A principios de mayo Begoña Pérez presentaba su nuevo libro Cuentos del mañana para ayer. La escritora, después del éxito de Azul, cambia de formato y de registro antes de seguir con la segunda parte de su opera prima. No quisimos perder la oportunidad de charlar con ella sobre ciencia ficción en general y space opera en particular.

Presentando Azul en la Semana Negra de Gijón, 2016.
Azul tiene casi 900 páginas y ahora publicas una antología de cuentos. ¿Por qué este cambio tan radical de formato?
Me apetecía pasarme a un género literario que adoro como es el cuento. Azul fue lo primero que escribí, con intención de meterme en una ciencia ficción muy básica. Es una space opera, híbrido de fantasía que recomiendo a un público juvenil adulto, sobre todo a gente que se quiera iniciar en la ciencia ficción más palomitera, gente a la que le da miedo la ciencia ficción hard. Pero en realidad, a mí lo que más me gusta leer son los cuentos. Y después de haberle hecho mi pequeño homenaje a la space opera quería hacerle otro pequeño homenaje al cuento.
Hay un gran contraste de longitud entre tus obras. ¿Con qué género disfrutas más? ¿Novela larga, saga, relato corto…?
A la hora de escribir disfruto con todo. Depende del momento. Es verdad que Azul es una historia que hacía años que quería hacer. Me apetecía escribir un relato así, un cuento épico de fantasía mezcla de ciencia ficción: una fantasía muy clásica, muy de blancos y negros y usando el recurso del viaje del héroe; aunque tenía muy claro que quería una heroína porque estoy muy acostumbrada a que el personaje principal sea varón.
También quería hacer una novela larga en un primer momento y luego seguir publicando cuentos, que es realmente lo que más escribo porque, de verdad, me gustan mucho. Tenía ahí una serie de cuentos que había estado haciendo durante casi dos años. Son cuentos muy variados que no tienen nada que ver uno con otro, y me dije que iba a meterlos en una antología. Ya habíamos empezado con Azul, que es más para jóvenes, y así me voy a un público más adulto, para que vean el cambio de registro y vean si les gusta lo que escribo en otro tono. O que no les gusto en ninguno y así me manden lejos.
Acaba de salir a la venta Cuentos del mañana para ayer. ¿Qué encontraremos en ella? ¿Hay un hilo que une los cuentos?
La mayor parte de los relatos son de ciencia ficción, pero hay otros que podríamos llamar inclasificables; salvo el penúltimo que es un homenaje claro a Lovecraft, es un relato de los mitos de Cthulhu ambientado en España. Hay alguno surrealista también. No los puedo clasificar de una manera muy clara, la verdad. Algunos van más hacia la fantasía poética incluso. Pero la mayor parte son una ciencia ficción tirando a clásica: de ahí el título Cuentos del mañana para ayer. Porque la ciencia ficción que más disfruto es la clásica, la de la época dorada. La ciencia ficción de autores de siempre, empezando por la space opera, la de gente como Leigh Brackett, CL Moore… es decir, la ciencia ficción que tiene más relación con el pulp y la de autores más clásicos. He hecho un pequeño homenaje a este tipo de ciencia ficción, la de los cuentos de Frederic Brown, Ray Bradbury, Richard Matheson… todos esos cuentos que siempre me han gustado.

Portada de Azul: El poder de un nombre. Samidak.
La segunda parte de Azul está ya en corrección. ¿Qué diferencias has encontrado entre la escritura de la primera parte y esta última?
La segunda parte tiene más fantasía que ciencia ficción. Ya la primera no tiene mucha ciencia ficción de por sí, porque es space opera, pero es una muy primaria. En la segunda me meto más en fantasía, ya que me meto en la mitología propia del universo de Azul, de dónde procede el personaje… al ser mitología tiene mucha más fantasía.
En cuanto a diferencias, como la segunda parte tiene más fantasía puede parecerle un poco más denso a la gente y los que han disfrutado de las palomitas del primero puede que me odien por ello. Pero me apetecía reflexionar sobre el origen del personaje, crear una cosmogonía propia, que estaba ahí pero casi no se había reflejado en el primer libro.
Además, estás trabajando en otra novela que has llamado Los empáticos. ¿Qué podremos encontrar, qué mensaje?
Soy una persona obsesionada con el tema de la empatía, sobre todo con la pérdida gradual de la empatía en nuestro día a día. Considero que la empatía es una cosa fundamental para que el ser humano sea considerado como tal y no una bestia. No en el plan animal, porque hay animales que demuestran más empatía que nosotros. Me preocupa mucho la falta de empatía… es un desastre para el mundo. Quería trabajar en este concepto, en la necesidad de desarrollar la empatía, de poder ponerse en el lugar de los otros, de la necesidad de llegar más allá del “ay, pobrecillo” e intentar ayudar a los demás; ser más empáticos. Por eso la novela va a ser un poco más profunda que Azul, porque va de cómo llegar a ser más humanos.
También estás coordinando una antología con otros autores para 2018. ¿Qué nos puedes contar de ese proyecto?
Me apetece mucho sacar más antologías de relatos, pero no aburrir a la gente con lo que escribo yo. Quiero potenciar lo que escriben otros autores noveles, porque hay mucha calidad en este país, pero por desgracia las editoriales no dan muchas oportunidades. Me apetece sacar una antología de autores diversos que he ido conociendo gracias a la publicación de Azul, a través de redes y a través de convenciones y demás. Me gustan mucho sus prosas, me gusta que sean prosas diferentes entre sí y también que tengan diferentes estilos y que no todos sean ciencia ficción. Hay relatos que tienen un realismo mágico maravilloso, otros una narrativa más contemporánea, o temas sociales como la homosexualidad desde un punto de vista muy humano… me apetece mucho publicar estos cuentos de esta gente maravillosa que he ido conociendo.
Vamos a probar lo que hemos llamado entre varios de los que estamos en el proyecto “las damas y los caballeros de los colores”, por el tema de la diversidad de estilos y temas. Tenemos cuentos de todo tipo, pero están sobre todo escritos con el corazón, desde un punto de vista muy humano y todos merecen publicarse. Yo tengo muchas ganas de publicar a esta gente porque me entusiasman y algunos dirán “claro, son tus amigos”, y sí lo son, pero antes de ser mis amigos los había leído y ya me gustaba lo que escribían; los voy a publicar porque me gustan.
La intención es que la antología sea anual. Queremos tener cada año una selección, con los mismos o diferentes autores. De momento en la primera antología son ocho autoras y dos autores. Es decir, somos más damas que caballeros, pero no lo hemos hecho ex profeso así; es verdad que por las redes me relaciono con más mujeres que hombres y ha afectado a la antología. Estoy contenta porque ha quedado una buena selección.
No sé si a la gente le va a chocar que mezclemos literaturas tan diversas, pero como amantes de la literatura en general y particularmente de la literatura de género me parece que está mal que etiquetemos y hagamos antologías de una cosa y ya está. Creo que está bien intentar hacer una antología que ofrezca un compendio de cierta calidad y ofrecérselo a la gente en general, no cerrarse simplemente en “esto es ciencia ficción”, “esto es romántica” … nosotros vamos a hacer una antología diversa esperando que a la gente le guste.
Empezaremos con el color verde y nuestros relatos se centrarán en el color verde.

Portada de Cuentos del mañana para ayer.
¿Se sabe algo del formato? ¿Va a salir en papel, digital…?
Sale en papel. Soy autora de ciencia ficción, pero el digital lo uso muy poco, y no tengo intención de publicar en digital de momento. Sale en papel y esperamos que quede bonito.
Siempre has dicho que bebes de la fantasía y la ciencia ficción clásica. ¿Qué aspectos te atraen de ellas que quizá ahora no están tan de moda?
Me gusta ese tipo de fantasía porque tiene un lado ingenuo, porque ahora la fantasía y la ciencia ficción son más oscuras y tienden a las escalas de grises. Esto es necesario, por supuesto, para poder ver cómo está el mundo. Pero también creo que es bueno recordar el blanco y negro, recordar la figura de los héroes y recordar la épica. Seguimos necesitando a esos personajes en el día a día. Si solo tenemos personajes grises, al final todo es un poco deprimente. A mí me gusta el personaje del héroe y la heroína y siempre me han gustado. Es un arquetipo con el que me gusta jugar y que creo que forma parte de nuestra mitología y de nuestra vida, en general. En todas las culturas existe este personaje. Creo que los héroes son referentes a seguir, evidentemente no de forma literal, porque nadie puede ser un héroe o heroína clásica. Pero es bueno tener referentes positivos y no solo centrarnos en lo negativo que nos ofrece la vida. Para superarse es bueno tener la referencia de un héroe, de los mitos y de los cuentos clásicos, que son también para mí un referente.
Lo que más me gusta de la ciencia ficción es eso, el sentir de la inocencia que se tenía por aquel entonces. La ciencia ficción actual, que tira más por las distopías oscuras y totalmente apocalípticas me gusta, pero también me aterra, porque no me da la posibilidad de tener una ventana por la que ver esperanza.
Me gusta la ciencia ficción clásica por eso. Es una ciencia ficción más reflexiva en ese aspecto y me hacía pensar más. La de ahora la veo demasiado gris. Me asusta un poco.
Eres librera y, además, una ávida lectora. Estos últimos años, los grandes premios del género se están otorgando a mujeres, pero ¿ves que haya habido algún cambio en los hábitos de lectura en los últimos años?
Desde mi experiencia, los lectores hombres son bastante reacios aún con las autoras de género. Es complicado. Como librera, si se lo sabes vender, al final se lo acaban comprando. Si recomiendas mucho a autoras como Pilar Pedraza, Ursula K LeGuin, Shirley Jackson… al final consigues venderlo. También podrías vender a Lovecraft, por supuesto, pero el lector de entrada te va a decir “quiero algo de terror y me han dicho que Lovecraft está bien”. Luego te pones a hablar con él y le convences de que Lovecraft está bien, pero no me parece un autor recomendable porque no es un autor para iniciarse en el terror. Algunos clientes al final han terminado haciéndome caso. Pero cuesta.
Cuesta, pero creo que pasa sobre todo por falta de visibilidad. En una librería, según entras, te encuentras con la estantería de Stephen King, la estantería de HP Lovecraft, la estantería de Sanderson o la de otros señores que estén en la de fantasía. A ellas cuesta más encontrarlas.
La última vez que salí con una amiga por Madrid nos las vimos negras para encontrar un libro de Pilar Pedraza. Que la publica Valdemar, que no es una editorial pequeñita. Lo encontramos en la tercera librería en la que estuvimos. Y eran librerías que deberían tener ese tipo de libros, porque son librerías que tengo como referencia por su fondo, por la política que llevan… y resulta que no tienen a Pilar Pedraza.

Firmando libros mientras ejerce de librera, 2016.
Cuesta, y es una pena, porque constantemente salen libros maravillosos, incluso de autoras que todavía no conoces. El año pasado tuve la suerte de descubrir a Daína Chaviano, cuya prosa me parece maravillosa; y a Blanca Mart, que es otro tipo de literatura, porque hace una ciencia ficción muy palomitera y muy gamberra. Y por desgracia, hay mucha gente que no las conoce, que le pasa como a mí: que llevan muchos años en el fandom, muchos años leyendo ciencia ficción y fantasía y de repente te encuentras con escritoras que deberías conocer y no conoces, y te da vergüenza; a mí me da mucha vergüenza cuando me pasa eso. Me echo a mí misma la culpa, pero también hay que pensar quién tiene la culpa de esto, ¿por qué no están visibles? ¿por qué no se habla de ellas? ¿por qué se habla de otros autores mucho más que de ellas? Me gustaría que esto cambiara.
Hace unas semanas estuviste en una charla sobre El cuento de la criada en la librería La Sombra de Madrid. Esta novela había estado descatalogada durante años, igual que otros muchos clásicos. ¿Cuáles creen que merecerían reeditarse para que las nuevas generaciones pudieran disfrutarlos?
La primera, desde luego, Ursula K. LeGuin: todo lo que tiene que ahora mismo no se puede conseguir. Eso hablando de ciencia ficción de alto nivel. Si nos vamos a una ciencia ficción más palomitera, CL Moore también tiene mucho que reeditar y traducir. Northwest Smith ha tenido la suerte de ser reeditado por una editorial pequeñita (Costas de Carcosa) y les aplaudo, pero en general está sin reeditarse.
Leigh Brackett está igual, con muchas cosas sin reeditarse. C. J. Cherryh no tiene ahora absolutamente nada que puedas llevarte a la boca y me parece un crimen bestial. Nancy Kress igual… Lois McMaster Bujold tres cuartos de lo mismo.
Creo que terminamos antes si me dices que lo haga al revés: “dime una autora que ahora mismo se pueda conseguir y que merece la pena”. En vez de una te mencionaré cinco y ya está. Si me das boli y papel incluso puedo llegar a escribirte treinta autoras que deberían estar en las estanterías y no están. ¿Y las autoras victorianas? ¿Por qué no hacen una selección de cuentos de autoras victorianas que escribían mientras tenían hijos y gente que las molestaba? Lo publicamos, le ponemos ese título y sacaríamos muchas autoras.
Hay editoriales que hacen esfuerzos, como Huso cuando sacó a Rhoda Broughton, que es una autora victoriana maravillosa, pero hay muchísimas más que están ahí, y no salen a la estantería.
Si haces esto mismo con autores clásicos, es cierto que hay algunos que no se pueden conseguir, pero hay muchos que sí. De autoras, hay muchas que no y pocas que sí, y da un poco de rabia. Porque la gente piensa que las mujeres no hemos escrito ciencia ficción y las mujeres llevamos escribiendo ciencia ficción desde el año de la torta.

Begoña Pérez Ruiz en la presentación de su Azul, febrero 2016. Fuente.
Azul es space opera, un género que nunca ha pasado de moda y que, aunque sabemos que ha sido cultivado por escritoras, apenas las recordamos. ¿Qué escritoras de space opera deberíamos tener en cuenta? ¿A cuáles deberíamos recuperar?
Vuelvo a CL Moore y a Northwest Smith, que es un personaje tan entretenido que George Lucas hizo a Han Solo por este personaje. Te pones a leer los relatos y te das cuenta de que es el mismo personaje: es un gamberro del espacio, un oportunista que va con un alienígena bastante alto y viste de una forma similar a Han Solo.
Leigh Brackett también me gusta bastante. Además de tener una prosa muy buena, era muy buena como guionista. De hecho, hizo parte del guion de El sueño eterno y de Río Bravo.
Si vamos a la space opera ochentera, de mis favoritas, deberíamos recuperar a CJ Cherryh y a la tetralogía de Chanur. Y toda la serie Vorkosigan de Lois McMaster Bujold. Es de estas cosas que dices, ¿por qué nadie las saca?
Para mí, esta es la mejor space opera que he leído en femenino. Me queda por leer mucha de la actual, por supuesto, pero de la clásica, me quedo con estas.
Queremos agradecer a Begoña Pérez que nos haya dedicado un rato y nos haya acercado a su punto de vista de escritora, librera y lectora. Agradecemos sus recomendaciones porque nos fiamos de su criterio. Quedamos a la espera de que alguna editorial le haga caso y (¡ojalá!) veamos a alguna de estas autoras reeditadas.
Y por supuesto, por aquí vamos empezando la lectura de Cuentos del mañana para ayer y deseamos que pronto haya noticias de la segunda parte de Azul y del resto de sus proyectos.
¡Muchas gracias, Begoña!
