Voy a empezar este artículo yéndome un poco por las ramas, pero espero que me lo permitáis. En primer lugar, os quiero hablar de Adopta una Autora, una iniciativa que tenéis que conocer más que de sobra. A pesar de lo que pueda parecer desde fuera, y de nuestras múltiples colaboraciones, ¡no somos lo mismo ni lo llevamos las mismas personas! Adopta una Autora es un blog independiente a nosotras, que busca “adoptantes” para las mujeres escritoras. Quienes adopten una autora, se comprometen a difundir su obra mediante, al menos, dos artículos sobre ella (uno de ellos, una reseña), que podrán ser publicados en el blog de quien adopte, en el de Adopta una Autora o en cualquier otro blog.

Logo de Adopta una autora.
Yo he optado por hablar por primera vez de mi autora adoptada, Anna-Marie McLemore, desde La Nave; y por ese motivo he comenzado el artículo hablándoos de la iniciativa. Antes de entrar en materia, me vais a permitir que me desvíe una vez más, ¿verdad? Porque quiero contaros también cómo conocí a McLemore y por qué decidí adoptarla.
Anna-Marie McLemore es una autora de la cual, os tengo que reconocer, ¡aún no he leído nada al completo! Su primera obra, The Weight of Feathers, descansa en mi mesilla desde que me llegó hace unos días. Entonces, ¿por qué he decidido adoptar a una autora de la que no he leído nada? Conocí a McLemore durante mi breve paso por Fantífica: acababa de ganar el premio James Tiptree Jr, Literary Award 2016 por su obra When the Moon was Ours, y quedé maravillada cuando leí sobre ella. El Tiptree, para quienes no lo conozcáis, es un premio literario otorgado a obras que desafían los límites del género en las personas y muestran una gran inclusión. When the Moon was Ours, en concreto, está protagonizada por un chico trans; y la propia McLemore, desde su experiencia como esposa de un hombre trans, quiso relatar las dificultades de ser trans y amar a alguien trans, en una novela de corte juvenil.
Qué queréis que os diga. Me enamoré inmediatamente de ella, de su valor, de su visión del mundo y de que escribiera fantasía juvenil, mi género favorito. La literatura juvenil lleva años siendo denostada y menospreciada por una gran parte del mundo literario y, sin embargo, oculta joyas como la obra de McLemore. Por eso me decidí a adoptarla, y en este artículo quiero hablaros de ella y de su obra. ¿Me acompañaréis en el viaje?
Anna-Marie McLemore: demisexual, queer, mestiza y cristiana

Anna-Marie McLemore
McLemore nació el 10 de marzo, ¡año desconocido! Pero basta con echar un vistazo a sus redes sociales para ver a una mujer joven, que entiende el mundo desde una gran dualidad. Se denomina a sí misma queer y cristiana; es americana, pero de fuertes raíces mexicanas; fue víctima de abuso sexual, pero en lugar de cerrarse en sí misma, se convirtió en una persona muy abierta en cuanto a su orientación sexual y su condición. Es una gran defensora de la libertad sexual y la libertad de género, algo que se traslada a sus escritos en forma de inclusión y entendimiento. Ella misma se considera demisexual, alguien que no experimenta atracción sexual a menos que forme una fuerte conexión emocional con la otra persona, independientemente de su género.
En su artículo «The truth I hold in my hands: coming out demi» («La verdad que tengo en las manos: salir del armario demi») escrito para Queer Girl Café, McLemore se sincera sobre sí misma, sobre las dudas que tenía sobre su propia identidad sexual antes de escuchar por primera vez la palabra demisexual, y de cómo se sentía perdida sin saber cuál era la razón.
Según mi familia, nací siendo una romántica. Cuentos de hadas flotaban en mis sueños y ensoñaciones como nubes. Mi madre y yo veíamos una y otra vez comedias románticas mientras preparábamos las comidas festivas; creo que nuestro récord fueron cinco mientras hacíamos bandejas de enchiladas para unas Navidades con la familia política.
Así que, sí, quizás siempre fui una romántica empedernida.
Una romántica empedernida a la que no le gustaba liarse con nadie.
La primera vez que un chico me quitó el sujetador, empecé a pensar en el color de esmalte de uñas que llevaría a la boda de mi primo. La primera vez que un chico se coló bajo mi falda, me sobresaltó tanto que hasta salté. […]
Era algo que viví hasta que me enamoré de Transboy, cuyas palabras, y luego su toque, me hicieron sentir que era más que un cuerpo creado para dar algo.
(«The truth I hold in my hands», 2016)
Transboy es la manera en la que McLemore se refiere a su marido en las redes sociales, y fue la primera persona con la que conectó de manera física, tras haber conectado de manera emocional primero. Hasta mucho después, McLemore no se identificó a sí misma como demisexual, y lo que antes eran dudas sobre su propio cuerpo, sus propias emociones, ahora es reafirmación.
Su propia experiencia personal se refleja en sus obras: ninguna está protagonizada por personajes típicos cisheteros, todos tienen algo que les hace destacar, que les hace diferentes y que McLemore trata de normalizar a través de sus palabras.
Las obras de Anna-Marie
Si me he extendido tanto hablando de la vida personal de McLemore es por el impacto que esta tiene en sus novelas. Además, es muy vocal en Twitter, ¡y da gusto leerla hablar de sí misma y de sus experiencias! Si tenéis oportunidad de seguirla, hacedlo: además de hablar español, siempre responde a los tuits en los que se la menciona, ¡lo cual es de agradecer! Pero vamos a lo que nos interesa siempre de una autora: sus obras.
McLemore es una autora joven y por ahora cuenta con tres novelas en su haber, todas dentro del ámbito de la fantasía juvenil. Aun así, no ha pasado desapercibida, ni para el público ni para la crítica: su primera novela, The Weight of Feathers, fue nominada al premio de fantasía juvenil adulta William C. Morris YA Debut Award en 2016. Publicada en 2015 por Thomas Dunne, The Weight of Feathers toma ciertos elementos de la historia de amor más conocida del mundo, Romeo y Julieta, y los moldea a placer. En esta novela, narrada desde los puntos de vista de sus dos protagonistas, Lace Paloma y Cluck Corbeau, nos lleva al mundo de los artistas itinerantes, enfrentados entre ellos.
Durante veinte años, los Palomas y los Corbeaus han sido enemigos y rivales, estancados desde hace una generación en una contienda que va a mayores. Ambas familias se ganan la vida como artistas itinerantes en espectáculos rivales: los Palomas nadan en exhibiciones con sirenas; los Corbeaus, antiguos funambulistas, actúan en los árboles más altos que puedan encontrar.
Puede que Lace Paloma sea nueva en el espectáculo de su familia, pero sabe tan bien como cualquiera que los Corbeaus son pura magianegra, magia negra del demonio mismo. Tocar a uno podría significar la muerte, y le han enseñado desde que nació a mantenerse lejos. Pero cuando el desastre llega a la pequeña ciudad donde ambas familias actúan, es un chico Corbeau, Cluck, quien salva la vida de Lace. Y su toque la sumerge en el mundo de los Corbeaus, donde enamorarse de él puede poner a su propia familia en contra, y donde un paso en falso puede ser tan peligroso en tierra como lo es en los árboles.
McLemore mezcla a la perfección la magia con la realidad, la historia conocida con la novedad, e incluso los idiomas: a pesar de que escribe en inglés, todas sus obras evidencian su ascendencia hispana, con el uso de palabras en español en la narración. En The Weight of Feathers, además, también mezclará el francés de los Corbeaus dentro del mismo libro, trasladándonos aún más a la mente de sus protagonistas.
Su segunda obra es When the Moon was Ours, y fue publicada también por Thomas Dunne un año después, en 2016. En esta ocasión, la magia está todavía más presente, como lo está la representación de lo trans o de las enfermedades mentales. When the Moon was Ours fue nominada al National Book Award in Young People’s Literature y ganadora no solo del James Tiptree Jr. 2016, sino también del Stonewall Honor Book (2017).
Para cualquiera que los conozca, los mejores amigos Miel y Sam son tan extraños como inseparables. De la muñeca de Miel crecen rosas, y los rumores afirman que se precipitó de una torre de agua cuando tenía cinco años. A Sam se le conoce por las lunas que pinta y por colgar de los árboles, y por lo poco que nadie sabe sobre su vida antes de que él y su madre llegaran a la ciudad. Pero por extraños que la gente considere a Miel y Sam, incluso ellos se alejan de las chicas Bonner, cuatro hermosas hermanas que podrían ser brujas. Ahora ellas quieren las rosas que crecen de la piel de Miel, convencidas de que su aroma puede hacer que cualquiera se enamore. Y están dispuestas a utilizar cualquier secreto que Miel ha luchado por preservar para asegurarse de que las consiguen.
When the Moon was Ours es una obra llena de metáforas, en la que podemos ver no solo las dificultades que vive una persona trans, sino los problemas que pueden llegar a atravesar dentro de la pareja; algo que McLemore conoce de primera mano.
Finalmente, su tercera novela está prevista para su publicación en octubre de este año, ¡así que estad atentos! Se trata de Wild Beauty, una novela en la que dos personajes, unidos por el destino, se verán separados por la realidad.
Durante casi un siglo, las mujeres Nomeolvides han atendido los campos de La Pradera, los exuberantes jardines que encantan a todos los huéspedes del mundo. También han escondido un legado trágico: si se enamoran demasiado, sus amados desaparecen. Pero entonces, tras generaciones de desapariciones, un extraño muchacho aparece en sus jardines.
El muchacho es un misterio para Estrella, la chica Nomeolvides que lo encuentra, y para su familia, pero es un misterio aún mayor para sí mismo; no sabe nada más sobre quién es o de dónde viene que su nombre. Mientras Estrella intenta ayuda a Fel a descubrir su desconocido pasado, La Pradera les lleva a secretos tan misteriosos como mágicos en esta asombrosa exploración del amor, la pérdida y la familia.
En Wild Beauty vuelve a estar presente el elemento mestizo: McLemore quiere dejar huella de su herencia en sus escritos, por lo que siempre los encontraremos llenos de representación latina.
A pesar de su juventud, es muy prolífica y para 2018 ya tiene preparada una nueva novela: Blanca & Roja, una novela de realismo mágico donde dos hermanas se convierten en rivales en un juego en el que la que pierda se convertirá en un cisne.
McLemore también ha escrito historias cortas y todas se publicarán en antologías programadas para 2018: All Out (Harlequin Teen, 2018); The Radical Element: Twelve Stories of Daredevils, Debutantes & Other Dauntless girls (Candlewick Press, 2018); y Toil & Trouble (Harlequin Teen, 2018). Además del artículo citado, ha escrito otros artículos enlazados en su página web, como «Where Our Magic Lives: An Introduction to Magical Realism» («Donde vive nuestra magia: una introducción al realismo mágico»), en el que habla del género literario en el que se engloban todas sus obras.
Por desgracia, ninguna de ellas ha sido editada todavía en español (pero aquí hay una traductora a la que le encantaría encargarse del trabajo). No obstante, si domináis el inglés lo suficiente, os animo a leerla en versión original, donde las mezclas de idiomas se notan todavía más.
Por ahora, esto es todo lo que os traemos. McLemore es una autora joven y prometedora, que destaca por su implicación en la libertad de las personas, tanto sexual como de género. No se oculta, no esconde lo que es ni de dónde viene, y eso se refleja en sus novelas. Pronto terminaré de leer The Weight of Feathers y podré traeros la reseña, pero hasta entonces tendréis que abrir boca con este artículo… o leerla por vuestra cuenta. ¿Qué vais a elegir?

No la conocía, pero desde luego has conseguido que tenga ganas de leerla, que creo que es el mayor objetivo de estas adopciones (ojalá yo también lo consiga por tí). Las sinopsis hablan de historias bastante originales y tiernas, debe ser muy bonito meterse en ellas. Por desgracia se me da muy mal leer cosas largas en inglés, así que espero que esa traductora lo consiga 😉
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¡Hola! Sí, dar a conocer autoras es el objetivo, así que si lo he conseguido me apunto un tanto 😀 (Anda, no digas esas cosas, que me pongo roja). Ayer pegué un buen bocado de «The weight of feathers» y me está pareciendo preciosa, cargada de simbolismo y muy bonita. Es una pena que no esté en español y que no todo el mundo pueda leerla en inglés; pero si hacemos mucho ruido, quizás alguna editorial nos escuche, ¿no? Si consigo traducirla, me muero XD
¡Gracias por leer y comentar! :*
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¡Qué ganas de leer a la autora! ¡Muchísimas gracias por recomendar esta autora tan especial! Una duda, ¿harás reseña del libro cuando lo termines? ¡Si es así quiero leerla! Un saludo.
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¡Gracias a ti por leer y comentar! 😀 Si lees alguno de sus libros, espero que te gusten (y ya nos contarás qué te parecen). En cuanto a tu pregunta, la respuesta es que sí, ¡por supuesto! Me queda un tercio (aproximadamente) de «The weight of feathers», así que pronto prepararé la reseña y le buscaremos un hueco en el calendario. «When the moon was ours» ya está de camino a mi casa, por lo que en cuanto llegue me pondré también con él.
¡Un saludo!
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Hola. Me tropecé con una reseña de este libro buscando algo para leer con temática trans. Siendo un chico trans yo mismo, y además bilingüe, quiero decir que la palabra «transexual/idad» ya no se usa y se considera ofensiva dentro de la comunidad trans. ¿Por qué? Porque una de las muchas razones por las que la gente no acepta a las personas trans es porque consideran que están fuertemente ligadas al sexo, en otras palabras, tienen una visión oversexualizada de nosotros. Y el término «transexual» no hace más que reforzar eso. La otra razón es que a veces se define como «persona trans que ya le ha hecho algún cambio a su cuerpo», y eso haría que «un transexual es la versión 2.0 de un transgénero», lo que odiamos dentro de la comunidad, porque establece una especie de jerarquía y dejaría a algunos sintiéndose menos que otros, cuando todo lo que queremos es igualdad. No es por atacar, sólo quiero informar. Gracias.
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Buenas, muchas gracias por el aviso y por tomarte la molestia de informarnos. Siento mucho haber metido la pata con el término; es algo en lo que ahora soy mucho más consciente, pero no lo era cuando escribí el artículo. Ya mismo edito el término 🙂 De nuevo, muchas gracias por llamar nuestra atención y siento mucho haber cometido este error, ni por un momento era mi intención ofender. Necesito revisarme mucho todavía, así que gracias de corazón por el aviso.
Un saludo,
Laura.
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