengamos.

Desde los rebeldes Pippi Calzaslargas (Pippi Långstrump, 1945) y Miguel el Travieso (Emil i Lönneberga, 1963) en el realismo, hasta ficciones imaginativas como Mío, mi pequeño Mío (Mio, min Mio, 1954), la producción de Lindgren es interesantísima. Para esta oportunidad, he elegido destacar Los hermanos Corazón de León (Bröderna Lejonhjärta, 1973) extraña y compleja obra de fantasía juvenil en la que es posible distinguir una estructura tripartita que sugiere múltiples lecturas.

El desarrollo de la novela se concentra en el viaje de los dos hermanos del título (el pequeño y tímido Karl [Carlos] y el heroico Jonatan [Juan]) por diversas regiones de Nangijala, la tierra de las historias que importan: las leyendas, los cuentos de hadas, los relatos folclóricos. En ella, los hermanos deben unirse a la resistencia que pretende derrocar al tirano Tengil y derrotar a la dragona Katla.

Escrita en un tono aventurero, con muchas intrigas y personajes que se unen a los hermanos en su peregrinación, pareciera ser que este desarrollo no distancia mucho a esta novela de otras aproximaciones de Fantasía. La diferencia, sin embargo, estriba en el inicio y el cierre de la misma. En ambos se aborda el tema de la muerte de un ser querido, retratando con gran fidelidad el dolor de la infancia ante esa segadora inexplicable y horrorosa, pero a la vez explorando esa luminosa esperanza que sólo puede proveer la imaginación y sus frutos. Resurrección y reencarnación se vuelven así tópicos reformulados desde el ambiguo prisma de Faërie, que aquí llega incluso a desdoblarse para alcanzar un grado superior de consuelo ante lo inevitable.  

Se discutió mucho en su momento sobre la pertinencia de que una obra infantojuvenil trabajara de manera tan explícita con el tema de la muerte. Hoy por hoy, sin embargo, parece haber un consenso crítico en cuanto a la necesidad de desarrollar temas tabúes para lectores infantiles y juveniles. Pero estas líneas me parecen demasiado frías para cerrar mi recomendación, así que la terminaré con un comentario apreciativo muy personal: como adulta, la lectura de obras como ésta me ha entregado más consuelo para las pérdidas que he ido acumulando que la aceptación racional de la muerte, o incluso que los paliativos que entrega la religión en su acepción más superficial.

Ante un hecho tan natural y a la vez tan desconcertante, del que nadie tiene claro absolutamente nada, creo que sólo la imaginación puede entregarnos posibilidades que nos permitan resignificar nuestra fugaz vida. Y la que entrega Los hermanos Corazón de León, en particular, me parece una propuesta necesariamente arriesgada. Un acercamiento más a una pregunta cuya respuesta nunca habremos de conocer sino hasta que nos llegue nuestra hora.

* Muchas de las novelas de Astrid Lindgren se encuentran traducidas al español por la editorial Juventud.

Laura Morán Iglesias — La casa de los mil pasillos, de Diana Wynne-Jones (Nocturna Ediciones)

Portada de «La casa de los mil pasillos»

Redactar esta recomendación me ha costado más de lo que debería. ¡Si la fantasía juvenil es mi género favorito! Sin embargo, no podía recordar un solo libro que no fuera Harry Potter y que mereciera este puesto de honor. Llevo tanto tiempo diversificando mis lecturas que, cuando me he querido dar cuenta, lo último que he leído de fantasía juvenil ha sido Cinder, el primer número de Las Crónicas Lunares de Marissa Meyer. Y, aunque me gustó mucho, no me parecía suficiente.

Sin embargo, ahora lo tengo claro. Aprovechando este espacio quiero hablaros de La casa de los mil pasillos, de Diana Wynne-Jones, la autora de El castillo ambulante. ¿Por qué La casa de los mil pasillos y no las aventuras de Howl y Sophie? ¡Porque es un libro menos conocido e igual de divertido!

La casa de los mil pasillos nos cuenta la historia de Chairman Baker, una joven rata de biblioteca que se pasa el día con la nariz enterrada en sus libros. Es una joven respetable, muy a la inglesa, que solo vive las aventuras de los personajes que aparecen en sus novelas y que no está interesada en nada más que en leer. Ella es feliz así: con sus libros. Pero un día, su tía Sempronia llega para darle una sorpresa: necesita que vaya a quedarse en casa de su tío William, un mago, ya que alguien tiene que vigilar el hogar mientras él no está.

Chairman no se lo piensa dos veces. Es su oportunidad para vivir una aventura única, ¿y qué dificultad puede acarrear vigilar una casa? Además de salir de su rutina, podrá leer tranquilamente día sí y día también… O eso cree ella, porque la casa no es lo que parece: es un laberinto lleno de puertas, y tendrá que acostumbrarse a las comidas que se sirven solas, a los elfos y a un curioso joven que llega en busca de su tío. ¡Yo no le quitaría el ojo de encima a Twinkle, si decidís leerlo!

La casa de los mil pasillos nos traslada de nuevo a la imaginación de Diana Wynne-Jones, con los mismos toques que ya vimos en El castillo ambulante. Personalmente, es uno de los libros que más me gustó de la autora; aunque debo reconocer que El castillo en el aire también es una gran recomendación de literatura juvenil. Si ya habéis leído El castillo ambulante y os ha gustado, entonces os recomiendo sin duda alguna que continuéis con El castillo en el aire y La casa de los mil pasillos.

Si queréis haceros con La casa de los mil pasillos, es posible gracias a Nocturna Ediciones. Yo me lo leí en inglés, que también es maravilloso, ¡pero sea como sea, hay que leerlo!

Anna Roldós — Moriré besando a Simon Snow, de Rainbow Rowell (Alfagura)

Portada de «Moriré besando a Simon Snow»

Mi recomendación de juvenil va a ser un poco arriesgada, porque, en el fondo, Moriré besando a Simon Snow se puede considerar de algún modo como un fanfic de Harry Potter.

Dejadme que me explique.

En otra de las novelas de Rainbow Rowell, Fangirl, Cath, una joven que empieza la universidad, escribe un fanfic que pretende emular la última entrega de su saga de libros favorita, Simon Snow (claramente inspirada en Harry Potter), y en el que protagonista y su archienemigo tienen un romance (algo que en la historia original no ocurre). El caso es que Rainbow Rowell quedó tan obsesionada con esta historia dentro de su propia historia, que decidió darle vida propia.

Moriré besando a Simon Snow cuenta las peripecias de Simon, el elegido que tiene que derrotar al gran enemigo del mundo de los magos, el Humdrum. Simon regresa a la escuela de magia en su último curso, después de que el curso anterior todo acabase patas arriba cuando el Humdrum apareció en la escuela y hubo un gran enfrentamiento del que Simon no sabe ni cómo salió ileso.

Pero las cosas han cambiado muchísimo desde el año anterior: su relación con su novia Agatha parece pasar por una fuerte crisis, su archienemigo y compañero de habitación, Baz, que para más inri es un vampiro, y el hijo de una de las familias más importantes del mundo de la magia, no da señales de vida, y, además, algo extraño ocurre en la escuela. El único apoyo que tiene Simon es el de su amiga Penelope, que siempre está ahí para echarle un cable.

Al principio de la novela, el alma de la saga de Rowling se entrevé en cada línea, lo que lo hace algo pesado. Pero una vez ha hecho las presentaciones, la historia empieza a cobrar vida y a brillar con luz propia. Rowell arma un mundo de magia con sus propias reglas, en la que los hechizos se lanzan usando frases hechas, letras de canciones o citas célebres. Sus personajes son entrañables y se les coge cariño enseguida. Además, su elegido no es un elegido al uso, sino un chico con un poder inmenso que no puede controlar, haciendo que, en vez de ser el salvador, tenga que ser salvado la mitad de las veces. En ese sentido, la novela lanza un mensaje muy positivo sobre las expectativas que los demás ponen en nosotros y en cómo superar el hecho de decepcionarles y encontrar nuestro lugar en el mundo.

Entremezclada con la trama del Humdrum, la autora nos cuenta una historia de amor de lo más bonita entre Simon y Baz. Está claro que Rowell juega con el sentimiento que se tiene cuando un lector shippea a una pareja en una obra de ficción y sabe que esa pareja nunca será canon por las circunstancias. De esos deseos insatisfechos nacen los fanfics y, como precisamente Moriré besando a Simon Snow es en realidad un fanfic bien escrito, la autora da al lector aquello que le pide.

En definitiva, se trata de una novela en la que la parte romántica tiene un peso importante, pero que no por ello desluce el resto de la historia. Una historia de magia, de aventuras, de misterio y de amistad, que a pesar de beber tanto de Harry Potter nos aporta muchas cosas novedosas, y que probablemente podría haber brillado aún más si se hubiese desmarcado de la obra original y le hubiese dado un contexto completamente original.

Andrea Prieto — El tributo de la Corte Oscura, de Holly Black (o El tributo: un cuento de hadas moderno). Publicado por Alfaguara (2004, reedición en 2010).

Portada de «El tributo»

Este es uno de los libros que mejor recuerdo de entre todos los que leí de fantasía en tiempos un poco más jóvenes. No sé si fue porque el tono oscuro que se adivina al fondo de toda la historia era tan turbio que no conseguía entenderlo por completo o porque era la historia que buscas y cuando por fin encuentras no te lo crees, pero la huella que dejó habla por sí sola y bien de esta novela.

Holly Black narra el redescubrimiento de Kaye con el mundo de las hadas. Esos seres alados a los que se les ponen leche en la ventana, que te llevan a hacer trastadas por los campos o que te trenzan el pelo. O más bien, ahora que ha crecido, esos seres que torturan a humanos, que no tienen ningún reparo en matar y que desean el poder o la libertad igual que el resto. Por si eso fuera poco para recomendarlo, esa protagonista, que se ocupa de ir adivinando todas las crueldades que hay en este submundo, es una chica que siempre me pareció real: tiene una madre que es un desastre, no va a la escuela porque prefiere trabajar y está muy perdida en la vida, tiene inseguridades y quiere enfrentarse a ellas, aunque a veces no sepa realmente cómo. Además, se acompaña de otros personajes que tienen su propia profundidad, aunque no ocupen el puesto de protagonistas y donde destaca Corny por méritos propios: el donnadie al que no se mira dos veces y que tiene unas aspiraciones que provocan escalofríos para solucionarlo, por no mencionar que hace alarde de tener una de las mejores salidas del armario que he leído nunca. También está Roiben, que es el caballero intenso que toda novela juvenil necesita, solo que con una sangre de adorno que me creo de verdad.

La prosa que utiliza Holly Black para contar esta historia me parece maravillosa: fresca, ágil y con detalles que hacen que cada escena tenga una luz propia que resulta difícil olvidar. He dicho que leí El tributo de la Corte Oscura por primera vez hace más de diez años, pues al releerlo ahora me he encontrado con frases que recordaba a la perfección por la fuerza que tienen para mostrar una imagen, una emoción o convertir toda una escena en algo único.

A pesar del tiempo, sigue siendo una de las lecturas (juveniles o en general) que más recomendaré siempre, por esos puntos que he querido destacar y que no han perdido fuerza (incluso puede que hayan ganado todavía más): las leyendas de las hadas, lo tétrico que rodea a ese mundo, la protagonista que tiene que descubrir quién es y unos secundarios geniales, unidos por un estilo envidiable.

Además, El tributo de la Corte Oscura es un libro que bien puede considerarse autoconclusivo. ¿Por qué digo esto? Porque se trata, en realidad, de una trilogía y Alfaguara, a pesar de la reedición que sacó del mismo en 2010 (con una portada más verde y más brillante) no ha seguido publicando el resto de los títulos en España. Aun así, merece mucho la pena rebuscar en tiendas de segunda mano o por internet para dar con esta primera.

Laura S. Maquilón — Leñadoras, de ND Stevenson y Grace Ellis (Sapristi Cómic)

Portada de «Leñadoras»

A veces vuelvo atrás en el tiempo y dudo de que ahora pudiera leer de la misma manera historias que en su momento me encantaron. Cuanto más lees, más exigente te vuelves. Las modas cambian, pero algunos estereotipos permanecen. Algunos muy tóxicos. Por eso descubrir Leñadoras fue un verdadero soplo de aire fresco, una lectura divertida, amena y revitalizante.

Quizá sean adjetivos muy tópicos, así que trataré de ser más concreta. Cuando juntas cinco chicas en un campamento pueden ocurrir dos cosas: hallar a la pija, la gorda, la miedica, la ligona y la marimacho, unidas a pesar de sus diferencias para resolver un misterio; o puedes crear cinco personajes distintos, sin etiquetas, sin discriminaciones, y que gracias a sus diferencias se complementen para salir airosas de sus aventuras. Ripley, April, Jo, Molly y Mal son del segundo grupo, y ojo, que la terminología es muy importante. Sus diferencias no suponen una barrera que las separa, sino que las une todavía más. El respeto, la confianza y el apoyo mutuo son la base de su relación. No hay competencia entre ellas, ninguna es mejor que la otra. Un ejemplo de sororidad que la ficción juvenil necesita como agua de mayo. Y lo mejor es que no está contado (no, no vamos a encontrar un discurso moralizante), sino que se muestra a través de las aventuras y la propia filosofía del campamento para jovencitas chicas molonas en el que se desarrolla la historia.

Porque lo mejor de este cómic no es solo su fuerte huella feminista, sino el buen rollo que despide. Stevenson y Ellis no renuncian a crear personajes complejos, al humor, la acción y la fantasía para engancharnos a una historia de aventuras que, si bien tiene un esquema clásico, sabe aprovechar los elementos narrativos para destacar e instalarse en la cajita de buenos recuerdos de nuestra memoria. A través de los misterios que tendrán que resolver las leñadoras se van creando iconos como son las insignias, el gatete sagrado o el eslogan “¡Amistad a tope!” (que resume a la perfección la esencia de la obra). Y es que si algo he echado de menos en la literatura juvenil desde que acabó Harry Potter es ese valor de la amistad, y aquí lo he encontrado de vuelta de una manera tan pura que me ha tenido con la sonrisa en la boca durante toda su lectura.

Leñadoras tiene los elementos que me encantaba encontrar en mi adolescencia (aventura, elementos icónicos, momentos divertidos, personajes diversos con los que identificarte) y los valores que más aprecio en este momento no en una historia, sino en la vida. Y, además, con un dibujo muy expresivo donde queda patente una diversidad física más que necesaria en un mundo tan marcado por los contenidos audiovisuales como en el que vivimos. ¿Le pongo alguna pega? Que en castellano no se hayan traducido aún más números y que desde agosto no sepamos nada de su adaptación al cine. Y espero que no tarden mucho en resolverlo.

La Nave Invisible
Equipo La Nave Invisible: Artículo redactado por varios miembros del equipo de La Nave Invisible. Conócenos aquí.

4 respuestas a «En el Día del Libro, regala juvenil»

  1. ¡¡Cada vez tengo más ganas de leer Leñadoras!! Espero que caiga próximamente… De los 4 libros sólo he leído Carry On (no puedo con el título en castellano, en serio) y lo disfruté mucho porque me recordaba a mis tiempos de escritora de fanfics de Harry Potter, pero la verdad es que me gustó bastante más Fangirl (pero entiendo que al no ser fantasía no entraba en la lista :P).

    Es una lástima que haya gente que no quiera leer juvenil/infantil porque crean que es inferior o que ellos ya son adultos y eso no va con ellos, ¡lo que se están perdiendo!

    Saludoooos~~

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    1. ¡Totalmente de acuerdo con lo del título de «Moriré besando a Simon Snow», que además de inadecuado no tiene nada que ver con el «Carry On» de Baz en la historia! De hecho siempre me suelo referir a él con el título en inglés 🙂
      Yo disfruté muchísimo tanto con «Fangirl» como con «Moriré…», cada uno a su manera porque los dos me aportaron cosas distintas. Con Cath me sentí muy identificada y su historia me llegó por lo personal, pero con «Moriré…» también disfruté muchísimo porque me aportó cosas que hasta el momento sólo había encontrado en el mundo del fanfic. Aun así los recomiendo mucho porque son grandes libros (aunque «Fangirl» no tenga sitio dentro de La Nave XD).

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  2. creo que si la historia es interesante no importa si se considera infantil, juvenil, «abuelil» o lo que sea… hay que disfrutar la lectura sobre todo, gran artículo!!.

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    1. Y aún así nos encontramos mucho hater del juvenil, y lo cierto es que hay de todo, bueno y malo, como en lo más adulto y lo más infantil. Muchas gracias por leerlo ^^

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