Cinder, opinión de Laura S. Maquilón.
Cinder, Scarlet, Cress y Winter son los nombres de las cuatro novelas que componen las Crónicas Lunares de Marissa Meyer, una suerte de versiones de cuentos clásicos en clave de ciencia ficción. Me llamaba mucho la atención cómo plasmaría la autora historias como la de Cenicienta o Blancanieves en una ambientación futurista, y la verdad es que, en cuanto a eso, al menos la primera novela sale bien parada.
Cinder es un cíborg que reside en Nueva Pekín junto a su tutora y sus hijas. Una de ellas es su mejor amiga, la única que tiene junto a un pequeño robot que la ayuda en su trabajo y se encarga también de las tareas del hogar. Cinder es, además, mecánica. La mejor de la ciudad. Por eso el príncipe Kaito acude a ella para que arregle a su androide estropeada. Parece uno de los mejores días de su vida hasta que en una tienda cercana se descubre un brote de letumosis, una pandemia que está asolando el país y que mata a quienes la padecen en tan solo unos días. Entonces su situación cambia por completo.

Portada de Cinder.
Como podéis deducir, Cinder y su familia representan a Cenicienta. En toda la novela encontraremos múltiples detalles a este cuento: el zapato, el baile, la calabaza, pero de una forma bastante original. Meyer utiliza muy bien el hecho de que Cinder sea un cíborg, no solo para ser rechazada por su madrastra y hermanastra, sino por toda la sociedad. Se adentra en el transhumanismo al dudar sobre su humanidad y también al hablar de los lunares, que han conseguido controlar la bioelectricidad y la utilizan como si fuera magia para manipular los pensamientos de sus semejantes.
La autora busca una explicación científica (más o menos plausible) a los elementos de la historia. Se aprovecha de la habilidad de Cinder como mecánica para reelaborar muchos de los tópicos clásicos, yendo más allá de la princesa en apuros. En contraposición con otras heroínas de distopías juveniles recientes, la cíborg es cariñosa, amable y empática, además de decidida y autosuficiente.
La ambientación mezcla diversas culturas, aunque sobre todo se centra en la china, y reelabora nuestra historia poco a poco. Todo ocurre en la Tierra, aunque en un futuro lejano donde las naciones se han unido para evitar una nueva guerra mundial que asole la humanidad. No obstante, la nueva amenaza está más allá del planeta, pues la sombra que ejerce la reina lunar desde sus dominios es alargada y pretende cubrirlo todo. De esa manera se unen la historia individual de Cinder con algo mucho mayor que será el hilo conductor de la saga.
En contraposición con otras heroínas de distopías juveniles recientes, la cíborg es cariñosa, amable y empática, además de decidida y autosuficiente.
En este punto empezamos a entrar en los tópicos sobre la salvación del mundo, de modo que uno de los grandes misterios que envuelven la trama es bastante previsible desde sus inicios. También peca de enamoramiento precoz, aunque sabe taparlo con capas de fascinación, si bien por la naturaleza de la historia es difícil engañar al lector. Sin embargo, me ha resultado mucho más interesante la relación de la protagonista con su hermana y con Iko, más cercana y real, que con el príncipe.
Si bien el estilo de la autora es bastante bueno, la novela tiene un ritmo irregular, sobre todo en la primera parte, donde sale a la luz otro defecto típico como es el exceso de información innecesaria por documentación. Hay por ejemplo una explicación extensa sobre partes de un coche, su funcionamiento y mecanismos que, aunque encajan muy bien con el personaje de Cinder, llegan a extenderse en demasía.
En definitiva, para mí Cinder es una historia original en su ambientación, pero que no pasa de entretenida en su trama. Tiene unas reflexiones muy interesantes en cuanto a política y a la naturaleza del ser humano, pero no son suficientes para engancharme a una saga de cuatro libros. No obstante, los recomendaría para un público más juvenil. No dudo que con quince años y menos lecturas a mis espaldas lo habría disfrutado más, porque tiene elementos que merecen mucho la pena.
Se llevaron sus bellas ropas, la vistieron con un viejo blusón gris y le dieron unos zuecos.
Saga Crónicas lunares, opinión de Laura Morán Iglesias.
Cuando cogí Cinder para hacer una relectura y complementar la reseña de mi compañera Laura, esperaba poder ofrecer otro punto de vista del primer volumen de esta historia. No obstante, lo que sucedió fue que me terminé el libro en un día, y en lo que siguió de semana me leí los tres libros siguientes: Scarlet, Cress y Winter. Así que, finalmente, me he decantado por hablaros de lo que continúa, ¡ya que no pude dejar de leer!
La historia de Cinder y la Reina Levana no concluye en el primer volumen, sino que se extiende hasta finalizar en Winter. En cada libro, Meyer nos ha presentado nuevas princesas de cuento y ha tejido sus historias con la de Cinder de una manera magistral. Reconozco que todo lo que yo quería al empezar Scarlet era seguir leyendo sobre Cinder, pero me llevé una agradable sorpresa al comprobar que la trama propia de Scarlet me estaba gustando casi más que la anterior, y que Cinder mantiene capítulos propios a lo largo de todo el libro. Esto sucede también en los siguientes, donde cada vez se entrelazan más historias y las protagonistas de los libros anteriores no dejan de tener protagonismo.

Portada de Scarlet.
Scarlet comienza en el mismo punto en el que termina Cinder, pero en esta ocasión estamos en un pequeño pueblo de Francia. Por si no lo habéis averiguado ya, en esta ocasión vamos a conocer la historia de Caperucita Roja, una granjera francesa que tiene un gran problema entre manos: su abuela ha desaparecido, y la policía no hace nada por encontrarla. Scarlet es un personaje que cala muy fuerte desde el principio, pues no se parece nada a Cinder (y, entre nosotras, ha sido mi favorita). Es una chica de 18 años de armas tomar, que no duda en enfrentarse a un bar lleno de pueblerinos borrachos por defender lo que ella cree correcto, o colarse en un local de peleas ilegales para enfrentarse con un hombre que cree que puede tener algo que ver con la desaparición de su abuela. Ese mismo hombre, el Lobo Feroz, se ofrece a ayudar a Scarlet a encontrar a su abuela, y se ven envueltos en una aventura contra una banda bastante lupina que se atrinchera en el centro de París. Como era de esperar, no todo es lo que parece y la desaparición de la abuela de Scarlet está más relacionada con Cinder de lo que nadie sospechaba.
Como era de esperar, Scarlet se une a Cinder en su lucha contra Levana, y así damos paso a la historia de Cress, que nos presenta a Rapunzel. Este es un personaje que ya conocemos de Cinder, si lo habéis leído. ¿Os acordáis de una hacker de pelo muy largo? ¡Pues es ella! Cress vive encerrada en un satélite que orbita alrededor de la Tierra, y tiene como tarea espiar para la Reina Levana, aunque no lo hace por gusto. Está enamorada de la Tierra, de las películas antiguas y, sobre todo, está enamorada del amor: todo lo que quiere es un príncipe encantador que la rescate y se la lleve a ver el mundo. Por eso mismo decide ayudar a Cinder en su empeño, pero las cosas no salen como ella esperaba y junto a Carswell Thorne, un granuja y un ligón compañero de Cinder, acaba envuelta en un peligroso viaje por salvar su vida y la de sus amigos. En Cress las tramas se van complicando y mientras Cress y Thorne viajan por un lado, la letumosis no da tregua y Cinder tiene que encontrar la manera de derrotar de una vez por todas a Levana. El único plan que se les ocurre es detener la boda entre Levana y Kai, y para ello Cinder necesitará la ayuda de todos sus aliados, pero especialmente la de Cress: esta joven asustadiza pero brillante será la clave de su éxito… o será su perdición.
Todo culmina en Winter, que nos trae la historia de Blancanieves. Este personaje ya hace un cameo en Cress, y ahora podemos conocer mejor a la hijastra de la Reina Levana: la princesa de la Luna, que, aunque nunca obtendrá la corona (por no ser de sangre real) es la mujer más bella del reino, algo que vuelve loca a Levana. Por desgracia, Winter no solo tiene que luchar contra los celos de su madrastra sino también contra una enfermedad lunar, producida por negarse a utilizar sus poderes. Las terribles visiones que asolan a Winter no son suficientes para acabar con ella, y tampoco le impiden ayudar a Cinder en todo lo que pueda. Cuenta también con el apoyo de Jacin, un guardia lunar que aparece en varios tomos de la saga, y que interpreta el papel del cazador. Winter es el libro más largo de la saga, ya que en él tenemos que seguir las tramas de todos los personajes, que se juntan y se separan de las formas más inesperadas posibles en su intento desesperado por detener a Levana para siempre. ¿Lo conseguirán? ¡Tendréis que leerlo!

Portada de Winter.
Meyer ha conseguido coger numerosos personajes del imaginario colectivo y darles una nueva personalidad maravillosa. La trama se va hilando poco a poco hasta tejer un complejo telar que se completa en Winter, pero que te tiene enganchada desde la primera página. La temática de ciencia ficción está presente en todo momento: cíborgs, viajes a la Luna, hackers y soldados genéticamente mejorados son solo unos pocos de los ingredientes que nos encontramos. También hay mucha trama política que gana cada vez más peso, y una denuncia social subyacente que dará a los lectores qué pensar. Por supuesto, las tramas románticas forman una parte central de los cuatro libros, ya que cada protagonista tiene su propio interés amoroso. No obstante, a pesar de que pueda parecer predecible, Meyer ha conseguido que cada historia de amor sea totalmente única, así como las cuatro protagonistas tienen personalidades totalmente opuestas. En ningún momento tienes la sensación de que se reciclan escenas o se repiten clichés, y es algo de agradecer cuando lees una saga como esta. Como extra os diré que mi favorita es la de Scarlet, ¡pero no os contaré nada más!
Las crónicas lunares están compuestas por cuatro libros y si, como yo, al final de Winter os quedáis con ganas de más ¡podéis continuar! Meyer también ha publicado Fairest, que nos cuenta la historia de Levana; y Stars above, una recopilación de historias cortas de los personajes que ya conocemos. Además, tiene en proceso una novela gráfica de Iko, el androide de Cinder, que sigue siendo un personaje clave en toda la saga y uno de mis favoritos. Yo aún no he atacado estas obras, pero es cuestión de tiempo que me rinda de nuevo a los encantos que ofrece el mundo de Cinder y compañía y me sumerja en las palabras de Marissa Meyer una vez más.
Si os gustan las novelas juveniles, los cuentos de hadas dados la vuelta y los personajes entrañables, ¡esta es vuestra saga!
El príncipe había hecho barnizar las escaleras, y cuando Cenicienta las bajó corriendo, uno de los zapatos quedó atrapado en la brea de la madera.


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