Charlando con Laura Arenas Manzanares sobre Bosques de estrellas

Muchas veces lo único que me interesa es tener una historia bonita con la que poder conectar unas horas sin necesidad de pensar en nada más. No hace falta que sea especialmente trepidante, ni que tenga colores chillones o setecientos personajes. Solo algo escrito con mimo para que cada lector pueda tener un espacio en la historia. De esa manera concibo Bosques de estrellas, de Laura Arenas Manzanares.

Laura Arenas Manzanares.

Esta autora madrileña trabaja como profesora de inglés, pero su interés por la escritura la ha llevado a publicar relatos en varias antologías. En El hilo rojo (Pluma de cristal, 2019) publicó el relato «En el valle de la perseverancia», con una ambientación que se ubica en la de la novela que nos trae aquí hoy; o en la antología A la caza de lo invisible (Insomnia Ediciones, 2019), el relato «La Decisión de Raleigh». También ha autopublicado, en la plataforma Lektu, Está sonando nuestra canción o Rota, que se pueden conseguir mediante pago social como forma de empezar a leerla.

Bosques de estrellas no es la primera novela que escribe, pero sí la primera que publica. Editada por Ediciones Dorna y con ilustración de portada de Orikye, esta novela traslada al lector a un mundo donde la fantasía y la ciencia ficción se dan la mano para mostrar una pequeña aventura en medio de una galaxia llena de faes. Con una excusa aparentemente simple, como custodiar a una persona al ir de un punto a otro, el enredo inicial junta a varios personajes sin relación a bordo de una nave-dragón y los convierte en una pequeña familia a la que acostumbrarse en el camino. La misma Arenas resume la historia así:

Lo voy a intentar, a ver qué consigue mi capacidad de síntesis pero, ¡qué pregunta más difícil! Bosques de estrellas es la historia de los que no fueron elegidos, de la gente pequeña que junta quizás pueda cambiar las grandes cosas, incluso en un universo lleno de magia y rencillas.

La novela plantea el éxodo de la tierra después de que las hadas hayan iniciado una guerra entre las dos facciones. Así el cambio climático tiene, en parte, una excusa más allá de la humana y la estancia en Marte, un poco de ayuda. De esa manera, nos ubicamos desde el inicio en un universo donde aparecen las naves y estaciones espaciales, con una mezcla de humanos y criaturas mitológicas:

La verdad es que las hadas tienen muy mala prensa en la novela, las pobres. Y, aunque puede que sí se la merezcan, todo viene por los puntos de vista desde los que está escrita la historia. Hadley, nuestra protagonista, y los otros dos personajes a través de cuyos ojos conocemos la historia no son precisamente imparciales respecto al tema. Sus razones tendrán… pero nunca hay una sola versión de la historia.

En cuanto a la mezcla loca de elementos, estuvo marcada desde el principio por el particular origen de la novela. Esta historia nació gracias un concurso en un foro de escritura y lectura en el que participaba y que fue mi casita y mi apoyo durante mucho tiempo. En la competición, los condicionantes eran la liberación de un preso tras cumplir condena por el asesinato de un puñado de duendes y el éxodo de Marte, lo cual me resultó muy chocante de entrada pero luego fue un desafío que me acabó encantando. De esa mezcla surgió la Coalición de Cooperación entre humanos y hadas, que es la base del universo de la novela.

Por si esa base fuera poco, Arenas nos va dando pinceladas sobre conflictos pasados que estructuran aún más la situación y ponen las bases políticas y organizativas de Bosques de estrellas. Desde una pelea matrimonial que cambia las mareas de la Tierra hasta asesinatos y condenas que tienen repercusiones generaciones después, la ambientación se ve crecer más allá de la trama. Personalmente, es uno de los puntos que más me suele gustar a la hora de analizar una ambientación: la sensación de inmensidad de la que se van sacando las pinceladas suficientes para intuir la cantidad que hay detrás, sin cansar al lector con lo innecesario. Además, la mezcla entre tecnología y fantasía se complementa bien por mucho que pueda parecer extraño al inicio.

¡El worbu! Tengo que confesar que es algo que me encanta a la hora de escribir: toda la construcción de universo, con sus reglas y particularidades. Me resulta muy interesante y gratificante dar respuesta a todos los porqués que se me llegan a ocurrir, incluso si luego no aparecen en el texto. Sin lugar a dudas, lo que más me gustó crear fue Fiorino, la nave cazarrecompensas con forma de dragón en la que nuestros protagonistas viajan a lo largo de la historia. Es el hogar y el corazón de la novela. Además, por supuesto, me encantó jugar con el folclore y las hadas y ponerlas en este contexto en el que, de entrada, pegan tan poco. En mi opinión, Bosques de estrellas es fantaciencia (porque no tengo vergüenza ni quién me la ponga). Hablando en serio, creo que la historia tiene suficientes elementos de ciencia ficción como para que la magia no se lo coma todo. Aunque, como la mala hierba, lo intente.

Portada de Bosques de estrellas. Ilustración de Orikye.

Acompañamos desde el inicio de la historia a Hadley, una fae con la capacidad extraña de modular el metal, que debe realizar el encargo de recoger a un viejo miembro de la familia, acusado del asesinato de varios duendes. Es uno de los personajes con la voz más extensa a lo largo de la narración y también de las más definidas. A pesar de eso, no parece la protagonista por excelencia y permite con facilidad que se conozca al resto sin poder tildarlos a todos de secundarios.

De esa manera, conocemos también a Pim, uno de los personajes más entrañables de la historia: primero por su misterio y después por sus acciones. Tiene una narración, para mi gusto, más separada del resto y personal, lo que favorece que se le pueda distinguir por encima de las otras y por eso creo que se merece su pequeña mención. Sin desmerecer a las gemelas, con una aparición espectacular, o la ternura que inspira Ennis o la fuerza que transmite Cora en cada una de sus intervenciones.

Aunque cada personaje de la historia aporta una peculiaridad que lo destaca, como son el caso de Hadley y Pim desde el inicio de la trama, es en realidad el acople de todos ellos lo que me ha resultado mejor llevado. Las escenas de relación desde el principio hasta el final ayudan a conocer a los personajes, añaden y suman a sus descripciones, y están muy bien llevadas. Su sencillez y calidez las convierten en el principal sustento de la novela.

Antes hablaba de lo mucho que me gusta el worldbuilding y ahora debo confesar que la creación y desarrollo de personajes, junto con la interacción entre ellos, es una de las cosas que más disfruto cuando estoy escribiendo, una vez acabada la fase de planificación. Y de los personajes de Bosques de estrellas acabé enamorada poco a poco pero irremediablemente. Hadley fue la primera en llegar a la historia y el eje en torno al que todo se construyó; la tenía clarísima en mi mente incluso antes de escribir una palabra. Y son sus relaciones con el resto de personajes las que dan sentido a la novela, las que la entretejen poco a poco, casi sin querer. Los personajes se van conociendo dentro de la panza de Fiorino, tras verse lanzados a esta aventura que parece que poco tiene que ver con ellos, y acaban formando una heterogénea pandilla que se enfrenta a lo que les echen. Juntos.

Bien es cierto lo que señalaba al inicio: la premisa de la historia es simple y no hay que esperar que ocurran grandes florituras, salvo un par de sorpresas que son agradables y mantienen bien la tensión. Es un tema de gustos y el mío lo cumple a la perfección, precisamente porque da mayor importancia a las relaciones de personajes que a los grandes conflictos. Tal vez por eso la historia peca hacia el final de una resolución que se puede considerar demasiado rápida y una subtrama de uno de los personajes que queda un poco más perdida. No creo que desluzca el resto de la novela, porque tiene otras virtudes que se colocan en primer plano, pero un poco más de calma o espacio podrían haber sido beneficiosos en esa construcción del final.

Porque Bosques de estrellas invita a leer más. Por la agilidad de las escenas, su sencillez o porque el estilo de Laura Arenas resulta interesante. Puede que cueste introducirse, no es tan ligero como se puede prever para una historia corta: hay metáforas y símiles, imágenes que pretenden ganar al lector por lo visual y reflexiones para contextualizar a los personajes. Sin embargo, se hace bonito. La elaboración de todos esos elementos denota que es parte de un estilo que la autora ha trabajado en obras anteriores y se nota natural, encajando bien con lo que quiere transmitir en cada momento.

El relato que la autora tiene en la antología El hilo rojo (Pluma de cristal) vuelve a dos de los personajes de esta novela, como señalaba antes, lo que invita a pensar que quizá pueda haber más aventuras de esta tropa espacial:

Bosques de estrellas vino primero, pero desde que la terminé tuve la sensación de que no había acabado. Aún quedaba mucho por contar. La verdad es que la idea del relato que aparece en la antología ya estaba en mi cabeza desde hacía tiempo y la convocatoria fue el empujoncito que necesité. Hadley y Cora están casadas en la novela, su relación es muy fuerte y estable. ¡Tienen hasta una hipoteca! Por eso, quería explorar un poco sus inicios y cómo llegaron hasta ese punto. Además, la historia de Bosques de estrellas está muy limitada en el sentido de que es una misión de un día y me resultó difícil meter todo lo que quería en ella, mientras que en el relato «En el valle de la perseverancia» el foco estaba puesto en ellas dos más que en la misión que llevaban a cabo. Eso me dio espacio para desarrollar su relación y un poquito más del universo, al que estoy francamente enganchada. Respecto a si habrá más aventuras… ¿quién sabe? La tripulación de la nave dragón ha tenido una larga y accidentada trayectoria a lo largo de los años y sí que me gustaría escribir más sobre ellos, antes y después de lo acontecido en la novela y en el relato. Pero no sé cuándo me pondré a ello.

En resumen, se trata de una novela corta pero intensa, llena de personajes muy entrañables, escenas encantadoras y la dosis justa de acción para mover los hilos en medio de una ambientación rica, especial y guiada por un estilo al que merece la pena atender. Pero ¿por qué más Bosques de estrellas es una buena elección?

¡Por el bien de la galaxia! ¿Es que nadie va a pensar en los marcianos?

 Andrea Prieto
Andrea Prieto (Investigación/Opinión): ¿Matasanos que suele responder con otra pregunta? Sí, justo. Desde antes de eso, lectora de lo que aparezca y escritora de lo que se pueda (o de lo que quiera, según el cambio de la marea), con muchas palabras a la espalda.


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