Pilar Pedraza, o la fascinación eterna

Leer a Pilar Pedraza es mirar a través de un caleidoscopio que distorsiona las imágenes. Los valencianos que nos preciamos de conocer nuestra ciudad podemos reconocer la tienda de insectos disecados (ya desaparecida) de la calle Corretgeria en La pequeña pasión, la tienda esotérica de la calle Caballeros en Mystic Topaz, o cualquier otro de los rincones de los barrios de la Ciudad Vieja. Todos esos lugares, sin embargo, se han despojado de su cotidianidad para revestirse de una fascinación enfermiza, pues Pilar Pedraza no escribe fantasía, sino que transforma la realidad en fantasía. 

Fotografía de una calle donde se ve un local llamado "circulo atlante", en su escaparate se ven collares y otras joyas.
Círculo Atlante, tienda que sirvió de inspiración para localizar Mystic Topaz

Dicen que no hay más ciego que el que no quiere ver, y yo añadiría: no hay más visionario que el que quiere —y sabe— mirar. Mirar con ojos que buscan la magia subyacente en lo cotidiano, en espacios que pueden ser en sí mismos fascinantes, pero en los que nadie repara y, por lo tanto, no pueden manifestar esa fascinación si nadie la revela al público.

Pilar Pedraza es, por derecho propio, la dama gótica (aunque no le guste el apelativo) por excelencia, pero también lo fue durante largos años, cuando publicaba en Tusquets y, después, en Valdemar, editorial que recoge lo más granado de su narrativa. Y fue una de las primeras autoras que definieron eso que hoy en día conocemos como «literatura de género» (lo que quiera que signifique). Y es que Pedraza lleva publicando desde 1984, cuando el fandom ni siquiera existía, o nada tenía que ver con la exposición pública que conllevan Internet y las redes sociales. 

Tampoco existían por aquel entonces las editoriales independientes tal y como las conocemos ahora, y quizá por eso, pese a ser doctora en Historia, tuvo que recurrir a un premio literario para acomodar su primera novela. Las joyas de la serpiente (Premio Ciudad de Valencia y Premio de la Crítica) es una novela histórica (o, según su propia definición, «fantasía de ambiente» [Villalba, 2002]) publicada en 1984 por Fernando Torres Editor y reeditada por Tusquets en 1988. Por las páginas de Las joyas desfilan todo tipo de elementos fantásticos: el protagonista, Bartolomé Perazas (¿un alter ego?) se traslada a una ciudad indeterminada para estudiar en la Universidad, sin embargo, esta sencilla premisa se convierte en un viaje lisérgico y sensual con reminiscencias del Orlando de Woolf, la literatura gótica en general y la vampírica en particular, y La Divina Comedia en el descenso final a los infiernos.

En resumen: Pilar Pedraza, doctora en Historia, se presentó al premio más prestigioso de la ciudad y «engañó» al jurado con una fantasía terrorífica revestida de novela histórica. La crítica, además, premió su jugada. 

Plaza Redonda, otro de los puntos clave de El Mercat, barrio de la Ciudad Vieja.

Tras Las joyas de la serpiente vendrá Necrópolis (Víctor Orenga Editor, 1985), libro de relatos que confirma lo que ya se intuía en Las joyas: que Pedraza es una autora diferente. Y aquí me permito un inciso a modo de anécdota personal, y es que quien escribe estas líneas adquirió Necrópolis por un euro en una conocida librería de saldo de la ciudad. Y digo más: actualmente (finales del 2021) todavía quedan ejemplares disponibles. Esto viene a ilustrar la paradoja inherente a la carrera de Pedraza: pese a ser elevada a los altares por público y crítica, treinta y cinco años después no ha conseguido agotar la pequeña tirada de su segundo libro, tesoro bibliófilo ya, que prácticamente regalan. Disfrutaremos de Necrópolis quienes sí hemos sabido aprovechar la ocasión.

A esta antología seguirá La fase del rubí (1987), primera publicación con Tusquets que supondrá también su primer gran salto editorial. La lectura de esta novela gótica de argumento aparentemente sencillo es un deleite para los sentidos. Aquí lo gótico ya no se revela como una cripta húmeda, lóbrega y maloliente, sino como la piel blanca, tersa y perfumada de una joven, pues justamente eso es lo que persigue Imperatrice, noble dama que se dedica a satisfacer sus perversos y lujuriosos deseos.

Después de esta deliciosa pero macabra novela, vendrá la que para mí es su mejor obra: La pequeña pasión (1990). Así como en La fase del rubí había mucha fantasía con dosis de realidad, aquí hay mucha realidad con dosis de fantasía, pero ambas están tan entremezcladas que cuesta discernir dónde empieza una y acaba la otra. La pequeña pasión tiene un importante componente autobiográfico (fenómenos sobrenaturales aparte); desde la descripción de Leonisa, una mujer soñadora, inteligente y reflexiva, hasta su faceta de escritora-investigadora pasando por sus gustos: gatos, cine, historia… De hecho, siempre he pensado que la obra de Pedraza es más autobiográfica de lo que aparenta, aunque valiéndose de símbolos y representando ya no su propia vida, sino las muchas posibilidades que se conjugan en esta. Porque Leonisa y Pedraza se dan la mano y son indivisibles como la ficción y la realidad en el universo de esta irrepetible autora.

Fachada de un imponente edificio con cristaleras y tres puertas modernistas en forma de arco, sobre una escalinata.
Mercado Central de Valencia, escenario recurrente en los textos de Pedraza.

Las tres novelas anteriores definen y sientan las bases del imaginario Pedraziano: «brujería, hechizos, posesiones demoníacas, terrores de ultratumba, la necrofilia, zoofilia, el canibalismo, monstruos productos de laboratorio y apariciones de seres rechazados por la muerte» (Villalba, 2002), y a mi juicio se cuentan entre sus mejores obras, sobre todo las dos últimas.

Este, sin embargo, solo será el principio de su narrativa, la cual, pese a mantener unos sólidos cimientos, es capaz de adaptarse a las exigencias de la historia y ha derivado sutilmente hacia un estilo más desenfadado e, incluso, humorístico, como muestran Mystic Topaz o Pánikas. «A partir de La pequeña pasión, creo que las obras de la escritora gótica se depuran bastante de lo críptico (conservando un universo de motivos literarios y fantásticos muy trabajados pero más accesibles). En este sentido su obra evoluciona hacia una mayor simplicidad que la beneficia» (Robles, 2006).

La Pilar Pedraza del presente quizá se haya despojado de la gravedad de sus inicios, o puede que ya no se tome las cosas tan en serio. Según sus propias palabras: «cuando eres joven todo te lo tomas más melodramáticamente. Según creces y ves cómo funciona el mundo, cómo caen las máscaras… Sobre todo si has tenido experiencias académicas, políticas, has visto muchas cosas. Y ya no te crees nada» (Ayuso y Jonás, 2019). Aunque también es posible que el altavoz que le ha dado la fama (al menos dentro del mundillo literario) haya despertado su faceta más rebelde. 

Sobre la prosa de Pilar Pedraza, Robles (2006) nos dice que:

Su forma de narrar es dinámica, entretenida, nada espesa ni pesada, con un estilo sin embargo culto, preciosista, que con frecuencia mezcla a un lenguaje coloquial como contrapunto. En su obra no aparece el terror al que nos tiene acostumbrados el cine, sobre todo el actual para jóvenes. El gótico de Pedraza no causa miedo, solo provoca inquietud, tal vez en ocasiones repulsión y asco; conmociona el espíritu, no lo bloquea igual que el pánico.

¿Y qué hay de lo gótico? Bueno, en Pedraza todo es gótico, y barroco, y clásico, y tétrico. De hecho, yo distinguiría tres grandes bloques temáticos en su narrativa: las novelas de «fantasía gótica», como Las joyas de la serpiente o La fase del rubí; las novelas de «fantasía clásica», como La perra de Alejandría o El amante germano; y las novelas de «fantasía contemporánea», como Paisaje con reptiles o Pánikas, si bien, como en esta última, todos los elementos del imaginario Pedraziano se mezclan en una suerte de crisol histórico. Porque la narrativa de Pedraza es, al fin y al cabo, un poco de todos sus intereses, y más.

La obra de esta autora, sin embargo, no se limita a la narrativa, ya que suele alternar la escritura de ficción con la ensayística. Pedraza tiene en su haber, por lo tanto, casi tantas novelas como ensayos, y estos bogan entre la historia (en sus múltiples manifestaciones: arte, arquitectura…) y el cine (no por nada fue profesora de esta disciplina en la Universidad).

Pedraza es una autora imprescindible, y aunque siempre estuvo ahí, parece que solo ahora el público (o el fandom, pues la literatura de género no tiene un público cualquiera) está reconociendo su inestimable aportación a la literatura fantástica y de terror. Muestra de ello es que en el 2018 recibió tres premios, dos de ellos honoríficos. Con Pedraza, además, sucede algo extraño, y es que hace coincidir a público (el «de género» y el «generalista») y crítica, e incluso a los académicos. Porque Pedraza, como sus personajes, se ha movido siempre entre mundos sin pertenecer a ninguno en concreto. Doctora, consellera de Cultura, investigadora, creadora y, por encima de todo, visionaria.  

Y generosa, porque en vez de hacer cualquier otra cosa, dedica sus horas a componer «fantasías de ambiente» que luego comparte con los invidentes —o, por lo menos, miopes— de lo sublime. Esa fascinación, tan cara a veces, a ella se le revela con una sola mirada, y nos brinda sus visiones para que podamos encontrarnos con lo fantástico en cada rincón de la realidad. Aunque, como rezan varios libros que me ha dedicado, más vale tener «cuidado con los malos encuentros». 

Bibliografía

Ayuso, B. y Jonás, R. (2019). Pilar Pedraza: «Que no me digan que no debo leer a Sade por ser patriarcal, porque los mando a la mierda». Jot Downhttps://www.jotdown.es/2019/11/pilar-pedraza-que-no-me-digan-que-no-puedo-leer-a-sade-porque-es-patriarcal-porque-los-mando-a-la-mierda/’ [Consulta: 27 de enero de 2020].

Robles, L. (2006). Rubíes y reptiles: la narrativa gótica de Pilar Pedraza. Arbor, 182 (720), p. 565, ‘http://arbor.revistas.csic.es/index.php/arbor/article/view/52’ [Consulta: 27 de enero de 2020].

Villalba, M. (2002). Entrevista a Pilar Pedraza. CiberLetras: revista de crítica literaria y de cultura, n.º 8, ‘http://www.lehman.cuny.edu/ciberletras/v08/villalbaalvarez.html’ [Consulta: 27 de enero de 2020].

Colaborador
LUIS ZURRIAGA (Colaborador): Licenciado en Filología Inglesa, sus relatos han aparecido en diferentes antologías y revistas. Ha publicado los libros La Lágrima del Mediodía (2019) y Las aventuras de Lutven Karena (2021), ambos con Niña Loba.

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