Muchas veces nos preguntan por autoras de cifi hard y nos es difícil dar una respuesta. Por suerte, no somos tanto una enciclopedia náutica como un nexo de unión entre lectores, o entre lectores y autores, algo que me maravilla. Y eso hace que la voz de la Nave no sea solo de la tripulación, sino de todos, que es lo importante. De esta manera (gracias a Khardan y Elías, sobre todo) podemos nombrar autoras como Linda Nagata, Nancy Kress, Elizabeth Moon, C. J. Cherryh, Catherine Asaro, Justina Robson, Kathleen Ann Goonan, Liz Williams, Chris Moriarty o Eleanor Arnasson. Con hispanas la cosa se reduce aún más, a algunas obras de Felicidad Martínez o Nieves Delgado. Por eso, cuando empecé Horizonte 6, me sorprendió ver que Caryanna Reuven no solo se había subido al barco hard para el Ripley, sino que en esta antología también nos iba a dar una buena dosis.

Portada de Horizonte 6. Ilustración de Sara H. Randt.
No sabría decir si Horizonte 6 es una colección de relatos o una novela corta con una estructura peculiar. Todas las historias tienen un nexo de unión, La Dama Estelar, una nave que fue enviada a colonizar un planeta habitable en un sistema a casi cuarenta años luz de la Tierra. El tema principal de Horizonte 6 es el «primer contacto», pero también habla de la conciencia de las IAs o la perspectiva alienígena. Sin embargo, ninguno de los relatos es independiente de los demás, quizá solo el tercero, y aun así precisamente esa parte que lo une al resto del universo creado por la autora no ha acabado de convencerme.
Horizonte 6 se abre con «Encélado», el relato más largo de la antología y que nos pone en situación. Nos hallamos en un futuro donde el ser humano ha establecido diversas colonias en el sistema solar hasta llegar a las lunas de Plutón. Encélado es una luna de Saturno donde se ha establecido una base encargada de monitorizar los datos que reciben desde La Dama Estelar, que fue enviada 90 años atrás al sistema de Gliese 370, donde se encuentra «el planeta habitable más prometedor para humanidad». A esas alturas la nave debería estar llegando a su destino y esperan su mensaje. En ese momento, Nadwah Ekwensi recibe su sesión rutinaria de datos y se encuentra con algo inesperado. En el relato se nos cuenta cómo Nadwah analiza esos datos, descarta opciones y llega a una conclusión que nadie termina de creer.

Fragmento de la contraportada: «Una misteriosa señal procedente del espacio profundo, la primera nave colonial de la humanidad llegando por fin a su destino, una IA obsesionada con el estudio de la mortalidad y una extraña especie alienígena que surca el universo tratando de enmendar un error cometido en el pasado…».
Hasta ahí el relato es muy interesante y el estilo de Caryanna, aunque aún tiene cosas que pulir, va mejorando conforme avanza. Sin embargo, el lector puede encontrar una barrera fuerte ante la abundancia de terminología específica. Y es que quizá esta es la parte más compleja de la cifi hard, hacer asequible a un público amplio (y con ello no me refiero a un gran público, porque entiendo que aun así hay gente que no le gusta el género), y no específico, toda la carga científica que incluye la narración, ya sea en términos tecnológicos, astronómicos, biológicos o de cualquier campo. En este caso la autora ha decidido incluir notas a pie de página, y personalmente no es una medida que me guste, y menos en ebook (porque mi lector no es táctil, y si las notas ya sacan de la lectura, pues imaginemos si tienes que ir a buscarlas), aunque entiendo la dificultad de explicar las lecturas de astrometría o los corrimientos al rojo. Tengo sentimientos encontrados porque a mi modo de verlo ayuda a la inmersión (al fin y al cabo, la protagonista es una científica), pero, por otro lado, si no entiendes qué son, son líneas que no están aportando información.
El segundo relato, «El último viaje de La Dama«, es el más breve, y más bien correspondería a un capítulo dentro de esa hipotética novela que conforma Horizonte 6. Nos trasladamos a la nave colonial, cerca de su destino, para cerrar uno de los hilos que se quedaba abierto en «Encélado».
«Humanidad» ofrece una visión muy cautivadora de lo que significa ser humano desde el punto de vista de una IA. Tanto la reflexión inicial de Osiris, el protagonista, como su evolución a lo largo del relato son de las que te mantienen pegado a las páginas. Sin embargo, el final es un tanto anticlimático, aun siendo lo que lo ata al resto de relatos, quizá porque este relato deberíamos haberlo encontrado antes y no cuando ya tenemos un conocimiento general de lo que está ocurriendo.

Fragmento de contraportada: «Cuatro visiones, cuatro historias independientes, que se entrelazan en torno al viaje de «La Dama Estelar» más allá del horizonte de la humanidad.»
El último relato, «Otro horizonte», resuelve varias de las cuestiones que dejó abiertas el segundo; más bien es su espejo, la otra cara de la moneda. Nos ofrece una construcción muy bien conseguida de otra especie, de cómo funcionan y se relacionan a nivel psicológico y cómo viajan por el espacio. Para mí ha sido el mejor de los cuatro. Es directo, con una estructura sencilla pero efectiva, plantea cuestiones morales y su final es lo suficientemente cerrado como para dejar satisfecho al lector al tiempo que es lo suficientemente abierto como para dejar volar su imaginación. De hecho, hay varias cosas que no se explican, como qué es El Corruptor del que hablan, pero hay ciertas pistas sobre las que se puede elucubrar. Al fin y al cabo, no es necesario que todas las cuestiones queden resueltas.
En definitiva, creo que Horizonte 6 tiene más en su estructura que en su contenido, que sin duda es atractivo, está bien tratado y conforma un universo del que solo quedan ganas de saber más. Caryanna demuestra ser una autora muy prometedora, con muchas cosas que decir y una forma de decirlas que puede cautivar a muchos lectores. Me quedo con las ganas de, como mínimo, una novela corta sobre Horizonte 6: Parte 2, que espero que no tarde mucho en llegar.
Pero los relatos de Horizonte 6 no son los únicos que Caryanna Reuven ha dejado que vean la luz. Sueños rotos es otra de las historias que nos ofrece y a la que merece la pena prestar atención, porque en pocas páginas nos da una historia muy interesante.

Portada de Sueños rotos.
La imagen de la portada nos da una idea de lo que nos va a traer la historia: un chico atrapado, destrozado, que aún conserva la capacidad de llegar a un mundo más luminoso que el que tiene. Kyle es uno de los pocos que tiene la capacidad de hacer que sus sueños sean especiales, más reales. Igual que la mayoría de los dones tiene una parte que es una bendición, puesto que el mundo de los sueños no deja de ser un hogar, y a la vez una maldición. Caryanna Reuven nos da las pinceladas de un mundo destrozado en el que todos estos soñadores son una pieza a utilizar.
A modo de diario, la autora nos trae la historia de este soñador, de su percepción particular y sesgada del mundo, a medida que va escribiendo día tras día (o noche tras noche). Quizá sea precisamente este detalle uno de los que acaban siendo más importantes a la hora de configurar la historia y, por lo tanto, que haga que guste o que resulte más indiferente. Hay que empatizar con Kyle, hay que entender que su visión de todo lo que pasa solo es una diminuta parte y que te vas a quedar con las ganas de más.
A mayores, Caryanna intenta reproducir el modo en que escribiría un niño. Uno que ha pasado por una serie de eventos de lo más traumáticos, con capacidades especiales y una situación muy particular, pero que no deja de ser un niño. No he conseguido ver por completo esa construcción “infantil”, por decirlo de alguna forma, pero sí que es sencillo imaginar que la persona que está escribiendo es joven. Por las inseguridades que refleja, por las reflexiones que hace o por la manera que tiene de plantearse su vida. Me parece un punto a favor de la autora que consiga traer ese pedazo de la mente de Kyle a la manera en que está escrita la historia, puesto que es algo que la hace destacar todavía más. No obstante, hay tramos en los que llega a repetir demasiado las mismas ideas, sin que lleguen a tener una nueva vuelta o más profundidad.
Si muriera de verdad no volvería a soñar, no volvería a ver a mis padres ni a mis hermanos nunca más. Perdería la familia de mis sueños, la única que me quiere, para siempre.
Precisamente por este estilo de diario podemos conocer mejor al protagonista de Sueños rotos. Cuesta hacerse con él al principio, a lo mejor porque parece más importante entender lo que está pasando que entenderlo a él, o quizá por esas ideas que repite tanto, que al comienzo de la historia parecen todavía más evidentes. Por suerte, a medida que avanza la historia te terminas encariñando con él y quieres que termine bien. No es posible que alguien lo pase tan mal y dan ganas de salvar a Kyle de todo lo malo que lo rodea, sobre todo cuando se ven sus ganas de seguir adelante, esa valentía de los supervivientes y la esperanza. Quizá sea eso lo que hace a Kyle tan especial, porque en un mundo que está destrozado, parece que conserva algo de esperanza, aunque muchas veces insista en que no.
El resto de los niños, de los amigos de Kyle, me han gustado más que este. Los he encontrado más definidos en tan solo unas pinceladas, sin necesitar que el texto se centrara en sus reflexiones. Sabemos cómo es Alexis o Ping Yin y resulta sencillo colocarlos en sus propios sueños. Porque este ha sido uno de los aspectos que más me ha gustado: que cada uno de los niños pueda definir, en cierto modo, por la clase de sueño que tiene, por cómo va evolucionando a medida que transcurre la historia y su vida, en qué acaba o qué capacidad tiene más desarrollada. Caryanna ha conseguido que este elemento cobre peso para profundizar en los personajes y resulta muy interesante.
Alexis, Ping Yin y yo conseguimos aprender a invitar sin ayuda. (…) Es algo así como nuestra venganza, nuestra libertad. Algo que no nos pueden quitar, por poco que sea. Así es como hablamos entre nosotros sin que ellos se enteren: quedamos en sueños.
Uno de los inconvenientes de Sueños rotos es que, al tener un narrador tan particular como Kyle, no conseguimos adivinar todo el mundo que lo rodea. Y digo que esto es un problema porque yo me he quedado con mucha curiosidad, lo que quizá para otro sea una manera de decir que la autora lo ha hecho muy bien al presentar el mundo de la historia. La propuesta de la ambientación es muy interesante, pero hay muchas incógnitas flotando alrededor de los militares y científicos, de lo que quieren al intentar manipular la capacidad de soñar, de lo que pasa en la Tierra o la competición que se traen los países entre sí. Hay detalles sueltos, que sirven para hacerse una configuración global y que la historia se sostenga, pero me habría gustado tener acceso a más.
Sueños rotos es un relato que tiene muy buen material entre sus líneas, una propuesta interesante e inteligente, con personajes que están bien perfilados para que funcionen y una narración que mantiene la intriga por lo que pasará al final. ¿Demasiado corto? Puede. En cualquier caso, sí que deja con ganas de más (y un pajarito comentó que lo habrá).

