Además de escritora y poetisa, Jo Walton es una prolífica reseñadora de obras de fantasía y ciencia ficción en portales como Tor.com. Desde La Nave Invisible hemos querido traeros las sabias palabras que Jo Walton le dedica Octavia Butler.
En esta primera entrega, Walton comenta la antología de relatos Bloodchild and Other Stories, publicada originalmente en 1995, aunque recopila historias que vieron la luz a lo largo de dos décadas. En español podemos encontrar relatos sueltos traducidos en distintas antologías y fanzines. La más reciente y disponible, si no queremos remontarnos a los 80, es Paisajes del apocalipsis: antología de relatos sobre el final de los tiempos (Valdemar, 2012), donde podemos encontrar «El sonido de las palabras». También podemos leer en nuestra lengua el relato ganador del Hugo, «Bloodchild», en este blog.
La traducción de esta reseña corre a cargo de Carla Bataller, adoptante de Octavia Butler en el proyecto Adopta una autora.
Damos paso, pues, a las palabras de Jo Walton.
No hay nada como leer una colección de relatos para observar con detenimiento las preocupaciones de un escritor. Butler afirma en la introducción que fue una novelista nata que en raras ocasiones escribía relatos, y yo la entiendo perfectamente, pues me pasa lo mismo. Tengo la certeza de que muchos escritores producen una longitud innata: la de Theodore Sturgeon era el relato corto; la de Kate Elliott, la saga de siete volúmenes. De los cinco relatos que hay en Bloodchild and Other Stories, tres me parecieron brillantes y los otros dos, un poco «meh». Pero la impresión general de releerlos ahora fue verlos como una síntesis de todo sobre lo que Butler escribió: extraterrestres, invasiones alienígenas, enfermedades, genética, biología, desprotección, el colapso de la sociedad y las pequeñas decisiones humanas que dan esperanza. Estos elementos aparecen en sus novelas; las he leído todas excepto Fledgling (odio infinito a los vampiros) y aquí se dan en forma concentrada.

Retrato de Octavia Butler para Adopta una autora, por Marina Vidal.
«Bloodchild» es la novela corta que ganó, y con razón, los premios Hugo y Nebula. En una colonia de humanos situada en otro planeta, un adolescente vive en una reserva en una simbiosis inquietante con extraterrestres. En el epílogo, Butler afirma que se trata de una historia sobre el embarazo masculino, pero tener a una larva con pinta de gusano pegada a tus venas hasta que te devore por completo es una forma extraña de embarazo. Todo funciona en esta historia: la voz del narrador, los extraterrestres, el ritmo, los paralelismos más o menos sutiles, las relaciones familiares, la construcción del mundo, la cadencia de la revelación. Es horrible (no puedo leerla sin temblar) y asombrosa, y alguien debería coger y hacer que Margaret Atwood se sentara a leerla para demostrarle lo que se puede hacer con pulpos parlantes en el espacio (estos extraterrestres no son pulpos: viven en tierra y tienen ovipositores). Butler comenta en el prólogo que la historia tiene un final feliz. No fue así como la leí yo.
«El atardecer y la mañana y la noche» trata sobre personas con una enfermedad genética causada por una cura contra el cáncer y sobre cómo los genes conforman la vida de los humanos y sus elecciones. La voz de Butler y la velocidad con la que nos suministra información sobre la enfermedad y su funcionamiento resulta escalofriante y asombrosa.
La tercera historia maravillosa de la colección es la ganadora del Hugo «El sonido de las palabras», donde se da una enfermedad que actúa como un derrame cerebral y afecta a la capacidad de hablar y/o leer, escribir y razonar. En una civilización hundida, Butler relata la historia de Rye, una mujer que intenta atravesar las veinte millas que hay hasta Pasadena entre personas cuyo único lenguaje fidedigno es el corporal. Es un relato muy crudo sobre la gente que Rye se encuentra en el camino, pero una vez más el mundo y la misma protagonista constituyen una lectura maravillosa que nos hacen sentir como si estuviéramos allí. Al terminarla, una se alegra de no estar ahí. La leí en el autobús, y fue bastante apropiado. Además, podría ser fácilmente el inicio de una novela y, de serlo, la leería. Hay un elemento adictivo en la prosa de Butler, pues tiene mucha «quieroleeribilidad», pero resultaría insoportable, así que me alegro de que no sea más larga. No termina con una nota de esperanza.
Los dos relatos «meh» son «Near of Kin», una pausada historia sobre el incesto, y «Crossover», que podría ser una historia de fantasmas. Para mí, no relucen de la misma manera que el resto de obras de Butler. La antología concluye con un par de excelentes ensayos sobre cómo Butler se esforzó para dedicarse a escribir, y comenta expresamente lo insólito que resultaba ser una escritora negra de ciencia ficción en la época en que empezó a publicar. Además, también relata su afán a la hora de mejorar como escritora y el tiempo que le llevó obtener buenos resultados.
Esta antología es muy breve, pero merece la pena leerla.
No podemos dejar pasar la oportunidad de añadir una cita extraída de los mencionados ensayos, en la que Octavia Butler relata cómo se decidió a ser escritora. Esperamos que sirva de inspiración para las autoras que nos leen:
—Quiero ser escritora cuando sea mayor —dije.
—¿Sí? —preguntó mi tía—. Bueno, eso está bien, pero también tendrás que conseguir un trabajo.
—Escribir será mi trabajo —le dije.
—Puedes escribir cuando quieras. Es una buena afición. Pero tendrás que ganarte la vida.
—Como escritora.
—No seas tonta.
—Va en serio.
—Cariño… Los negros no escriben.
—¿Por qué no?
—Porque no pueden.
—¡Sí, claro que pueden!
