El siguiente artículo tiene spoilers sobre la trilogía del Mundo de Tinta de Cornelia Funke, principalmente del segundo y tercer libro, Sangre de Tinta y Muerte de Tinta.
En el Mundo de Tinta los nombres son importantes, porque se ajustan al personaje: Bailanubes era uno de los mejores funámbulos hasta que se rompió la pierna actuando; a Dedo Polvoriento se le conoce como el Bailarín del Fuego por como habla con las llamas, mientras que Pájaro Tiznado se asusta de ellas y por eso es un pésimo escupe fuego; Cabeza de Víbora es un señor cruel y malvado, como sus subordinados Zorro Incendiario y Pífano «Nariz de Plata». Al anciano escritor que compone poemas para el desdichado Príncipe Orondo, que llora la muerte de su hijo, Cósimo el Guapo, le llaman Tejedor de Tinta, aunque su nombre es extraño en este mundo: Fenoglio. Porque Fenoglio es de un lugar lejano, y fue transportado al Mundo de Tinta sin querer entre Lengua de Brujo y su hija. Lengua de Brujo se ha ganado ese apelativo porque cuando lee en voz alta, es capaz de abrir las puertas entre mundos y transportar a la gente y los objetos de un sitio a otro. Pero todo tiene un precio, y es que debe ser un intercambio equivalente. Y por ese motivo, hace diez años trajo sin querer a Dedo Polvoriento y los malvados Basta y Capricornio a este mundo, y a cambio el libro Corazón de Tinta se tragó entre sus páginas a su mujer, Resa.

Portada de la edición española de Siruela. La trilogía ha sido traducida por Rosa Pilar Blanco.
Pero hace un año, Mo y su hija Meggie, con ayuda de sus voces derrotaron a Capricornio y sus secuaces y se reencontraron con Resa, traída de vuelta por otro lector, Darius.
Este es un resumen de la trilogía del Mundo de Tinta, donde las personas más poderosas son los lectores y los autores. Porque las historias no son nada si nadie las lee o las cuenta. Las historias son seres que hibernan, esperando a que llegue la primavera a despertarlas. La primavera puede ser quien coge un libro y lo lee para sí mismo. En estos casos, la historia se convierte en un simbionte: gracias a quien lee pasa a estar viva, y a cambio planta la semilla de las posibilidades en el lector. Hay otras historias que son polinizadoras, que brotan y florecen cuando se cuentan en voz alta, plantando nuevas semillas en todos los que oigan; y, como sucede en la naturaleza, estas historias se esparcen mucho, pero cambiando rápidamente, mutando y creciendo en cada nueva polinización. Hay historias pacientes, que fueron escritas hace tiempo, pero reposan en cajones o documentos de word, esperando sin prisa a que se acuerden de ellas.
Estos tres tipos de historias están en la saga del Mundo de Tinta. Voy a hablar primero sobre el tercer tipo, las historias pacientes. ¿Qué necesita una historia para vivir? Solo que alguien piense en ella. Una vez se piensa en ella, echa raíces en la cabeza y el escritor deberá quitársela de alguna forma, pues si no tiene espacio, ¿cómo van a nacer nuevas historias? Muchas veces estas historias se quedan esperando a que se vuelva a ellas. De una novela olvidada en un cajón asegura Fenoglio que ha surgido Doria, el muchacho inventor que conoceremos en Muerte de Tinta. Funke nos deja a nosotros el creer a Fenoglio, el escritor pagado de sí mismo que se considera el señor absoluto de la historia de Corazón de Tinta, o por el contrario creer que es solo una feliz coincidencia y Doria ha existido siempre.
Porque Fenoglio es el autor del libro de Corazón de Tinta, se proclama el dueño y señor de la historia que transcurre en ese mundo, aunque hace ya mucho tiempo que esta escapó de su control. Por ejemplo, Cósimo el Guapo murió persiguiendo a los incendiarios capitaneados por Zorro Incendiario, lo que ha hecho que todo se vaya al traste. Así que cuando ve a Meggie le pide usar su voz para traer a Cósimo de entre los muertos. O al menos a otro Cósimo, porque aunque Fenoglio sea el autor, no puede ir en contra de sus personajes ni las normas de su propio mundo, y el volver de la muerte no está incluido en ello. Meggie duda de que su voz surta efecto dentro de la propia historia, ya que ahora no está encerrada y domesticada dentro de un libro.
Y es que, por más que lo intentes, una historia no es mansa, sino que está viva. Muchas veces, parece que la labor de los escritores al escribir es hacer que la historia y los personajes hagan lo que ellos han previsto. Que es lo que en apariencia sucede cuando Meggie lee y trae de vuelta al otro Cósimo. Fenoglio es feliz porque parece que por fin retoma las riendas de su historia y esta va a contarse en condiciones.
Pero es todo una ilusión, y la historia empieza a seguir nuevos derroteros, cada vez más oscuros, pues así es el mundo que creó Fenoglio, negro como la tinta. En un intento de dar algo de luz a esta historia, Fenoglio creó al bandido Arrendajo, tomando como modelo a Mo, el padre de Meggie. Y aquí tenemos nuestro segundo tipo de historia, pues Fenoglio compuso algunas canciones que dio a los juglares y, como toda narración oral, estas acabaron creciendo y desarrollándose mientras Fenoglio no miraba. Al final, Arrendajo se torna real gracias a las personas anónimas que portan su máscara, hasta que llega Mo, fatalmente herido. Al conocerlo Meggie, le exige a Fenoglio que le salve con las palabras que ella leerá. No saben si funcionará, pues Mo no es parte de la historia. Pero lo acaba haciendo, y él acabará por convertirse en Arrendajo. Nunca sabremos si Mo se vuelve Arrendajo porque todos le llaman así o porque las palabras de Meggie le convierten en parte de la historia. También es posible que ese mundo estuviera esperándole, deseoso de que alguien tomará definitivamente el papel de Arrendajo, el héroe salvador que necesitaba este relato.

De la misma forma, Funke hizo a Mo pensando en Brendan Fraser, por lo que en la adaptación a película exigió que fuera él quien interpretara a Mo. Fuente.
Sangre de Tinta me recuerda a una tragedia griega: los personajes luchan continuamente contra el destino que marca la propia historia, en contra de sus deseos y voluntades. Y para alguien como Fenoglio, esto es devastador y sufre una crisis de escritura. Así pues, en vista del terrible destino que tienen delante, Meggie y Farid le piden a Fenoglio que escriba una última vez para traer a Orfeo, que es la única persona que conocen capaz de escribir sobre el Mundo de Tinta y que se haga realidad. Aunque Orfeo lo hace tomando solo las palabras dentro del libro de Corazón de Tinta, incapaz de hacer nada nuevo con esas historias. Y si Fenoglio era un megalómano pagado de sí mismo, Orfeo es mucho peor. Orfeo dice amar Corazón de Tinta, pero en verdad ama solo la carcasa y el armazón, pues en los momentos que la historia no se pliega a sus deseos, hace uso de su voz para que lo haga. Aunque vaya en contra de las normas del mundo.
Tendríamos aquí el primer tipo de historia, con la figura del fan representada en Orfeo, pero que resulta ser la peor clase de fan que hay: el que tiene preguntas retorcidas e insistentes sobre un mundo, el que pretende saber más que el propio autor de la obra y se esfuerza en demostrarlo. Orfeo quiere un Mundo de Tinta que le haga ser el más poderoso, da igual si con ello destroza el propio mundo. Analizar el papel de Orfeo es delicado, pues no deja de ser un escritor de fanfics. Un mal escritor de fanfics, pero no porque su ortografía sea atroz o no sepa escribir, sino porque no entiende la historia. Es el escritor al que no le importa que traer de la nada cuatro ruedas para el carruaje de Cabeza de Víbora sea un deus ex machina, o le da igual traer un unicornio solo para que Pardillo lo mate. También le da igual crear hadas de colores que amenazan con acabar con las hadas azules nativas de ese mundo. A Orfeo le gusta crear, pero no es capaz de asumir las consecuencias de sus acciones.
Este personaje me parece una crítica a los fiquers, pero a aquellos egoístas e irresponsables. Aquellos que solo saben usar historias ajenas para satisfacer sus deseos, sin atreverse a crear cosas nuevas. Lo veo también una crítica a aquellos escritores cómodos, que solo son capaces de hacer lo mismo una y otra vez, sin preocuparse de sus creaciones. Gente que escribe sin alma ni pasión, pues solo quieren alimentar su ego.
En una historia que es tan conscientes de que lo es, es normal encontrarse este tipo de cosas: escritores intentando domar la trama, gente creyendo saber qué es lo mejor sin pararse a pensar en las consecuencias, como sucede con Elinor alentando a Fenoglio a eliminar de un plumazo a los hombres de Pardillo que los siguen. Cornelia Funke creó una historia que va de las historias, de cómo se cuentan, cómo se narran y cómo pueden atraparte y volverte parte de ella. Habló de creadores y de las responsabilidades que tienen para con la obra, y habló de creadores soberbios e irresponsables. Creó unas novelas mágicas, maravillosas, oscuras y que te atrapan. Pero cuidado al sumergiros en la tinta, no os ahoguéis en ella.
Gracias a Dikana por ayudarme en la redacción del artículo y dejarme leer algunas notas.

¿Nos ayudas con una donación?
¡Qué artículo tan interesante y chulo! Enhorabuena 😀
Me gustaLe gusta a 1 persona