Hace unos meses se pusieron a la venta Distópicas y Poshumanas, dos antologías compuestas únicamente por relatos de ciencia ficción, de escritoras y de España. Pero Distópicas y Poshumanas son mucho más que dos antologías hermanas que se publican en dos volúmenes para que, simplemente, sea mucho más cómodo manejarlas. Son el resultado de una investigación profunda, seria y muy importante sobre los orígenes de la ciencia ficción escrita por mujeres en este país.
Estos dos volúmenes están antologados por Lola Robles y Teresa López Pellisa, dos voces conocidas en los estudios académicos sobre teoría e historia de la ciencia ficción y el papel que han jugado las escritoras en ellas. Durante unos meses aunaron fuerzas para darle forma a estos dos libros que, por varias razones, son imprescindibles para los amantes de la ciencia ficción en lengua castellana.

Portada de Distópicas.
La investigación que luego terminó dando forma a Distópicas y Poshumanas se propuso rastrear a las autoras de ciencia ficción en España (que no solo en español) y así poder trazar un panorama general; desde el primer texto hasta los publicados estos últimos años. La cantidad de mujeres que han escrito este género es tan grande que muchas autoras no han podido aparecer impresas.
Distópicas y Poshumanas son importantes porque demuestran y dejan registrado que las mujeres llevan escribiendo ciencia ficción desde hace muchos años. No es un fenómeno reciente y efímero, como solíamos pensar. Y por primera vez se han rastreado algunos de estos nombres y se han publicado de manera conjuntan en un mismo libro.
Además, estos dos libros ponen de relieve la calidad literaria de todas las autoras incluidas. La ciencia ficción escrita en España y por mujeres tiene la misma calidad, o incluso más, que la escrita fuera de nuestras fronteras o por hombres.

Portada de Poshumanas.
Los relatos recogidos en estos dos volúmenes no son inéditos ni están escritos para la ocasión. Gracias a esto se ha podido recoger dentro de una misma obra algunos de los mejores relatos que creo, personalmente, son de los mejores escritos en nuestra lengua. Poshumanas empieza con “El error”, de Rosa Montero, un cuento muy breve pero lleno de detalles, matices y un giro final como pocos he visto. Y sin decaer, de segundo incluye “Casas rosas”, de Nieves Delgado, publicado en el primer volumen de Alucinadas y premio Ignotus a mejor relato.
Destaco estos dos textos, aunque podría hacerlo con muchos otros. Entre las páginas de Distópicas y Poshumanas se pueden encontrar grandes nombres de nuestra literatura, como Elia Barceló, Susana Vallejo o Cristina Jurado. Hay nombres menos familiares, pero con los que teníamos una deuda histórica, y gracias a esta investigación podemos empezar a conocerlos mejor: María Laffite, Ángeles Vicente o María Guéra, que escribieron en la frontera entre el siglo XIX y el XX. También aparece recogido “La cabeza a componer”, el único relato que considero de verdadera ciencia ficción de Emilia Pardo Bazán.
Por supuesto, también aparece la obra de autoras más jóvenes, que todavía escriben y a las que les queda mucha carrera por delante: María Zaragoza, Felicidad Martínez o Laura Fernández, entre otras.
Entre los dos volúmenes se juntan 24 relatos. Proceden de épocas diferentes y tienen estilos, temáticas y preocupaciones diferentes. Encontramos relatos ambientados en un mundo muy cercano, con problemas contemporáneas; pero también hay relatos ambientados en lugares lejanos con escenarios y personajes muy distintos a nosotros.

Emilia Pardo Bazán y Susana Vallejo.
A pesar de las diferencias entre relatos, se encuentra una característica común en todos ellos, o al menos en su mayor parte, que ya señaló la propia Lola Robles en su charla durante el AnsibleFest de 2018: la ciencia ficción española es más intimista y personal que la tradición anglosajona. Todos los relatos tienen temas que afectan a la identidad, a la percepción del mundo, a la posibilidad de cambiar el futuro… y no son tanto batallas espaciales o relatos con un primer contacto espectacular con una raza alienígena.
Por supuesto, esto no impide que los relatos presentados no contengan algo de acción, giros argumentales sorprendentes o el argumento desarrollado en mundo lejanos. Pero sí nos da una panorámica sobre qué temas se trataban o cómo se concibe la ciencia ficción dentro de nuestras fronteras, de una manera bastante clara.
Como indicaba antes, en la investigación se pretendía encontrar autoras que escribiesen dentro de las fronteras del estado español, no solamente en lengua castellana. De hecho, hay un par de relatos traducidos del catalán y las antólogas se lamentan de no haber podido acceder a relatos escritos en otras lenguas cooficiales. El relato de M.ª Concepción Regueiro se publicó por primera vez en castellano, a pesar de que la autora también tiene obras en gallego.

María Laffite y Cristina Jurado.
No me han gustado todos los relatos, especialmente los que se han seleccionado por su interés histórico más que por su calidad. Pero, aunque haya algún relato que me haya parecido menos interesante u original, entiendo que está en la antología por su valor en retrospectiva: es el caso de María Laffite, por ejemplo. A pesar de ser lectora de Emilia Pardo Bazán, tengo que reconocer que “La cabeza a componer” no es de sus relatos más amenos o mejor narrados. Por el contrario, “Hambre” de Cristina Jurado es un texto que no permite acomodarse al lector en ningún momento; y “Cuento absurdo” de Ángeles Vicente tiene muy poco que envidiarle a las distopías políticas de principios de siglo.
En general, recogidos en estas dos antologías encontramos más de una veintena de relatos de todo tipo. Aunque no tengamos en cuenta el valor histórico y académico de estas dos recopilaciones, son una gran lectura para cualquier aficionado al género.
Como dicen en los prólogos que acompañan a cada volumen, no ofrecen una lista cerrada y exclusiva de autoras de ciencia ficción: muchas han tenido que quedarse fuera, especialmente las más jóvenes. Sin embargo, todas las que aparecen han cultivado la ciencia ficción en mayor o menor medida.
Distópicas y Poshumanas nos demuestran que hay muchas escritoras de ciencia ficción en nuestro país y que siempre las ha habido. También nos ponen al alcance parte de su obra, y con un relato de cada una nos permiten acceder a quién fue o es esa escritora y así conocerla un poco mejor.
Esperemos que no sean un caso aislado. Sabemos que las investigaciones académicas sobre los orígenes de la ciencia ficción, tanto dentro de España como en otros países con los que compartimos lengua, continúan haciéndose. Todavía hay muchas autoras y obras que no conocemos, aunque, por suerte y gracias a Distópicas y Poshumanas, son unas pocas menos que hace un año.

¿Nos ayudas con una donación?