Señoras Maduras Piratas Espaciales Que Salvan La Galaxia: K. B. Wagers y The Indranan War

K. B. Wagers es une escritore de ciencia ficción que conocí en Twitter porque tiene un gato que se llama Garrus. Y si alguien en una red social tiene un gato llamado Garrus, tienes que seguirle y retuitear todas y cada una de las fotos de dicho gato. Es un imperativo biológico.

Tras varios meses interactuando con elle cada vez que posteaba una foto de su gato —y solo cuando posteaba fotos de su gato—, empecé a sentirme algo culpable y decidí que como mínimo me iba a leer uno de sus libros, que lamentablemente no están (aún) traducidos al español. Y, al buscar en internet, encontré una trilogía de ciencia ficción cuyo primer libro empezaba con una mujer despertándose en mitad de una nave espacial, sin recordar cómo ha llegado allí, y con toda la tripulación muerta a su alrededor.

Justo mi tipo de libro.

Portadas de Behind The Throne, After the Crown y Beyond the Empire, que componen la trilogía de La guerra de Indrana.

The Indranan War (La guerra de Indrana), que es como se llama la trilogía, está ambientada en un futuro lejano en el que la humanidad ha colonizado la galaxia, pero no tan lejano como para que se hayan olvidado de la Tierra. La capacidad tecnológica se menciona de forma somera al principio de la historia y ya, porque esto es una space opera y hemos venido por el drama; pero eso no quiere decir que se dejen cosas sin contar, más bien al contrario: cualquier cosa que pueda ser explicada, sea esta necesaria o no, te la cuentan en algún momento. Como por ejemplo, cómo fueron los primeros intentos de colonización de planetas desde la Tierra, unos dos milenios antes de la historia principal.

La trilogía cumple de sobra las expectativas de cualquier fan de las space operas: tiene intrigas palaciegas, guerras entre imperios interplanetarios, traficantes de armas y piratas espaciales tanto en el bando de los buenos como el de los malos, muchos romances, muchas muertes y mucho, pero mucho, mucho, drama.

Porque la mujer despertándose en mitad de la nave espacial con toda la tripulación muerta a su alrededor es, en este orden: la capitana de la nave, una traficante de armas y pirata espacial temida y conocida en medio imperio, y la única hija viva de la emperatriz de Indrana, que huyó de palacio a los 18 años para encontrar a los asesinos de su padre.

Las telenovelas de los 90 agachan la cabeza avergonzadas ante tamaño virtuosismo.

K. B. Wagers cuando te ve empezar el libro inocentemente sin saber EL DRAMA que te espera

Avances sociales y cambio de roles 

Una cosa que siempre he echado de menos en la ciencia ficción es que pintan una sociedad súper avanzada tecnológicamente, pero que socialmente es un calco de la época en la que vive el autor. A veces con bonitos añadidos ornamentales, como mujeres con grandes apetitos sexuales para satisfacer a los protagonistas masculinos. Pero poco más. 

Y podría decirse que The Indranan War no es muy diferente, porque pinta una monarquía interplanetaria con una sociedad dividida en estamentos prácticamente impermeables entre sí, y grupos rebeldes que luchan por la igualdad y son considerados terroristas por las autoridades. 

Salvo por el hecho de que la cultura dominante desciende de la hindú de la Tierra, y la «clase dominante» son las mujeres

Por «motivos» —que explican al principio del primer libro y que tienen bastante sentido para estar explicados en dos párrafos—, los colonos que llegaron al planeta donde nació el Imperio de Indrana venían de las clases sociales más bajas de India. Y por «más motivos», todos los hombres murieron de forma prematura, por lo que sus mujeres lideraron la colonización del planeta y las descendientes de esas mujeres —la estirpe de la emperatriz y su consejo— son las que forman el gobierno del imperio en la actualidad.

Aunque dónde vayas a llegar en la vida depende en gran parte de en qué familia hayas nacido, las mujeres disfrutan de más prestigio, mejores trabajos, son más respetadas y normalmente están al mando, sobre todo —o al menos donde más lo mencionan— en el ejército. Naturalmente, porque donde hay desigualdad siempre hay descontento, hay un grupo organizado —de hombres— que lucha por que los hombres tengan igualdad de derechos que las mujeres

Y, para dejar clara la analogía, incluso hay una conversación en la que una mujer se queja de que «los hombres ya tienen igualdad, un hombre es Primer Ministro, qué más quieren». 

Señoras maduras piratas espaciales que salvan la galaxia y lloran mucho

La protagonista, que como he comentado es hija de la emperatriz de Indrana, traficante de armas y pirata espacial, tiene 38 años al comienzo del primer libro (la ciencia ficción necesita más señoras de mediana edad siendo piratas espaciales; hechos, no opinión). A los 18 años huyó de palacio para encontrar a los asesinos de su padre, y ahora tiene que volver a palacio para encontrar a los asesinos del resto de su familia. 

No ha empezado la historia, y ya han muerto media docena de personas.

Los tres libros están narrados en primera persona, así que asistimos en primera fila a todo lo que ella piensa y siente —y piensa y siente mucho y muy fuerte—, pero del resto de los personajes solo tenemos la versión que ve/escucha. No soy muy fan de los libros narrados en primera persona porque no suelen llevar con elegancia el detalle de que el narrador no sea omnisciente, pero en este caso está bastante bien hecho. Aunque tampoco soy fan de enterarme solo de lo que se entera la protagonista, pero eso ya es cuestión de gustos. 

La protagonista, nacida Hailimi Mercedes Jaya Bristol pero más conocida como Cressen Stone, el nombre que adoptó cuando huyó de palacio, tiene un montón de sentimientos que compartir con el lector. Este detalle me llamó bastante la atención a lo largo de toda la trilogía: los personajes son muy duros y mucho duros, los guardaespaldas reales son guerreros de élite que morirían por su reina, el rey de los traficantes es implacable, su sobrino es un pirata espacial sanguinario, el traficante de armas y sustancias ilegales de turno es un loco psicópata… pero todo el mundo tiene muchísimos sentimientos que compartir con Cressen/Hail.

Creo que no exagero si digo que alguien está llorando en algún momento durante más o menos la mitad de la trilogía. 

Lo cual es… ¿refrescante?, porque después de presentarte a los personajes como los arquetipos de tipos y tipas duros… de pronto son la cosa más vulnerable del mundo emocionalmente, y lo único que quieres es cuidarlos y quererlos y que dejen de pasarlo mal. 

Y todo el mundo quiere a la protagonista. Todo el mundo tiene preciados recuerdos del pasado con ella y moriría por ella. ¿Necesitas refuerzos? ¿Qué tal visitar a tu antiguo mentor en el negocio de tráfico de armas, ese que has traicionado y al que no te has atrevido a contactar antes porque igual te pegaba un tiro entre las cejas? ¡Por supuesto que te va a recibir con los brazos abiertos y te va a dejar usar su nave para huir del planeta! Es más, luego va a dejar su negocio en pausa durante el resto de la historia porque, hey, es Cressen/Hail, ¡cómo no ayudarla!

No, ese detalle de «todo el mundo ayuda al prota y es súper amable con él, independientemente de si antes eran enemigos o de si ese alguien es un asesino en serie sociópata» no me gustaba cuando lo leía en otros libros, y no me ha gustado cuando lo he leído en este

Pero Señoras Maduras Piratas Espaciales Que Salvan La Galaxia. No nos engañemos, yo también lo dejaría todo por unirme a su tripulación.

El futuro será queer o no será

En la trilogía, tanto la protagonista como la mayoría de personajes principales son de ascendencia hindú o china (parece ser, sobre todo por los nombres que usan), y da la sensación de que el imperio antagonista desciende de los anglosajones. Di palmitas de felicidad con esta «inversión» de lo que suele ser normal en la ficción mainstream, igual que me reí mucho con la inversión de roles hombre-mujer que comenté antes. 

Y como me fijé en los detalles de raza y género, me fijé también en las orientaciones sexuales de los personajes, porque por alguna razón de un tiempo a esta parte me molestan los personajes abiertamente heterosexuales en la ficción. Y bueno, hay un poco de todo: las dos relaciones más importantes en la trilogía son una heterosexual y la otra homosexual; y el resto (no tan importantes porque, como comenté antes, la narradora es Cressen/Hail y a veces se entera de las cosas y a veces, no) son variaditas. Se agradece que dejen en paz a la protagonista y no le coloquen una trama romántica, que ya bastante ocupada está salvando la galaxia y siendo fantástica en general. 

Hablando de representación, hay un (1) personaje de género fluido, lo que me parece genial; pero en una galaxia con tres civilizaciones interplanetarias y una raza alienígena aparte de los humanos, la verdad es que me esperaba más. 

Contraportada de la primera novela de la trilogía.

«Acabo de decir que quiero matar a alguien. Darme un arma no parece una idea muy brillante». Hail Bristol, emperatriz ejemplar.

El malo en la sombra no es parte de la «representación», pero se merece una mención aparte. Porque esta space opera lo tiene todo, sí, también un malo maloso moviendo los hilos en la sombra y manipulando a los «malos de nivel» de cada libro. No puedo comentar el giro que hay con este personaje sin contar el final de la trilogía, solo que se ve venir desde libro y medio de distancia —o igual es que leo mucho y ya me sé todas las historias—, y que te ríes mucho cuando se descubre el pastel.

En general te ríes mucho leyendo los libros. Y lloras mucho también. Sientes muchas cosas, igualito que los personajes. A veces me parece que le autore se pasa un poco matando a gente para «hacer sufrir» a la protagonista —y a nosotras con ella—, pero a mí no me gusta que maten a gente en absoluto, así que igual es solo mi opinión. 

Lo que está claro es que la trilogía está escrita para engancharte emocionalmente. Y vamos si lo consigue.

En resumen, ¿es The Indranan War una space opera más? Pues sí. Y también es muchísimo mejor. Sí tenéis el suficiente nivel de inglés, os recomiendo que le echéis un vistazo. Y también os recomiendo que, si lo hacéis, os aseguréis de tener tiempo libre, porque no vais a poder parar de leer.

Colaborador

María Eugenia López (Colaboradora externa): quería ser escritora, pero me quedé en informática y lectora compulsiva. Cuando no estoy leyendo o jugando a videojuegos antiguos, me estoy quejando en Twitter. Si te gusta Kameron Hurley, seguramente podamos ser amigas. Twitter.

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