Artículo y entrevista a Susana Vallejo

Susana Vallejo es una de las autoras de ciencia ficción de España más conocidas en la actualidad. Finalista del premio Minotauro (dos veces), ganadora del Premio Edebé de Literatura Juvenil y de varios Premios Ictineu, algunos de sus relatos han sido traducidos en los últimos años al inglés y fue seleccionada para participar en la segunda antología de Alucinadas con «Cuestión de tiempo».

Cuando consultábamos su obra, otra de las cosas que nos llamó la atención fue un artículo que escribió sobre las mesas redondas de mujeres y ciencia ficción en diferentes congresos y eventos del género. El artículo es de 1998, pero consideramos que no ha perdido un ápice de actualidad. Por ello creemos que, ante la profusión de festivales de estos meses, es una buena ocasión para volver a sacar este artículo a la luz y conversar con Susana sobre él, su visión de la situación de las escritoras de género hoy día y su propia carrera literaria.

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Susana Vallejo.

Basta de mujeres y cf

Un intento de dar carpetazo a un viejo tópico de las Hispacones

Desde que tengo memoria, cada año, en cada Hispacón, ha habido alguien que ha propuesto una original mesa redonda: «Mujeres y Ciencia Ficción». Año tras año venimos repitiendo las mismas cosas, y, eso es lo peor, para el mismo público. Quizás poniendo todo esto por escrito acabemos, al menos por un tiempo, con semejante tema…

La celebración anual de Mujeres y Ciencia Ficción no es más que una muestra de la desigualdad existente entre hombres y mujeres y responde a un intento de explicarse lo inexplicable. Propongo a continuación para otras mesas redondas que sigan la misma técnica: «Homosexuales y Ciencia Ficción», «Calvos y Ciencia Ficción», o incluso «Arturianos y Ciencia Ficción». Lo de los arturianos es quizás el tema que más se aproxime al de las mujeres… porque la finalidad de este artículo es demostrar que los hombres nos ven como marcianas a las mujeres, y que mientras esto siga ocurriendo (cosa que puede pasar durante los próximos veinte siglos) seguirá habiendo mesas redondas como «Mujeres y Ciencia Ficción».

Los hombres y las mujeres somos diferentes, sí. Y que nadie me venga con bobadas de «la hermosa diferencia», porque la diferencia no es «hermosa», es simplemente una diferencia, ni mejor ni peor. Sin adjetivos, por favor; son diferentes y punto. La adjetivación «hermosa» y las típicas que estamos acostumbrados a escuchar son producto de una educación decimonónica que demuestran lo lejos que estamos de alcanzar una verdadera igualdad, que por otra parte, no sé a quién narices le interesa realmente alcanzar. ¡Dios me libre de ser como los «hombres» (si se me permite una generalización)!

Sí, somos diferentes, sí. Desde que somos un par de células, que se multiplican a toda velocidad, en el útero de nuestra madre, las hormonas empiezan a hacer de las suyas y en muy poco tiempo los niños y las niñas desarrollan un entramado neuronal totalmente diferente. Una estructura que impone diferentes pautas de pensamiento, y consecuentemente de enfrentarse a problemas, de solucionarlos… De entender la realidad e instalarse en ella, vaya. Casi nada. Como no soy una enciclopedia viviente no os mencionaré ni estudios ni bibliografía, pero os aseguro que esto es una verdad indiscutible e ineludible.

Una vez vista la parte fisiológica queda ésa que da pie en nuestras mesas redondas a lindezas como «yo también quito la mesa». Es decir, la del comportamiento aprendido. Aquí también es donde entran las leyes que intentan alcanzar esa igualdad teórica. Aquí es donde entra en juego la educación diferente que recibe un bebé femenino o masculino. Aquí, en suma, todo depende de la educación y es donde se hace y se puede hacer todavía más.

Aquí también existen estudios que nos dicen que hasta hablamos de diferente manera a un niño o a una niña, que creamos modelos diferentes de dependencia y que el lenguaje configura la manera de pensar y de entender la realidad. Y es que no solo se habla de manera diferente a niños y niñas, sino que el propio lenguaje que usamos ¡y con el que educamos! es sexista y refleja creencias seculares y falsas. Obsérvese el típico ejemplo de la pasividad femenina: Las mujeres carecen de verbo para el acto sexual. Los hombres tienen uno: penetran, las mujeres solo poseen la pasiva: son penetradas. Nuestro papel no existe, solo podemos expresar lo que hacemos/sentimos, refiriéndonos a lo que el otro, el hombre, hace. Y bien, ¿cuánto tiempo creéis que tardaremos en cambiar el lenguaje? ¿Y después cuánto tardará en crear nuevas formas de pensar y entender la realidad?

Si durante siglos no hemos tenido alma, no hemos tenido acceso a la educación, ¿quiere alguien convencerme de que en unos años vamos a acabar con toda una tradición de mentalidades, educación, miradas, pensamientos…? Sí, vale, «tú quitas la mesa», poco a poco, se consiguen cosas; pero pongamos que tardaremos como mínimo otros veinte siglos en cambiar realmente. 2000 años es lo justo para que esa educación comience a dar sus frutos y cambien las estructuras de pensamiento… Total, una simple cuestión de evolución. Casi nada.

La comprensión o incomprensión del sexo contrario que ha llevado aparejada la «diferencia» entre hombres y mujeres no es demasiado distinta de la que nos produciría una raza alienígena, y a veces creo que la discriminación histórica de las mujeres no es más que un problema de xenofobia.

Y es aquí donde llegamos a la ciencia ficción. Falta un género que analice en profundidad, que se atreva a imaginar con realismo, un futuro en el que los hombres y mujeres hayamos evolucionado en lo más básico: el cerebro y su forma de enfrentarse al universo. Algo que vaya mucho más allá de simples cachivaches tecnológicos y futuros más o menos emocionantes. (Hey, he aquí un desafío a todos vosotros, escritores…). Mientras tanto, en el 90% (a ojo de buen, o mal, cubero) de las obras de ciencia ficción lo único que tenemos son modelos de mujer estereotipados (como muchos personajes masculinos, por otra parte), que se resumen en estos papeles: la tonta a la que se le explican las cosas, alter ego del lector, que sirve de objeto decorativo al protagonista; la mala malísima, muy lista además, que también hace de lindo objeto decorativo; el marimacho brutote que, a veces, también decora. Y por fin también están las compañeras/colegas del héroe y, por supuesto, las heroínas. Estos dos últimos retratos suelen ser los más amables para con nosotras.

Todos estos estereotipos responden, por otra parte, a la propia imagen que tienen de las mujeres muchos hombres, y la ciencia ficción escrita por mujeres no aporta diferencias realmente sorprendentes. No, ni me mencionéis esa «sensibilidad especial» ni mandangas parecidas. A veces hay un punto de vista diferente, o distintos focos de atención, pero esas «diferencias» no son mucho más grandes que las que existen entre otros autores (cada uno con una personalidad, un background y una historia personal que les hace escribir de forma distinta). Quizás habría que destacar a Octavia Butler, que ahonda en el asunto de un lenguaje específicamente femenino, y a Joanna Russ, que rompió muchos tópicos. Pero son granos de arena en el desierto.

Por favor, basta de «Mujeres y Ciencia Ficción».

SUSANA VALLEJO, Papel Mojado (1998)


Susana, gracias por permitirnos publicar este artículo y por contestar nuestras preguntas.

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Susana Vallejo, presentando Calle Berlín, 109.

«Basta de mujeres y cf» tiene ya casi veinte años. Las mesas de “Mujeres y ciencia ficción” se siguen sucediendo en diferentes eventos, incluso has participado en alguna. ¿Han cambiado en algo?

Solo en un pequeño detalle: ahora hay más mujeres y chicas, tanto en las mesas, como entre el público. Hace veinte años éramos solo un puñado de mujeres (por no decir tres o cuatro) y ahora hay decenas y decenas. Ahora bien, si atendemos al contenido de las mesas en sí, apenas nos encontramos con cambios. Y si atendemos a la actitud de determinada parte del fandom o de algunos lectores de género, tampoco. En fin, que sí que hay una cierta evolución, pero desgraciadamente se trata de una evolución mucho más lenta de lo que yo hubiera imaginado y deseado hace veinte años.

¿Crees que se ha avanzado en esa ciencia ficción donde el ser humano ha evolucionado en cuanto a la visión del género y los estereotipos?

Sí que ha habido un avance. Quizás más en otros mercados que en España, pero poco a poco va llegando. Poco a poco.

En el artículo mencionabas a Octavia Butler y Joanna Russ, dos autoras bastante desaparecidas en el mercado editorial español. ¿Añadirías autoras a esa lista?

Ahora mismo como autoras de género que hablan sobre mujeres me vienen también a la cabeza Margaret Atwood, Ursula K. Le Guin, Angélica Gorodisher o Lisa Tuttle. Pero no soy una experta en el tema.

En los últimos años han nacido iniciativas como Alucinadas o el Premio Ripley para sacar a la luz a autoras de género en español. ¿Crees que ayudan a esa visibilización tan necesaria o hacen a las escritoras de ciencia ficción aún más marcianas?

Me gustaría decir otra cosa, pero aunque creo que ayudan (sobre todo porque pienso que ofrecen oportunidades a chicas que empiezan a escribir), por otro lado dan un poco sensación de lobby (en el sentido negativo de los lobbys). Ahora bien, creo que es necesario seguir construyendo y fortaleciendo un lobby de mujeres autoras de ciencia ficción (en el sentido más positivo y necesario del lobby).

En tus historias suele haber un toque melancólico, guiños al pasado. ¿Por qué es un tema recurrente?

Los escritores tenemos nuestros temas recurrentes. Yo siempre escribo sobre lo mismo: el pasado irrecuperable, la nostalgia, la memoria, la muerte (o el fin o la destrucción de algo) y el tiempo en general. Es mi obsesión personal. Supongo que porque no se puede luchar contra el tiempo, porque el tiempo es un bien precioso y la vida se lo come a mordiscos. Aprehender un instante, poderlo saborear, es mi obsesión personal. Y de ahí viene todo.

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Vallejo en la promoción de Porta Coeli.

¿Qué diferencia supone para ti escribir una novela juvenil y una para adultos?

Absolutamente ninguna. Sí que es diferente escribir una infantil (en la que cuido muy especialmente el lenguaje para que sea más comprensible, y en general, más fácil de leer). Pero entre juvenil y adulto no debería haber ninguna diferencia, excepto la del sello en la que se publica.

Sabemos que es bastante difícil entrar en el mercado anglosajón, ¿cómo ha sido la experiencia de publicar en inglés?

Muy satisfactoria. Lo más importante es contar con una buena traducción. Pero sigue siendo complicadísimo para un autor español publicar en el extranjero. Me encanta la anécdota que contaba un agente literario español. En una feria internacional le dijeron los agentes anglosajones: «No te equivoques. Nosotros venimos aquí a vender y tú a comprar. Y no al revés. Que te quede claro». Con esa actitud ya se explica todo.

En tu blog comentabas que has estado parada un tiempo por motivos laborales y que habías pensado en lo que querías y lo que no querías escribir. ¿Qué quieres escribir?

Quiero escribir lo que me sale del corazón y me recome las entrañas. Quiero hacer realidad los proyectos personales que tengo aparcados desde hace más de cinco años; las historias que esperan en mis cuadernitos de ideas. Los personajes que me asaltan mientras voy en el autobús o en el metro. Los que sueño y se quedan, ahí, gritando, y haciendo «Eco ecoo, ecooo» durante años y años… Quiero escribir fantasía, realismo mágico y ciencia ficción. Quiero escribir terror. Quiero sacarme de la cabeza las historias que llevan años aferradas a mis neuronas con sus uñas engarfiadas. Y sobre todo, no quiero escribir lo que no me aporta nada aquí adentro (me señalo a la boca del estómago).

Gracias por tu colaboración y tus respuestas ¡y suerte con tus proyectos!
Gracias a vosotras. Vuestra labor es importante y necesaria.

 

¿A vosotros qué os ha parecido el artículo y la entrevista? ¿Qué creéis que ha cambiado en estos casi veinte años desde que se publicó?

Laura S. Maquilón
Laura S. Maquilón (Reseñas/Fichas de autoras): Sierpe. Lectora por vocación. Arquitecta por amor al arte. Amante de la fantasía desde pequeña y fascinada por la ciencia ficción. Escribo relatos y tengo muchas historias en la mente. También escribo reseñas. Y artículos. Y hasta la lista de la compra.
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