A nadie debería sorprenderle, dada la popularidad de los superhéroes, que no tardaran demasiado en dar el salto a la prosa. Así, casi desde el principio, hemos tenido tanto aventuras que no se habían visto nunca en el formato cómic, como basadas directamente en sus obras en otros medios, ya fueran películas o cómics. Sin embargo, no ha sido sino hasta hace relativamente poco que este pequeño espacio ha estallado dando lugar a obras muy diversas, tanto en contenido como en autoría. De una forma bastante natural, podemos dividir las obras que han surgido como consecuencia en tres grandes grupos: las que tienen un apoyo directo en las obras y personajes de una de las dos grandes editoriales de cómic superheroico, las que crean un universo prácticamente igual para criticar lo que se hace en esas editoriales y las que crean nuevos universos completamente distintos.
Obras de DC y Marvel

Portada de Wonder Woman: Warbringer.
DC casi siempre había encargado a los propios guionistas de la editorial que se ocuparan de pasar a prosa novelada a sus superhéroes. Así, tenemos Superman: Doomsday and beyond de Louise Simonson en 1993 sobre el arco de la Muerte de Superman. Sin embargo, suele ser más interesante cuando las autoras tienen un cierto margen respecto a los eventos del universo, o por lo menos a mí me lo ha parecido siempre. Es cierto que ese margen puede hacer que ciertos personajes no parezcan ellos mismos, pero es un riesgo aceptable si luego tenemos buenas novelas. Hay varios ejemplos recientes pero, para mí, los que merecen una mención especial son Gwenda Bond con su trilogía sobre Lois Lane, Wonder Woman de Leigh Bardugo dentro de la colección DC Icons y Guardians of the Galaxy: Collect Them All de Corinne Duyvis.
Lo primero de lo que uno se da cuenta cuando se lee las aventuras de la Lois de Gwenda Bond es el cariño absoluto que la autora le tiene al personaje. Hay muchos aspectos que lo delatan, desde el cuidado con el que trata la dinámica familiar de los Lane, hasta los detalles de sus encuentros y charlas con SmallvilleGuy y la forma en que consigue que este último, el que posteriormente será conocido como el Hombre de Acero, no acapare para nada la obra, sino que solo sirva para acentuar más si es posible la calidad del personaje de Lois. Para familiarizaros con ella, podéis encontrar unas pequeñas aventurillas gratuitas en la web de la autora. El primero de los libros, FallOut, aprovecha la llegada de Lois al nuevo instituto para enfrentarnos con la inseguridad de la chica nueva, pero sobre todo para hablar del bullying, de lo que hacen, tanto positivo como negativo, las dinámicas de grupo y para presentarnos a los personajes que nos acompañarán durante el resto de novelas.
Si algo tienen en común Lois Lane y Wonder Woman es el momento de su historia en que las escritoras han elegido mostrarlas: al inicio de su carrera. Si bien en el caso de Lois Lane esto implica ser una aprendiz de periodista, Diana por contra se enfrenta a la decisión de las amazonas de permanecer apartadas del resto del mundo. Sin embargo, lo que las diferencia es el acercamiento que tienen al mythos del personaje. Mientras que Lois Lane es fiel a lo que conocemos de ella en su etapa moderna, Wonder Woman crea un nuevo mythos que la aleja del personaje de la película y de los cómics. Esto, que podría considerarse una baza a su favor si la construcción del mundo es buena, se convierte en una de las piedras en el camino de la novela para atraer a las aficionadas a los cómics. Por otro lado, como novela de un personaje con las características de Wonder Woman, Leigh Bardugo no llega a aprovechar todas las posibilidades que abre.
Corinne Duyvis, por otro lado, decide emplear a los Guardianes de la Galaxia más conocidos, los de la película, y darles una nueva aventura donde los lectores se reencuentran, básicamente, con los personajes que conocen tanto de la primera película como del universo Marvel en general. Así, la historia se desarrolla principalmente en la zona controlada por los Kree y el problema tiene que ver con el Coleccionista y con Groot. Duyvis tiene un manejo de los personajes sobresaliente y consigues reconocer fácilmente a cada uno en los diálogos y en las acciones (además, al centrarse en la primera película evita tanto al Drax que da reparo por sus reacciones hacia Mantis como la relación entre Gamora y Quill, para alegría de todos). Es una aventura sencilla donde pasas un rato entretenido con los personajes. Todo empieza cuando notan que Groot ya no es él mismo, y empiezan a encontrar duplicados del Flora Colossi por la galaxia. De ahí a suponer que el Coleccionista tiene algo que ver, no hay mucho salto. La novela está llena de escenas de acción en las que puedes ver perfectamente cómo podrían haber hecho una película con esta premisa.
Cómo criticar a las grandes creando un universo nuevo

Portada de The refrigerator monologues.
Como muchas sabréis, Gail Simone acuñó el término Woman in Refrigerator para unos eventos muy habituales en los cómics noventeros de superhéroes, donde los personajes femeninos se empleaban solo como herramientas para generar un cambio en el statu quo del personaje masculino. El ejemplo más claro de esto (y más injusto) se dio en Linterna Verde al inicio de la andadura de Kyle Rayner. Con esa crítica, se puso de relieve el papel de los personajes femeninos en las historias de las dos grandes editoriales y, al cabo de un tiempo, Cat Valente sacó un pequeño libro de relatos llamado The Refrigerator Monologues.
Es un libro que trata los argumentos de determinados personajes femeninos de las dos grandes cambiándoles el nombre y dándoles un marco narrativo en otro universo. Así, tenemos a las dobles de Mera, Jean Grey o Harley Quinn para mostrarnos el reverso de las narrativas masculinas de las dos grandes con un estilo sarcástico y claramente basado en los monólogos para contar su propia historia. Se trata de un libro muy divertido y que te puede hacer ver que esos cómics que leías en los noventa no trataban la potencia narrativa de los personajes femeninos como era debido.
Los nuevos universos: no todo sale de los cómics

Portada de Not your sidekick.
Desde principios de la década, han empezado a proliferar libros que situaban a los superhéroes en nuevos universos. De entre todas esas novelas, hay tres que destacan poderosamente en el panorama, sobre todo, por su clara conciencia social. Así, tenemos Not your sidekick, de C. B. Lee, Dreadnought de April Daniels y The Super Ladies de Susan Petrone. Las dos primeras parten desde la categoría juvenil y la otra se encuentra englobada en la adulta. Las dos primeras juegan en universos estilo Marvel y DC donde hay supergrupos, superhéroes y una historia previa de legados; la otra es una historia de orígenes. Las dos primeras son sagas, la tercera no. Pero si algo tienen en común es que todas las protagonistas dan una visión muy distinta de lo que conocemos como superheroísmo.
Pero vamos por partes. Not your sidekick está protagonizada por una hija de inmigrantes a unos Estados Unidos donde muchos tienen superpoderes y donde el país está repartido por áreas de influencia de distintos supergrupos. Su hermana tiene superpoderes y la van a admitir en el gran grupo. Pero ella consigue una beca para trabajar en una empresa importante de biotecnología y descubre muchos secretos; entre ellos, una conspiración para mantener el statu quo. Todo esto aderezado con problemas con su hermana, con su jefa y con sus amigos, y con varios descubrimientos más sobre ella misma. El foco en este caso es la injusticia social sistémica contra los diferentes.
Por otro lado, tenemos Dreadnought donde la protagonista tiene la suerte de estar en la cercanía del superhéroe homónimo cuando este muere en mitad de un combate. Gracias a esto, es la elegida para llevar el manto como su sucesora. Con el objeto fuente de los poderes de Dreadnought, su cuerpo pasa por una transición que la hace sentir más cómoda. Pero ello conlleva una serie de problemas con sus padres, con una heroína TERF y con otras partes de la sociedad. Además, también en este caso tenemos una sociedad dividida entre los capas blancas, grises y negras según su nivel de cumplimiento de la ley. Así, Dreadnought se ve inmersa en varios campos de conflicto al mismo tiempo, sobre todo en cuanto a quién la considera digna del manto y quién no. En la segunda parte, el foco pasa a ser si el dinero y la posición social hacen a alguien mejor para ostentar el poder. Todo aderezado siempre con un foco en las identidades, en lo que implica quién eres y cómo te presentas al mundo, así como los privilegios que eso conlleva.

Portada de The Super Ladies.
Finalmente, The Super Ladies es una novela sobre señoras de mediana edad, que ya tienen sus vidas más o menos hechas: una como profesora de instituto con hijos, otra como ama de casa completamente entregada a su familia y la tercera que tiene la mala suerte de cruzarse con un casanova que la deja con una deuda impagable y a punto de que la echen de casa, pero tiene una carrera importante en la empresa informática a la que pertenece. Las tres son amigas y se reúnen cada semana para apoyarse y ponerse al día. Sin embargo, un accidente con el experimento de la hija de una de ellas les da poderes y, como viven en un mundo en el que eso no es posible, al principio no se lo creen demasiado. Luego ven que es cierto y empiezan a replantearse lo que eso significa para sus vidas y para su capacidad de auxilio a los que les rodean. También descubren hasta qué punto la sociedad tiene algo que decir respecto a quién merece ayuda, o lo cerdos que pueden ser los hombres en ambientes “masculinos” (y lo que eso implica para las mujeres que los rodean).
Diversidad ante todo
Muchas veces se critica al mundo del cómic, con bastante razón, por la falta de manos de mujer en las tramas (aunque se va mejorando). Por suerte, en el mundo de la prosa tenemos nuevos sistemas de acercarse a los superhéroes. En los ejemplos que hemos tratado, incluso en las que están dentro de los universos canónicos, se cuentan historias que habitualmente se pierden en esa épica del combate que muchos cómics emplean. Y, en el caso de las que están fuera de esos universos, suelen poner el foco en los que habitualmente se quedan en los márgenes de las historias y de la sociedad.

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