Estamos en el año 2020 y han vuelto los vampiros. Llevamos tiempo reivindicando la importancia cultural que ha tenido la saga de Crepúsculo, Stephenie Meyer ha anunciado que por fin va a publicar Sol de medianoche, han vuelto las trilogías de romance paranormal con portadas de fondo neutro y negro con destellos de rojo, y, no podemos esconderlo, cuando el Celsius 232 anunció a Charlaine Harris nos entró nostalgia de volver a Bon Temps; sabemos que Harris ha escrito muchísimo más que la saga Los misterios de los vampiros del sur, pero cuando escuchamos su nombre no podemos dejar de pensar en True Blood.
Conocíamos a Sarah Andersen por la serie de viñetas publicadas en redes sociales con el nombre Sarah’s Scribbles y que la hicieron famosa internacionalmente: su alter ego de líneas simples nos parecía un personaje muy real con el que compartíamos muchas situaciones diferentes: entrar a una librería y querer tirarle todo nuestro dinero; nuestro gato que no se deja abrazar, la incomodidad de estar en una fiesta en la que no conoces a nadie…

Portada de FANGS
Adelantándose a este 2020 en el que volvemos a querer historias de seres centenarios con sed de sangre, Sarah Andersen empezó a publicar un webcómic sobre, justamente, el romance una vampira y un hombre lobo.
Elsie, una noche en una discoteca, conoce a Jimmy. Ambos se sienten atraídos al momento, y no tardan en descubrir sus secretos: Elsie es una vampira y Jimmy es un hombre lobo. Desde ese momento los dos empiezan una relación que se nos cuenta entre viñetas tiernas y graciosas, aprovechando momentos cotidianos de pareja, como desayunar con las cortinas medio echadas porque Elsie no puede exponerse a la luz solar; y pequeños gags propios de la condición de cada uno, como cuando Elsie tiene que decidir si entre morder y beberse a Jimmy o hacerse su novia, o cuando paseando se encuentran una ardilla y Jimmy tiene que echar a correr detrás de ella.
La relación entre dos seres tan brutales funciona de una manera natural y tierna. Jimmy no es un hombre lobo hipermasculino: es un personaje delgado y alto, de rasgos afilados y de pocas palabras. Es cariñoso con Elsie y espera a la luna llena sentado en el bosque con las piernas cruzadas. Es mucho más parecido a los hombres lobo cívicos que vimos en Lo que hacemos en las sombras (la película de 2014 de Taika Waititi) que los hombres lobos tradicionales: seres hipermasculinos, violentos, carentes de emociones y empatía, que solo se preocupan por destrozar y matar. Jimmy, cuando se convierte, es un lobo, sí, pero es un lobo que puede parecer un perro grande que solo quiere echarse a dormir en el sofá (o en el ataúd) de Elsie.
Elsie es una chica decidida, quien da el primer paso con Jimmy, pero también es femenina. Elsie sigue una tradición vampírica más clásica: es una chica moderna que antes mataba para alimentarse (ahora es vegana), que sangra cuando llora y se quema si le da la luz del sol. Tampoco ella escapa a los juegos cómicos mostrando las desventajas de ser un vampiro: tenemos varias viñetas de ella intentando vestirse y arreglarse frente a un espejo en el que no se puede ver, o paseando por la calle con enormes vestidos victorianos.

La autora trabajando en un mural con personajes de Sarah’s Scribbles
Entre los dos, hacen una pareja tierna, que se comprende y respeta en sus diferencias. Desayunan con solo una cortina descorrida para que la luz del sol no le dé a Elsie, y Jimmy la defiende como una pareja seria frente a unos amigos que no se creen que exista porque nunca la ven durante el día o no existen fotos de ella. «No es fácil ser un monstruo», le dice ella a él la primera noche que se conocen, pero ellos dos aprovechan sus diferencias para construir una relación basada en el mutuo entendimiento y en el aprovechamiento de sus «defectos»: salen a correr por la noche bajo la luna llena, hacen bromas con baños de sangre, y aprenden a disfrutar de sus características únicas.
Son un hombre lobo y una vampira; pero también son una pareja que se acepta, se comunica, se quiere y, sobre todo, se respeta y respeta los límites del otro.
La autora mantiene muchos de los elementos característicos del estilo que conocíamos hasta ahora: la historia se nos enseña en pequeñas escenas, dispersas y sin contexto, cotidianas y, aisladas, casi irrelevantes, pero que en total nos permiten conocer a los personajes y deducir su historia entera.

Elsie y Jimmy en una viñeta de FANGS
FANGS está dibujado con el mismo estilo al que nos tenía acostumbrados Sarah Andersen: dibujos sin color, de líneas simples y pocos, pero bien acertados detalles. No se prodiga en crear fondos, texturas, ni otros añadidos que no necesitamos para ubicarnos en las viñetas. En conjunto, son dibujos sobrios pero muy efectivos y expresivos. En unas pocas viñetas, aparentemente sencillas, somos capaces de conocer a los dos personajes y a los amigos que los rodean; yendo a lo importante, a los detalles que los conforman.
En conjunto, Sarah Andersen ha creado una obra muy personal, en la que es muy fácil reconocer tanto su estilo como su manera de contar historias. Pero a la vez, es una obra muy fácil de disfrutar sin saber quién es la autora, solo conociendo un poco la tradición del tipo de personajes que representa. Es, como en el resto de la obra, una historia amable y tierna en la que es fácil pasar horas pasando viñeta tras viñeta disfrutando de todas y cada una de ellas.
A la hora de escribir este texto el webcómic todavía no está terminado y no tiene fecha anunciada de finalización; sabemos que se publicarán viñetas nuevas cada martes y cada jueves a través de Tapas.io. Sarah Andersen ha comentado por redes sociales que ha disfrutado mucho escribiendo esta historia y que no será la última que hará. Que quizás la próxima vez toquen aliens. ¿Tendremos esa suerte?

Si quieres estar al día de nuestras publicaciones, subscríbete a la newsletter de La Nave Invisible.