La sonrisa del Arlequín es la primera novela publicada de la autora Verónica Cervilla. Se trata de una obra juvenil y de aventuras ambientada en el reino fantástico de Póker.
El reino de Póker fue el lugar escogido por los dioses para albergar los cuatro elementos que conforman el universo: Aire, Fuego, Agua y Tierra, de los que depende el equilibrio natural. Así, la protección de cada elemento fue asignada a un guardián de cada uno de los dominios del reino: Corazones, Tréboles, Picas y Diamantes.
Los continuos conflictos surgidos por los intentos de apoderarse de los elementos sumieron al reino en el más estricto de los gobiernos bajo la supervisión del Consejo. Póker permaneció así en una paz enmascarada por largo tiempo hasta que un incidente en los Confines, lugar de destierro de criminales y de aquellos que se atreven a romper las reglas, amenazará el equilibrio del universo y el futuro del reino.
Atenea, la guerrera líder del ejército de Picas, será la encargada de evitar que el caos se extienda por los dominios al mismo tiempo que se verá obligada a enfrentarse con los fantasmas del pasado y a plantearse su lealtad al reino y a sus normas.
El desencadenante de la trama es la incursión en el reino del Arlequín, un bandido con el único objetivo de destruir su estabilidad. Las motivaciones de este personaje se irán desvelando a lo largo de la historia, así como su misterioso origen.
La ambientación es interesante, ya que el reino de Póker ha sido creado directamente por unos dioses de los que apenas sabemos nada. La sociedad está completamente dividida según el lugar de nacimiento: cada una de las regiones debe servir al reino de una forma distinta y determinada. Tréboles cultiva alimentos para todos, Diamantes se encarga del comercio, Picas de la defensa y, por último, Corazones gestiona la política y el conocimiento.
Algunos aspectos de la organización del reino son verdaderamente originales, pero echo en falta un poco más de desarrollo. Me explico, mientras lees puedes sentir que existe una base cuidada sobre el mundo, pero no se dedican apenas líneas de texto a describirlo, por lo que se queda un poco en el aire. Supongo que también son cosas que se detallarán en otras novelas de la serie que la autora plantea.
Los sacerdotes más ancianos contaban que los guardianes anteriores habían conservado su libertad de movimiento hasta que llegaron los problemas. Otros reinos empezaron a desear el poder que conferían los elementos sobre el orden natural y, con esto, surgieron las primeras amenazas sobre los cuatro dominios que los guardaban. Las batallas se sucedieron, cubriendo de sangre el reino de Póker y obligando a los dioses a tomar medidas. No se sabe cómo ni cuándo exactamente, pero tras decidir que la identidad de los guardianes sería un secreto, se percataron de que la reina siempre sería la guardiana de Tierra, por lo que era imposible mantenerla en el anonimato. Así, con la intención de protegerla, se le impuso la prohibición de abandonar la Torre bajo ningún concepto.
La novela está escrita con un estilo muy ligero y directo, que se centra más en las acciones y el avance de la trama que en descripciones o reflexiones. El narrador habla en tercera persona del pasado y va saltando entre los puntos de vista de distintos personajes. Es una obra muy cómoda de leer, por lo que la recomendaría sin problemas a lectores y lectoras adolescentes.
En cuanto a personajes, esta historia es del tipo que podemos llamar “coral” o “río”, ya que unos cuantos comparten protagonismo con sus propias tramas que van convergiendo poco a poco. Si bien es cierto que no hay espacio en la historia como para profundizar en todos estos personajes, esto no impide que cada uno esté caracterizado lo suficiente como para que no se confundan los unos con los otros.
Me gustaría destacar al personaje de Judith, reina de Corazones y del resto de Póker. Se trata de una mujer que desde niña supo que su destino quedaría atado para siempre a la Torre de Tierra. Sus visiones y su sentido del deber la convierten en un personaje muy interesante, que se come cada escena en la que aparece.
Todos tenemos esa voz interior que nos susurra de vez en cuando en un idioma que solo nosotros podemos entender. Algunos lo llaman conciencia; otros, intuición. No lo hagas; puedes confiar en ella. Escúchame. En su caso, las voces se paseaban por su cabeza gritándole y se hacían más fuertes cuanto más las ignoraba. Le ocurría desde que era una niña. Al principio pensó que se había vuelto loca, pero luego empezó a prestarles atención y se dio cuenta de que no estaban ahí para molestarla. Todo fue bien mientras le mostraron mensajes positivos, pero de repente empezó a tener avisos —como ella los llamaba— sobre acontecimientos negativos que iban a ocurrir. Nunca fueron claros del todo, sino más bien como una alarma que sonaba en su interior advirtiéndola de que algo estaba en camino.
En conclusión, La sonrisa del Arlequín es una novela muy entretenida y disfrutable, ligera y sin grandes pretensiones, que me hubiera sorprendido mucho más si tuviera unos años menos.

¿Nos ayudas con una donación?