Si os gusta el cine de animación, y en especial el cine de animación japonés, estoy segura de que habréis oído hablar de Mamoru Hosoda, director japonés de varias películas entre las que se encuentran títulos como La chica que saltaba a través del tiempo o Los niños lobo, que han sido aclamadas tanto por el público como por la crítica.

De izquierda a derecha: Shinichiro Inoue, director ejecutivo de KADOKAWA Corporation, Satoko Okudera y Mamoru Hosoda, con el premio a la mejor película de animación de la Academia Japonesas por Los niños lobo. Fuente.
Lo que quizás no sepáis es que tras del guion de tres de sus conocidas obras se encuentra también la pluma de Satoko Okudera, una de las guionistas más solicitadas del momento en Japón.
Satoko Okudera nació en 1966 en la prefectura de Iwate, Japón. Licenciada en literatura por la universidad de Tokai, debutó como escritora en la década de los ochenta mientras trabajaba en una empresa petrolera, publicando un poemario en 1986 titulado Shufu wa yaoya ni, musume wa mizu ni. Fue en 1991 cuando Okudera decidió dejar su trabajo para dedicarse por completo a la escritura.

Imagen promocional de Nicky, la aprendiz de bruja en España, con una desafortunada frase que invisibiliza tanto a la autora del libro como a la guionista de la película.
En 1993 empezó su carrera como guionista con un par de series y también con la película O-hikkoshi (“Moving” en inglés), del director Shinji Somai, con la que ganó el premio de excelencia al guion en los Mainichi Film Awards. Después de ese primer éxito siguió guionizando películas y series de televisión, con las que ganó importantes premios, como el premio al mejor guion de la Academia Japonesa en 1995, por Gakko no Kaidan (“School ghost stories” en inglés), del director Hideyuki Hirayama, y en 2012, por Yokame no semi (“Rebirth” en inglés), del director Izuru Narushima. Podéis consultar su bibliografía completa aquí.
Entre sus últimos trabajos se encuentra la adaptación en una película de imagen real de Nicky, la aprendiz de bruja (conocida en España por la adaptación que el estudio Ghibli hizo de la misma), un trabajo que, lejos de basarse en la película de Miyazaki, bebe directamente de la obra original, una novela infantil escrita por la autora japonesa Eiko Kadono en 1985.
Fue aproximadamente una década después de su debut como guionista cuando el director Mamoru Hosoda, que por aquel entonces preparaba una película de animación titulada Toki o kakeru shojo (“La chica que saltaba a través del tiempo”) para el estudio de animación Mad House, le propuso que escribiera el guion. Y ahí empezó la relación entre estos dos creadores, que trabajaron juntos en tres películas de anime de las que os hablaré con detalle a continuación.
Hosoda y Okudera trabajan conjuntamente en la realización de los guiones, con el director aportando algunas ideas y Okudera desarrollándolas para poder plasmarlas en la pantalla. En palabras del mismo Hosoda, en una entrevista que le hicieron a raíz de la película La chica que saltaba a través del tiempo, el director cuenta lo siguiente:
Cuando le pedí a la señora Okudera que escribiera el guion yo tenía en mente algunas ideas sobre el personaje de Makoto [la protagonista] y de la relación entre diferentes personajes. Además, eso debía convertirse en una historia de ciencia ficción, de viajes en el tiempo. Con Satoko Okudera normalmente teníamos la misma opinión, aunque tardásemos en finalizar el guion. Ha sido una experiencia extraordinaria, ella ha conseguido plasmar en el papel aquello que yo quería transmitir [1].
Las tres películas en las que han trabajado de forma conjunta tienen muchos puntos en común, como son los elementos fantásticos o de ciencia ficción, la vitalidad de sus protagonistas, que no se arrugan ante las adversidades, la importancia de la familia, la presencia de la muerte y de cómo afecta esta a la vida de los protagonistas, y también la presencia de personajes femeninos variados en papeles protagonistas de las historias.
Tres películas que no deberíais dejar de ver seáis o no fans de la animación.
La chica que saltaba a través del tiempo (2006)
Aunque el guion se trata de una versión libre de la novela homónima del escritor de ciencia ficción japonés Yasutaka Tsutsui y que respeta la esencia de la historia original, la adaptación de Okudera aporta algunos cambios importantes como situar la trama en la actualidad (años 2000), o un desarrollo más profundo de los personajes principales, que en la novela apenas son presentados con unas pocas pinceladas. Como curiosidad cabe mencionar que Okudera introduce a la protagonista de la novela de Tsutsui como personaje secundario en la película, haciendo una breve mención a los hechos acontecidos en el libro.
La chica que saltaba a través del tiempo nos cuenta la historia de Makoto Konno, una chica de 17 años a quién le gusta más pasar el tiempo libre jugando a béisbol con sus mejores amigos, Chiaki y Kosuke, que estudiando.
Un día, cuando Makoto se encuentra en el laboratorio ordenando las libretas de sus compañeros para que el profesor pueda corregirlas, la chica tiene un encuentro misterioso con alguien a quién no llega ver y que la hace caer al suelo. Al principio Makoto cree que lo ocurrido no ha sido más que una broma de sus amigos, probablemente de Chiaki, que seguramente buscaban burlarse cariñosamente de ella como siempre hacen. Pero cuando regresa a casa y los frenos de su bicicleta se rompen mientras baja por la cuesta que da a la vía del tren, descubre que ha adquirido la habilidad de saltar en el tiempo. Y es que después de chocar contra la barra de seguridad de la vía y salir despedida, vuelve justo al momento antes de que el tren la atropelle.
Confusa y maravillada, Makoto aprende a usar su poder, que le permite dar saltos hacia atrás en el tiempo (de como máximo unos días) cuando ella misma salta de forma física en el presente. Así, la joven empieza a hacer viajes sin orden y sin control para satisfacer sus deseos más básicos: comerse un flan que se había comido su hermana, llegar pronto al colegio, cantar tanto como le plazca en el karaoke. O, más adelante, influir en la vida amorosa de sus compañeros de clase, actuando como celestina.
Lo que no sabe Makoto es que jugar con el tiempo puede comportar graves consecuencias. Algo que descubre cuando se da cuenta que su don no es ilimitado y que, además, su uso puede estar perjudicando a otras personas.
La chica que saltaba a través del tiempo es una comedia romántica con tintes agridulces, que nos cuenta el paso a la madurez de una chica alocada y divertida que descubre que un gran poder conlleva también una gran responsabilidad. Quizás lo más interesante de la película es su propia protagonista, una chica que se aleja del estereotipo de protagonista femenina de las películas japonesas, mostrándonos a una joven perezosa, poco dada al estudio, y que lo que más disfruta es estar con sus amigos haciendo las cosas que le gustan. Aun así Makoto no es representada como “la excepción” por su comportamiento diferente, ni tampoco el hecho de tener amigos varones la aleja de sus compañeras de instituto, en las que piensa rápidamente cuando cae en la cuenta de que puede usar su poder para hacer que se enamoren.
Makoto no es perfecta y eso es bueno. Al principio usa su poder para fines puramente egoístas, y cuando empieza a hacerlo para ayudar a los demás lo hace siempre según su criterio. Pero nunca lo hace con maldad sino creyendo que de ese modo hace feliz a los demás. Además, cuando las cosas empiezan a ponerse feas, Makoto no duda ni un segundo en sacrificarse para ayudar a los que más quiere.
En definitiva, una historia preciosa, con una protagonista con la que te encariñas enseguida y que convierte en fantástica en todos los sentidos esta película de animación.
Summer wars (2009)
Después del gran éxito que tuvo La chica que saltaba a través del tiempo, el estudio Madhouse decidió encargar una nueva película a Mamoru Hosoda. El director no dudó en volver a contar con la pluma de Okudera para el desarrollo del guion.
Summer wars nos cuenta la historia de Kenji Koise, un chico de diecisiete años muy aficionado a la informática y a las matemáticas que tiene la intención de pasarse las vacaciones de verano trabajando en el mantenimiento de la red social más importante del mundo, Oz, una especie de mundo virtual donde sus miembros no sólo se comunican, sino que hacen muchísimas más cosas.
Pero entonces aparece la chica más popular del instituto, Natsuki Shinohara, y le pide que la acompañe a casa de su bisabuela unos días, porque necesita que le ayude en una cosa.
A pesar de que Kenji y Natsuki no tiene una relación muy estrecha, el chico se encuentra pasando las vacaciones en la enorme casa de la familia Shinohara, un clan de origen samurái que se ha reunido para celebrar el 90 aniversario de la matriarca, Sakae. Además, para terminar de complicarlo todo, resulta que Natsuki se ha llevado a Kenji para que se haga pasar por su novio, pues teme que su abuela muera antes de que ella haya encontrado un prometido.
Kenji no podría estar más confuso: tiene que actuar como un chico modélico, convivir con un montón de gente que no conoce y ver como la familia tiene sus riñas. Pero la cosa sólo hace que empeorar cuando un hacker crackea el sistema de seguridad de Oz y Kenji es acusado de ello. Ese parece el fin de las vacaciones para el muchacho. Pero entonces se descubre que el hacker es una IA llamada Love Machine y que su actuación no sólo tiene efectos en el mundo virtual, sino también en el real, donde el caos informático empieza a afectar a la vida de la gente, poniéndola en serio peligro.
Sin embargo, la familia Shinohara no piensa permitir que eso ocurra y con la abuela Sakae a la cabeza, la ayuda de Kazuma (el primo de Natsuki, que es campeón de lucha en el mundo de Oz), de la misma Natsuki, y también de Kenji, se lían la manta a la cabeza y deciden que tienen que hacer algo para destruir a Love Machine y salvar a la humanidad.
Summer wars es una película de aventuras, apta para toda la familia, que incorpora toques de humor y un poco de romance, y en el que el mundo tecnológico tiene un papel muy importante en la historia.
Aunque Kenji se nos presenta como el protagonista, se trata de una película muy coral en la que muchos de los miembros de la familia Shinohara juegan un papel determinante en la batalla contra Love Machine. Es muy interesante ver la dinámica de esa gran familia que a pesar de sus diferencias une fuerzas cuando las cosas se ponen feas. Además, como en todas las películas de Hosoda en las que guioniza Okudera, las mujeres también tienen mucho que decir, a pesar de los roles de género que pesan sobre ellas.
Una película perfecta para pasar un buen rato, y que aunque a mi parecer se queda un poco corta respecto a las otras dos en cuanto a desarrollo (demasiadas cosas en demasiado poco tiempo), merece mucho la pena sólo por ver la interacción de la familia Shinohara y el mundo de Oz.
Los niños lobo (2012)
Para la producción de esta nueva película, Hosoda creó un estudio independiente llamado Studio Chizu, aunque también contó con el apoyo del estudio Madhouse. Y como en las dos anteriores, Okudera se encargó del desarrollo del guion.
Los niños lobo nos cuenta la historia de una mujer llamada Hana, pero también de su hijo y su hija, Ame y Yuki, siguiendo su historia a través de 15 años.
Hana es una chica de 19 años que se encuentra en su primer curso de la universidad. Es huérfana y por eso tiene que ganarse la vida sola, trabajando de noche y estudiando de día.
Un día, Hana conoce a un chico que asiste a algunas de sus clases de literatura sin estar matriculado en la universidad. Poco a poco se hacen amigos y esa amistad acaba desembocando en algo más. Pero cuando Hana encuentra el valor necesario para confesarle sus sentimientos al chico, éste le revela una terrible verdad: es un hombre lobo y por lo tanto una relación entre ambos será difícil, puede que incluso imposible.
Pero Hana no tiene miedo y decide que quiere intentar esa relación de todas formas.
La joven pareja inicia una vida en común y el tiempo les trae a dos hijos: Yuki, la mayor, nacida en una noche de nieve, de ahí su nombre (Nieve) y Ame, el pequeño, nacido en un día de lluvia, de ahí su nombre (Lluvia).
Pero la desaparición del hombre lobo deja a Hana sola con dos bebés, que para colmo son medio humanos y medio lobos como su padre, en un estado a medio camino entre ambas formas que no pueden controlar debido a su corta edad. Por eso Hana ni siquiera puede sacarlos a pasear, por miedo a que alguien los vea. Además, el hecho de tener que cuidar de los dos pequeños a jornada completa le impide tener un trabajo estable y el dinero empieza a ser un problema.
Por eso Hana decide irse a vivir al campo, en un pueblecito de montaña donde el ayuntamiento ofrece casas abandonadas a cambio de un alquiler simbólico para intentar aumentar la población.
El proceso no es fácil para ninguno de ellos, ni para Hana, que no sabe cómo criar a sus hijos medio lobos ni tampoco tiene idea de vivir en el campo, ni para los niños, que se encuentran en una sociedad que ni sabe de su existencia, ni los comprende, y que además sigue viendo al lobo como un monstruo asesino. Pero teniéndose los unos a los otros y gozando también del apoyo de los vecinos, poco a poco salen adelante.
Los niños lobo es, sin duda, la más adulta de las tres películas. Con una premisa de cuento de hadas, nos cuenta una historia muy realista: la de una madre sola intentando criar a sus dos hijos de la mejor manera posible. Pero también la de dos niños aprendiendo a compaginar sus dos identidades y buscando su lugar en el mundo, a pesar de ese estigma que los caracteriza. En realidad, Los niños lobo es muchas historias en una, como la vida misma: la historia de Hana soltera y del hombre lobo, la historia de Hana madre, y la historia de Yuki y Ame.
Tiene momentos dulces, momentos tristes, momentos felices y momentos de tensión. Además, también es un precioso alegato a la naturaleza, a la vida en el campo, y al respeto a los animales. Por otro lado, también es interesante su aborde a los roles de género y a las expectativas que pone sobre nosotros la sociedad, enfocados principalmente en los niños, pero sobre todo en el personaje de Yuki, que en cierto punto de la historia siente que para ser aceptada por la sociedad humana debe renunciar a muchas cosas.
Una película que te deja con un sentimiento de paz y esperanza, a pesar de todos sus momentos tristes.
- Avez-vous, et dans quelle mesure, travaillé avec le scénariste Satoko Okudera ?
Lorsque j’ai demandé à Mme Okudera d’écrire le scénario, j’avais en tête quelques idées sur le personnage de Makoto, et les interrelations entre les différents protagonistes. A la base, ce devait être une histoire SF, de voyage dans le temps. Avec Satoko Okudera, nous avons souvent été sur la même longueur d’onde, même si le scénario fut long à finaliser. Ce fut une expérience extraordinaire, elle a su mettre sur le papier ce que je voulais transmettre. Fuente.

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Pintaza
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