Reseña: Nivel 10

Si algo me interesa en especial es la idea de cómo podemos llegar a diseñar castigos ejemplares a medida que transcurran los años. Nivel 10 parte de esa premisa: un nuevo modelo de cárcel que está en la mente de quien sufre la condena. Solo con eso, la novela ya contaba con mi interés. Pero, además, su autora es neuropsicóloga de formación, lo que no podría resultar en una combinación inicial más llamativa.

Fani Álvarez

Fani Álvarez (Almería) ganó el I Certamen de Relato Breve de la Universidad de Almería, así como el Concurso de Relatos Improvisados de la Feria del Libro de Almería, y quedó finalista en I Concurso Literario Antro Narrativo. Otro de sus relatos se encuentra dentro de la antología Insólitas, editada también por LES Editorial, al igual que el libro que nos trae hoy aquí.

Nivel 10 es una novela de ciencia ficción y, aunque esto sea el eje de su ambientación y la premisa inicial se encuadre en ese género, es también una historia muy centrada en los personajes. Su protagonista, Úrsula, es una actriz emergente que comete uno de los crímenes castigados en Beltarih: tener una relación con otra mujer. El mecanismo para encarcelar a todos aquellos que se aparten de la norma, ya sea por la homosexualidad o por padecer una enfermedad mental, es el C-BeCon. Es un cultivo sintético que puede colocarse en una zona determinada del cerebro, de tal forma que aplique descargas de dolor ante los estímulos sancionados. Por si eso fuera poco, se coloca una especie de lunar en la mejilla que marca al condenado, para que toda la sociedad sepa que lo es. De esta manera, asistimos a la vida de Úrsula y a cómo el C-BeCon la influencia en todo lo que hace y en quién quiere llegar a ser o lo que le gustaría conseguir.

—La operación tiene cinco fases, en las tres primeras se implantan los núcleos de C-BeCon y las últimas son para la amnesia y el lunar. —Miró a Úrsula e intentó contener una sonrisa al ver la cara de desconcierto de esta—. En cada fase se inyecta una solución preparada con anterioridad y exclusiva para cada cebeconeado. Esa solución contiene células sintéticas que acaban creciendo en el cerebro y realizando la función para la que se les programa.

La narración corre bajo el punto de vista de la protagonista, por lo que seguir sus andanzas resulta muy sencillo. Es cierto que, en ocasiones, hay demasiada lentitud en las descripciones de su día a día, pero es parte del interés de la historia. Lo que rodeaba a Úrsula cambia de manera drástica con su condena, por lo que tiene que aprender incluso a mirarse en el espejo y descubrir el lunar de su mejilla, día tras día.  No es una narración hecha para grandes escenas de acción, sino para esa construcción lenta de una vida y Fani Álvarez se muestra consistente en ese punto.

Por eso a veces hay ciertas escenas que parecen repetidas, por la carga emocional que suponen para la protagonista. Sin embargo, acaban distanciando un poco al lector de esa empatía creada, al presentarlas de forma constante. También hay momentos de mucha información científica que, aunque bien encajada, puede resultar farragosa o lentificar el avance de la lectura.

Es precisamente la narración la que nos permite acercarnos a uno de los puntos fuertes de la novela: la ambientación. La autora ha creado un mundo sólido en todos sus aspectos: nos muestra la educación y cómo se organizan las carreras; hay Historia, ha hecho un trabajo para mostrar un nuevo tipo de Arte y sus corrientes, nos habla de política… Es un mundo trabajado y consistente en cada uno de sus aspectos, y habrá a quien no le guste que se lo desgrane tanto, pero a mí me ha parecido muy interesante ver esa construcción. Sobre todo, porque sugiere una sociedad basada en los niveles de influencia y popularidad, lo que, aunque planteado desde otra perspectiva, no se aleja mucho de aquello que ya existe en nuestro mundo. Por otro lado, el castigo que se aplica a todo aquello que se aleje de la norma no es algo que nos quede a desmano y está claro dónde está la crítica. Me gustan las ambientaciones de ciencia ficción más plurales, en las que se han superado estos conflictos, porque espero que eso sea lo que ocurra en el futuro. Pero partiendo de esa premisa, Fani Álvarez hace un buen planteamiento.

«Las personas con altos niveles de credibilidad y prestigio gozaban de ciertos privilegios, puesto que contaban con la confianza de sus relaciones interpersonales, así como de la sociedad en general. En caso de tratarse de personajes públicos, esta credibilidad se hacía más relevante: una celebridad (…) con alto niveles de credibilidad y prestigio se convertía, prácticamente, en una persona intocable.»

La cárcel está en su cabeza.

De nuevo, que sea una narración cercana a Úrsula hace sencillo esa crítica y elaboración. El resto de personajes que se colocan a su alrededor resultan igual de sólidos, aunque al que hay que destacar es a Dafne. Ella es el otro eje en el que se apoya la historia. Porque, a pesar de la enorme carga de ambientación futurista y científica, esta historia no deja de ser una historia romántica. La mencionada importancia de los personajes y sus vidas deriva en asistir al modo en que se entreteje la relación entre ambas: el modo en que se crea la complicidad y confianza entre dos personas desconocidas cuando dejan de serlo. Su manera de relacionarse es la que aporta más trasfondo a los propios personajes y constituye parte de su identificación. Los personajes secundarios son interesantes, pero no tienen tanto espacio como para poder destacarlos por encima de ellas dos.

Quizás por eso, el final se hace precipitado, porque la lectura se centra tanto en la relación de ambas que no se da el espacio suficiente a los secundarios y al conflicto fuera de eso. La sensación de que le sobran páginas y las preguntas «por qué no antes», «por qué tan fácil» aparecen cuando no deberían. Aun así, toda la construcción de esa relación crea el nudo de la historia: cómo se consigue la libertad en un mundo que priva a ciertas personas de ella. Y no lo hace nada mal.

«Mientras regresaba a casa, sopesaba las opciones que se le presentaban frente a ella. Sí o no. Arriesgarse y ganar. Arriesgarse y perder. Quedarse donde estaba sin opción a más. Hiciese lo que hiciera sabía que no habría tregua ni descanso.»

Nivel 10 es, principalmente, una novela intimista con una ambientación de ciencia ficción muy sólida y con una idea muy atrayente como punto de partida.

 Andrea Prieto
Andrea Prieto (Investigación/Opinión): ¿Matasanos que suele responder con otra pregunta? Sí, justo. Desde antes de eso, lectora de lo que aparezca y escritora de lo que se pueda (o de lo que quiera, según el cambio de la marea), con muchas palabras a la espalda.

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