Estamos en un momento en el que encontrar antologías es bastante sencillo, porque abundan. Y, aun así, a veces es difícil dar con algo tan específico y que tenga el punto de mira puesto en el futuro. Si ProyEctogénesis (Enclave de libros, 2019) me llamó en especial la atención, a pesar de tener tantas antologías disponibles, fue precisamente por esto y por tema que trataba.

Lola Robles, antologista.
La gestación de un feto fuera del vientre materno es una posibilidad en la que habría que comenzar a pensar. En uno de los capítulos de la serie Anatomía de Grey, de la creadora Shonda Rhimes, ya aparece la idea, como un posible futuro para la investigación en el campo de la obstetricia. Y este es solo un ejemplo de ficción cercana donde quieren adelantar ese futuro. Lo que hace Lola Robles (1963, Madrid) en el prólogo de la antología es comentar de qué manera hemos llegado a esta posibilidad y todas las implicaciones que tendría.
No soy de esas personas que se leen los prólogos con mucho detenimiento. La impaciencia me pide que salte directamente a los relatos y no me suelo arrepentir. Pero sí creo que en este caso es bueno darle una oportunidad de calma a lo que ha escrito Lola Robles como antesala de la antología, pues expone de manera clara conceptos sobre feminismo o ciencia ficción que nos sirven de avance a lo que se presenta en el libro y, además, nos acerca a temas legales o éticos que se pondrían de manifiesto en caso de que la ectogénesis saliera adelante. No es que el prólogo, a mi modo de ver, haga que se entiendan mejor los relatos, que son capaces de resolver sus propios planteamientos, sino que sirve para acercarse muchísimo más a un tema que es interesante de por sí y también para darle unas cuantas vueltas a las preguntas que se plantean antes de iniciar la lectura.
Los relatos se pueden dividir de formas diferente. De los seis, los hay que abordan el concepto de la ectogénesis desde un campo centrado en el vínculo y el apego, o los que lo hacen alrededor de aspectos sociales o de elección. A pesar de sus diferencias, el tema central propuesto se muestra de manera clara en todos ellos y es especialmente interesante porque, pese a los diferentes acercamientos, los seis plantean preguntas importantes, como ya se adelantaba en el prólogo: ¿dónde está el vínculo? ¿Está todo justificado? ¿Cuáles son las consecuencias sociales si esto sale adelante?
María Angulo Ardoy (1978, Granada) presenta en Summertime un relato basado en la creación de prototipos: una humanidad al borde de la extinción, con baja fertilidad, en la que lo importante es producir individuos que puedan ocuparse de tareas necesarias. De esta manera, plantea una sociedad de castas, donde la reproducción tiene por finalidad garantizar la supervivencia de la especie. A pesar del entorno hostil en esa premisa, de la frialdad que lo rodea todo, el toque que le da la protagonista sirve para arrojar las pinceladas justas de luz. Ella se encarga de supervisar esa producción de clones, una tarea que podría hacerse de forma mecánica, pero que para ella tiene una implicación emocional. Y se puede ver de qué manera basa su vida, no en esa supervivencia fría y estandarizada, sino en una vinculación. Esta dualidad entre crudeza y sensibilidad hace que el relato gane mucha fuerza cuando se van desgranando todos los entresijos de la sociedad.
Madre Patria, de Teresa P. Mira Echeverría (1971, Pilar, Argentina), parte de un régimen totalitario donde es muy importante la genética. Aquí, la gestación no se basa en lo mejor para la supervivencia en sí o en la libertad de elección de crianza, sino más bien en los deseos de un monarca. Lo más destacado del relato no es tanto lo peligroso que podría resultar el que este «diseño» de gestación cayera en manos de un régimen totalitario con un dirigente altamente narcisista, sino el lirismo que Teresa P. Mira ya ha demostrado en otras historias y que se percibe con claridad en esta narración: lo duro que se esconde en el fondo de algunas de sus descripciones oníricas acaba revolviendo por dentro.

Portada del libro.
Chus Álvarez aporta con Barrigas un relato hecho a base de recortes de diferentes declaraciones de los implicados en un juicio. Aquí la premisa es si la ectogénesis podría permitirle a un hombre ser el gestante. Es uno de los relatos que a mí me ha parecido más interesante, quizá porque su modo de narrar lo hace muy dinámico, pero al mismo tiempo plantea muchos temas diferentes: la falta de control sobre este tipo de gestación, que haría que alguien pudiera tener el número de hijos que deseara, como objetos coleccionables; o si la sociedad, por lo tradicional que es en muchos aspectos, estaría realmente preparada para lo que supondría la gestación artificial.
El relato de Conchi Regueiro (1968, Lugo), Plásticos, me ha parecido uno de los relatos más crudos. Tal vez no en sí mismo, ni por cómo lleva el tema central de la antología, sino por una narración que se hace más «sucia» en algunos aspectos o el ambiente opresivo en el que se mezcla. Con mafias que se dedican a buscar úteros artificiales, relaciones basadas en la conveniencia y un ambiente más callejero y actual, la autora nos conduce por una posible ectogénesis de la que se puede hacer un pequeño paralelismo con la gestación subrogada, y aquí la crítica social está más marcada que en otros relatos.
En una línea similar a Summertime, está el relato Mom, de Nieves Delgado (1968, Ferrol). En él, una mujer embarazada huye de su hogar para ponerse a salvo, y acaba en un sitio donde la gestación se lleva a cabo de forma externa. En este nuevo lugar plantean que el método externo siempre es mucho más seguro que el embarazo, por estar más controlado. Y lo mismo ocurre con la crianza tradicional: los niños crecen fuera de lo que sería su familia de origen, en una comunidad que garantiza que estarán seguros durante todo su desarrollo. ¿Es esta garantía de seguridad la elección correcta o es preferible arriesgarse y mantener los vínculos materno-filiales? Al seguir de cerca los pasos de la protagonista, mientras se hace esta pregunta, el lector también puede ver qué implicarían cualquiera de las dos opciones.
Por último, cierra la antología un relato que es difícil de clasificar. Cristina Jurado (1972, Madrid), con una prosa dinámica y con cierto humor, presenta en Huevos lo extraño: desde sus personajes, que no se sabe si son humanos o no, hasta el lenguaje que utiliza. Al principio, resulta difícil salir de esa extrañeza y lo raro que resulta leerlo, pero una vez que te asientas, atrapa con todos sus cambios. Huevos ilegales, sistemas de adopción corruptos y una investigación que se sale de lo ético son los constituyentes de esta historia.
Desde el prólogo hasta el último de sus relatos, ProyEctogénesis es una antología que invita a dibujar futuros y a la reflexión. No dejan de ser curioso los diferentes abordajes que se hacen de la misma premisa y todas las respuestas, soluciones o alternativas que se dan, solo para ofrecer más preguntas sobre el tema. Pero además de esa reflexión de fondo, los relatos resultan variados, entretenidos y con un peso propio que hace un gran balance para este conjunto.

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