Junto a Àlex Martínez Vidal, Susana Vallejo ha montado Phantastica, una escuela online de literatura de género que tiene una suscripción mensual. Sus cursos están enfocados a escritores de fantasía, ciencia ficción y terror y cuentan con varias autoras impartiendo clases sobre varios aspectos de la escritura, del proceso de publicación o sobre los propios géneros literarios.
Como decíamos, Susana Vallejo es una de las fundadoras de esta escuela, pero también es profesora de literatura en la Escuela de Escritura del Ateneu de Barcelona y ha publicado más de una decena de libros en su carrera como autora. Entre ellos se encuentran la saga Porta Coeli (Edebé, 2008-2010) y Switch in the red (Edebé, 2009). En Phantastica encontrareis su Curso de fundamentos de la escritura de género.
¿Qué fue lo que os llevó a crear Phantastica.com?
En mi caso, sinceramente, fue un conjunto de casualidades: Álex, mi otro socio, llegó con la propuesta en un momento vital muy adecuado para mí. Así que me embarqué en el proyecto sin pensarlo demasiado. Me parecía genial y APASIONANTE poder construir una plataforma como Phantastica.com, en la que los mejores profesionales del género se convierten en profesores y explican lo que mejor saben hacer. Es la primera escuela que funciona por suscripción mensual; por un precio muy razonable (14€ al mes), tienes acceso a todos los cursos y contenidos. Y luego estaba la libertad de poder crear esos cursos y esos contenidos. ¡Tenía en mis manos la posibilidad de poner a la disposición de los nuevos escritores y apasionados por la ciencia ficción, la fantasía y el terror, todo lo que pensaba que a mí me hubiese ido bien cuando empezaba a escribir. Encima, podía hacerlo de forma divertida… ¡¡No podía decir que no!!

Cabecera de Twitter con el logo y eslogan. Fuente.
Como escritora y lectora, ¿en qué ves qué cojea una persona que empieza a escribir literatura de género?
Es una muy buena pregunta, porque es verdad que existen algunos aspectos que suelen encontrarse a menudo en las personas que empiezan a escribir.
Por ejemplo, en ciencia ficción, a veces, se pone mucho interés en la ambientación. El haber trabajado un worldbuilding con detalle y cariño hace que se olviden de que tiene que existir una TRAMA. Entonces nos retratan una sociedad, un paisaje, unas criaturas… que pueden ser muy interesantes, pero que te aburren, porque, en realidad, no pasa nada de interés. Otras veces, se describen con todo detalle aspectos que son secundarios y sobran. O se quiere «escribir muy bien» y entonces el texto se llena de adjetivos rimbombantes que repiten ideas y no aportan nada.
La idea de aportar es clave: si un párrafo, una frase, una palabra, no nos aporta nada; si no contribuye a retratar un personaje, no nos da pistas de lo que va a pasar, no es una pincelada que da color, no es emocionante, si nos aburre… ¡fuera! También creo que «se refiere mucho». Vaya, que se cuentan en dos o tres líneas cosas que han pasado o que pasan, o se describen los gustos, pensamientos o sentimientos de los personajes, en lugar de dejar que los lectores los descubran por sí mismos. Como por ejemplo, «X e Y se caían muy bien». Pues vale, ¡no me lo digas! Ponme un diálogo en el que veamos que X se ríe con las cosas que dice Y, o que X e Y piensan lo mismo. Pero no me aburras con una frase tan sosa como esa.
Tú misma das el curso de fundamentos de la escritura de género. ¿Qué vamos a encontrar en él?
TO-DO (breve pausa para tomar aire y reír con una carcajada de loca peligrosa). Veréis, ese primer curso fue súper difícil, porque es un RESUMEN de TODO lo importante. En él, debía hablar de temas que tenían que estar en Phantastica.com desde su inauguración, luego, en el futuro, sabía que se ampliarían muchos de esos temas, pero YA debían estar allí TODOS los básicos necesarios para empezar. Así que hablo de todos esos básicos: qué es el género (definiciones académicas y de andar por casa en zapatillas), sobre construir personajes, sobre el narrador, la estructura, la ambientación, lo metafórico del género, el estilo, los diálogos y de cómo publicar. ¡Todo eso! (Arf, arf). Por mucho que intenté resumirlo, a veces me veo ahí, hablando deprisa e intentando condensar en cuarto de hora lo que da para dos o tres horas. Ja, ja, ¡fue todo un desafío!
Sofía Rhei ha escrito relato, poesía y novela tanto de género fantástico como contemporáneo para el público infantil, juvenil y el adulto. Es de este último del que hemos hablado con la autora por el worldbuilding tan interesante que tienen sus novelas Róndola y Newropía (Minotauro, 2016 y 2020), aspecto del que se centra en su curso.
¿Qué consideras fundamental a la hora de crear un mundo para una historia fantástica?
Pienso que el éxito de una ambientación, en general, consiste en la armonía entre los elementos escogidos para componer el mundo y su significado metafórico y emocional. No existe una estética sin ética, pero tampoco lo contrario. Me gustaría proponer reflexiones acerca de las connotaciones y resonancias de todos los elementos que utilizamos al escribir, desde las partículas etimológicas hasta el condicionamiento cultural de los colores. La coherencia entre el tema, el proceso interior de los personajes y la semántica de los elementos del mundo son la clave para lograr un lugar impregnado de sentido al que merezca la pena regresar.

De izquierda a derecha, Susana Vallejo y otras profesoras de Phantastica: Sofía Rhei y Cristina Jurado.
¿Qué obras escritas por mujeres recomendarías por su trabajo de worldbuilding?
Las autoras cortesanas de cuentos de hadas, como Madame d’Aulnoy o Leprince de Beaumont aportaron un trabajo de ambientación fantástica de un gran refinamiento y poesía. Más adelante, algunas escritoras para jóvenes lectores, como Edith Nesbit, P. L. Travers, Joan Aiken y Diana Wynne Jones, entre otras, hicieron un tremendo trabajo a la hora de crear mundos imaginarios, cuya influencia en la fantasía posterior no siempre ha sido reconocida debido al doble prejuicio contra las autoras mujeres y las personas que escriben para jóvenes. Escribiendo para lectores adultos, son conocidas por la riqueza y coherencia de sus mundos imaginarios Ursula K. Le Guin, Angela Carter, Tanith Lee, Patricia McKillip, Robin Hobb, Kate Elliott, Jo Walton, Katherine Kurtz y Naomi Novik.
Cristina Jurado es una escritora bilingüe de ciencia ficción, fantasía y subgéneros híbridos, editora y traductora. Por su labor dirigiendo la revista SuperSonic y como colaboradora en revistas como Constelación Magazine, varios de sus relatos han sido publicados en otros idiomas y puede darnos una visión del mundo literario anglosajón, tema en el que se centra su curso.
¿Cómo crees que deberían empezar aquellas personas que quieren que su obra de un paso al mundo anglosajón?
Una manera eficaz es intentar publicar en las publicaciones anglosajonas y, para ello, es imprescindible informarse bien sobre ellas. Parece obvio, pero esforzarse por conocer su formato, requisitos y condiciones de publicación es necesario porque existen muchísimas y el mercado es muy competitivo. Otra de las decisiones a tomar es elegir si se escribe directamente en inglés o si es mejor utilizar un/a traductor/a. En ese caso, hay que tener en cuenta aspectos como si la editorial o publicación en la que puede aparecer la historia paga al traductor/a aparte o no, etc. Cada caso es distinto porque depende del nivel de inglés de cada cuál y de los objetivos que se persiguen: no es lo mismo publicar en una antología o publicación de manera puntual que buscar hacerse un hueco más estable y regular en el mercado anglosajón. Por último, creo que también es importante preocuparse por formar parte de la comunidad internacional, relacionándose con otras/os autoras/es, editoras/es e incluso lectoras/es a través de foros como convenciones, charlas o cursos.
Hace unas semanas Aliette de Bodard realizó un hilo sobre cómo percibían algunas personas sus obras por no ser el inglés su idioma nativo. ¿Hay una barrera en el mercado anglosajón respecto a las traducciones y la procedencia de las autoras?
Tan solo hay que pensar que la proporción de obras que se vierten al inglés en comparación con las que se traducen a otras lenguas es muy diferente: se asume que el inglés es el idioma preferible en el que se les debe presentar las propuestas editoriales.
Históricamente se dice que los libros traducidos al inglés únicamente representan el 3% de los publicados en el mercado norteamericano. Las autoras que procedemos de otros países debemos luchar contra el sesgo de que nuestras propuestas narrativas no son lo que el público anglosajón busca y, por ello, solo aquellos libros que han llegado a ser best-sellers en sus países consiguen ser traducidos. Es decir, las ventas parecen ser el único criterio que dirige el interés de las/os editoras/es. Además, y tal y como apunta Aliette, nuestro trabajo se lee muchas veces buscando «posibles fallos» o poniendo en duda nuestra manera de escribir, incluso cuando los textos han sido revisados exhaustivamente por profesionales nativos. Es muy difícil luchar contra esos sesgos y, ahora mismo, son las/os editoras/es más sensibilizadas/es las/os que pueden ayudar a cambiar esa percepción, apostando por autoras/es fuera del circuito anglosajón.
Aranzazu Serrano es periodista y escritora de fantasía. Su saga Neimhaim, que de momento consta de dos novelas, ha sido finalista en varios premios de literatura de género y ha publicado cinco novelas cortas sobre mitología nórdica en la editorial RBA, entre otras. En los mundos de fantasía no debemos olvidarnos de los personajes y su curso se centrará en ellos.
¿Qué consideras fundamental a la hora de escribir personajes de fantasía?
Que sean personajes que te apasionen, que los sientas dentro, que te hagan vibrar. Si a ti no te gustan o te aburren, difícilmente pueden gustar a otros. Cuando escribes un personaje desde dentro, desde tus sueños, es muy fácil contagiar ese entusiasmo a los demás y que les hagan soñar también.

Parte del contenido que ofrece el blog de Phantastica. Fuente.
¿Qué obras escritas por mujeres recomendarías por sus personajes?
Vencer al dragón, de Barbara Hambly. Si bien es una autora popular en Estados Unidos y su obra recibió numerosos reconocimientos, es muy desconocida en España. Más allá de su narrativa o de la importancia de su trama, Vencer al dragón debería ser un libro de culto. En primer lugar, porque ya en los años 80 (mucho antes que George R.R. Martin, Sapkowski o Abercrombie) rompió de una forma genial y original con los arquetipos de fantasía, y además lo hizo con una aventura de fantasía épica cuya protagonista es una mujer. Y no una joven hermosa y sensual, sino una mujer bajita y ya entrada en años, con las inquietudes y los problemas propios de su género, como la reconciliación laboral; en su caso, sus aspiraciones como maga y su familia. Su marido, un héroe de antaño que se siente más atraído por los libros que por las espadas y que se queda al cuidado de sus hijos mientras su mujer va a estudiar a la escuela de hechicería, es también un personaje magistral.
Costa Alcalá es el seudónimo de Geòrgia Costa y Fernando Alcalá. Juntos han escrito novelas de fantasía juvenil como la trilogía La Segunda Revolución (Montena, 2017-2019) y un universo de fantasía histórica juvenil en el que la magia existe y está conformada por La música de los prodigios y El canto de las ruinas, ambas publicadas por la editorial Nocturna. Su curso se centrará en escribir fantasía juvenil de género.
Siempre se ha menospreciado la literatura juvenil, incluso dentro del género fantástico. ¿Qué obras os han hecho ver que se puede escribir buena literatura fantástica para un público juvenil?
Multitud, ya sea escritas por autoras españolas o extranjeras. Nos alucina la capacidad para crear personajes de Leigh Bardugo y la versatilidad de V. E. Schwab, T. Kingfisher para crear tramas divertidísimas. También nos encanta la minuciosidad de los mundos de Victoria Álvarez, la capacidad de análisis que tienen Iria G. Parente y Selene M. Pascual respecto a los personajes que crean o los ambientes y reflexiones de Marina Tena Tena.
Afortunadamente, estamos en un momento en que cualquier lector de juvenil puede escoger entre un gran rango de buenas novelas y, si el lector adulto pierde prejuicios, podría disfrutar de grandísimas historias. A fin de cuentas, la literatura juvenil de género sólo se diferencia de la del público más generalista en el foco que le da a las tramas.
¿Cuál diríais que es la principal diferencia entre el público juvenil y el adulto? ¿Qué buscan en una historia?
Ambos creemos, aunque ahora esté hablando Geòrgia, y así lo explicamos en nuestro curso de Phantastica, que el público juvenil, pese a disfrutar de una historia de género igual que el adulto, en una novela busca algo más: la literatura juvenil, sea de género o no, tiene un componente aspiracional que hace que las obras pertenecientes a esta categoría pongan más el foco en los personajes que en la trama. El público juvenil quiere épica, dragones, magia, giros de trama que les dejen patidifusos igual que el adulto, pero también busca conflictos en los personajes que resuenen con ellos, que los hagan identificarse pese a vivir en mundos distintos.
Elia Barceló es considerada como una de las escritoras más importantes de ciencia ficción hispanas junto a la argentina Angélica Gorodischer y la cubana Daína Chaviano. Su obra es bastante versátil publicando novelas juveniles y adultas de diversos géneros literarios y viene a mostrar esa carrera de gran recorrido con un curso sobre la figura del narrador.
Quien haya leído obras como La maga y otros cuentos crueles verá la diversidad de narradores y cómo juegas con ellos en cada historia. ¿Tienes alguno favorito?
Es difícil destacar una sola instancia narrativa. He probado muchas formas, tratando de exprimir al máximo las posibilidades, pero yo diría que, precisamente en La Maga y otros cuentos crueles (Cazador de Ratas 2015 Premio de Narrativa de la Critica Valenciana) hay dos a los que les tengo especial cariño. Una es la de “Tinta violeta” porque ahí se trata de un narrador en segunda cuyo uso está especialmente justificado y, además, aúna dos sensaciones que me encantan: el misterio, que puede ser fantástico, pero mantiene a quien lee dudando todo el tiempo sobre el género del relato, y la narrativa negra.
El otro que me gusta mucho es el que usé en el relato “La Maga”: una narradora participante en primera persona (narradora homodiegética) que narra en directo, en presente vivencial, por lo que la persona que lee asiste de primera mano a lo que está sucediendo y, a la vez, a la degeneración de la mente de la protagonista, a su pérdida de realidad. Disfruté mucho escribiendo este relato y es ejemplar de cómo podría cambiar una historia si cambiara su narrador.
También hay uno que me encanta en Dark Fantasies. Antología de fantasía oscura. Mariano Villarreal (ed.) Sportula 2017. Pp. 221-239. Premio Ignotus de relato 2018. Se trata de “Humo y espejos”, un relato en el que la instancia narrativa es un colectivo misterioso que habla en primera persona del plural y se dirige a un “usted” que, por la coincidencia en nuestro idioma de la forma de “usted” y la de “él” o “ella” crea una confusión deliciosa.

Más profesoras de Phantastica, de izquierda a derecha: Aranzazu Serrano, Geòrgia Costa y Elia Barceló.
¿El narrador lo pide la historia o le da forma?
Las dos cosas. Hay historias que, en cuanto les dedicas un poco de pensamiento, sabes cuál es la instancia narrativa adecuada, porque esa historia necesita ese tipo de narrador para ser lo que tú quieres que sea. Pruebas otros en mente (muchas veces ni siquiera hace falta escribir unos párrafos) y notas que no funcionan, que estropean el efecto que tú quieres producir. En ese caso, la historia te dice lo que necesita.
Otras veces, sin embargo, eliges un narrador (porque quieres probar uno concretamente, por ejemplo) y te das cuenta de que, al haber tomado ese y no otro, la historia empieza a derivar en una dirección concreta, se va desarrollando de un modo que quizá no habías previsto, de manera que la instancia narrativa va dando forma a una historia que, en tu mente, era nebulosa, y ahora se va concretizando.
El narrador es la historia. Si cambias el narrador, la historia cambia.


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