No es ninguna sorpresa decir que Leia Organa fue revolucionaria en su época, sobre todo en su primera aparición: hacía frente a sus captores, tomaba las riendas del paupérrimo plan de rescate que Han y Luke habían organizado y resultaba ser nada menos que una de las piezas claves en la rebelión que trabajaba para derrocar al Imperio Galáctico. Todo eso, ¡y además princesa! Sin embargo, también es cierto que el personaje tenía mucho más que ofrecer y, aunque mantiene protagonismo, a menudo queda eclipsada por sus contrapartidas masculinas (eso sí que es una sorpresa, ¿verdad?).
Por eso mismo, cada vez que lanzan material nuevo de Leia en forma de universo expandido, me abalanzo sobre él. Y, por suerte, este nuevo canon nos ha dado ya unas pocas piezas de calidad sobre Leia, de la mano de Claudia Gray. Esta autora ya se encargó de escribir Bloodlines, que dentro de poco llegará en español (con el nombre de Linaje) y que no puedo dejar de recomendaros. Pero esta vez la novela de la que quiero hablaros es más reciente, publicada en noviembre de este año en español, y que nos muestra a una Leia más joven, antes de los sucesos de la trilogía original.

Claudia Gray nos presenta a una Leia adolescente, todavía al margen de la lucha rebelde contra el Imperio.
En Leia: Princesa de Alderaan tenemos el retrato de una joven adolescente, ajena a la rebelión, pero ya involucrada en política desde su posición de princesa de su planeta y desde el trabajo de ayudante de su padre, Bail Organa, en el senado galáctico. Sin entrar en detalles explícitos de la trama, el libro abre con una ceremonia real donde Leia se corona como la futura candidata para reinar Alderaan y hace el juramento de pasar por tres pruebas que demostrarán su valía para el trono: una prueba de la mente, del cuerpo y del corazón.
De alguna forma, estas tres pruebas reflejan la progresión de la novela y, por lo tanto, la evolución de Leia dentro de la misma. Es aquí donde vemos cómo se forma la princesa que conocimos en el episodio IV, capaz de navegar las aguas políticas; pero también de coger un bláster cuando la situación lo requiere y mostrar empatía y bondad con quien lo necesite (spoiler: no fue el caso de Jabba el Hutt).
Sin embargo, la caracterización de Leia no se reduce a eso, sino que gana muchos más matices. Gray nos muestra los cambios en Leia y sus cualidades a través de las relaciones más importantes que establece a lo largo del libro: el despertar de las inquietudes románticas adolescentes con Kier, la inesperada amistad con Amilyn y, por supuesto, el choque inicial con sus padres.

Portada de la novela.
Gray consigue enlazar problemas y situaciones que pueden sentirse muy humanos y reales en una adolescente cualquiera con el marco y contexto político de la novela dentro del universo de Star Wars. Cuando Leia empieza a cuestionar las acciones y desatención de sus padres, nosotros sabemos el motivo detrás de todo; pero aun así resulta interesante ver cómo Leia descubre poco a poco la existencia de la Alianza Rebelde y se plantea la moralidad de todo lo que sus padres intentan lograr.
Y ya que hablamos de padres, más allá de Leia, hay otro detalle que me conquistó especialmente de este libro: cómo Gray consigue dar forma y personalidad a Breha Organa, un personaje totalmente olvidado por el antiguo universo extendido y que apenas vemos dos segundos en el episodio III. En ese momento, su existencia solo importaba como madre adoptiva de Leia y ahí se terminaba. Conocíamos el trabajo de Bail en el Senado y su papel dentro de la Alianza Rebelde, pero su esposa ni se mentaba.
Gray rescata al personaje del olvido y le da un papel central en la formación de la rebelión contra el Imperio, mano a mano con su marido. Mientras que Bail hace las funciones diplomáticas extraplanetarias, Breha se encarga de gobernar en su planeta (se entiende que ella es la verdadera figura política en Alderaan, y Bail es tan solo consorte) y configurarlo como centro de operaciones de la misma rebelión. Creo que la autora ha logrado darle al personaje una presencia única, y ayuda a ver cómo sus dotes de mando y carácter influyen en los de la misma Leia más adulta.
Si os gusta el universo extendido de Star Wars, esta novela es casi una pieza obligatoria de vuestra colección. Si os interesa la saga, pero os abruma todo el material en forma de cómics, libros y demás que produce, os recomiendo que a este título y Bloodlines les deis una oportunidad. Si os gusta Leia, son de lectura casi obligatoria ambos. Y si no os gusta, puede que este libro os haga cambiar de opinión.
Puede que Luke sea el hermano famoso y Han el granuja preferido; pero en esta nueva era de Star Wars es Leia quien se ha convertido en mi nueva esperanza, tal y como siempre se ha merecido.

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