Reseña: Blum

El inicio del siglo XX en Europa es una época histórica única y apasionante para las artes, y no solo para las gráficas. Las vanguardias que habían empezado a asomar durante los últimos años del XIX estallan, se desarrollan, explotan, se dividen, se alimentan las unas a las otras, y dos décadas después de empezar el siglo, el concepto de qué era el arte y cómo debía ser el arte había cambiado para siempre.

Europa fue el centro de esta explosión, y París su capital: en esa ciudad vivían muchos de los artistas que enarbolaban la libertad y la creatividad del arte. Sin embargo, no era la única ciudad en la que se desarrollaba. Barcelona, con Picasso y Gaudí, Dublín, con James Joyce, o Munich, con Vasili Kandinksi y Franz Marc, fueron otras de las ciudades europeas en las que las vanguardias se apoderaban de los talleres.

Vasili Kandinski y Franz Marc fundaron el movimiento El jinete azul en 1911. Reunieron a más artistas dentro de su círculo, como Paul Klee o Alexei von Jawlensky, que son los nombres que más han sonado. Sin embargo, el grupo no era únicamente masculino. Dentro de los pintores expresionistas que lo formaban podemos encontrar a Marianne von Werefkin, a Gabriele Münter o a Ursula Blum.

Una ilustración, como un cuadro pintado al óleo, con colores brillantes. En primer plano, varios pajaritos están sentados en una rama. Al fondo, un paisaje suizo, con montañas, un pueblo con unas pocas casas y una bandera suiza.

Imagen promocional de la ficción sonora, Blum.

Se sabe muy poco de esta última. Algunos de sus cuadros están desperdigados por diferentes museos suizos, y apenas se ha intentado reconstruir su biografía. Se sabe su fecha de nacimiento y muerte, que nació en una familia acomodada, que vivió en diferentes partes de Suiza a lo largo de su vida, que la I Guerra Mundial le pilló en la treintena y que terminó sus días de manera bastante miserable en un sanatorio.

Este trabajo de recuperación y de puesta en valor de su obra estaba siendo la investigación doctoral de Clara Pastor, graduada en Historia del Arte.

Hasta aquí, todo parece normal: un movimiento artístico histórico reúne a grandes talentos de su época. Algunos pasan a la historia con mayor fama que otros y se tiende a dejar de lado a las mujeres. Una investigación doctoral se propone recuperar y completar la información que hay sobre una de las artistas olvidadas por la historia.

Lo extraordinario es que Clara nunca llega a terminar su tesis. O eso parece, porque Clara desaparece durante su viaje a Suiza, mientras iba en busca de las respuestas a las preguntas sobre quién es Ursula Blum.

Lo último que se sabe de Clara es que dejó un mensaje en el contestador a sus compañeros de piso diciendo que no iba a volver y que alquilasen su habitación. Detrás de ella dejó apenas unos libros, un poco de ropa, su teclado y unas partituras. No tenía amigos y sus compañeros nunca conocieron a su familia, así que, ¿qué iban a hacer? Lo dejaron pasar.

Un tren parecido a un regional avanza en un valle. Acaba de dejar al fondo un pueblo con las casas esparcidas por la ladera de una montaña. Hay zonas de árboles, pero también muchos prados de hierba baja.

Montañas de Suiza, donde se ambienta esta ficción sonora.

Cinco o seis años después, salimos en busca de Clara. Escuchamos el podcast que una periodista elabora mientras intenta descubrir quién era Ursula Blum, en un intento de entender a Clara. Pasearemos por los grandes (y no tan grandes) museos de Suiza, nos describirá los cuadros que se va encontrando, e iremos rellenando la biografía de la artista, para poder descubrir a la estudiante.

Esta es la propuesta de Blum, una ficción sonora escrita a cuatro manos por Carmen Pacheco (escritora, articulista y guionista) y Manuel Bartual (escritor que experimenta con los diferentes medios narrativos, le recordaréis por el hilo de Twitter de sus vacaciones o por el podcast Biotopía). Se articula a lo largo de apenas 9 episodios de 20 minutos cada uno, y cuenta, principalmente con la voz de Vicky Luengo, pero también con las de Jacinto Bobo, Nikki García, Ani di Santo y muchas más.

En esta historia se mezclan una investigación periodística, la Historia del Arte y lo sobrenatural. Qué más puedo pedir. Es una historia que te coge de la mano, y te va guiando por los diferentes puntos de la investigación en busca de las dos mujeres: vamos de lo más esperable (guías de museos que cuentan generalidades sobre las autoras) hasta terminar en persecuciones, escondidos en un armario mientras alguien o algo está ahí fuera acechándonos, por haber encontrado los detalles correctos.

Estuve dudando de si La Nave era el sitio correcto para hablar de esta ficción sonora, porque el elemento fantástico sobrenatural es pequeño… pero después de unir todas las piezas del rompecabezas que forman Ursula Blum y Clara Pastor, no lo puedo entender sin él. Por momentos parece que Blum se disfraza de historia realista, de un thriller al uso donde se descarta lo imposible; pero Blum parte de lo sobrenatural y lo necesita para existir.

Es un cuadro que elabora sus formas a brochazos gruesos y desordenados. Es de estos cuadros que de cerca se ven manchas de pintura y que solo se puede adivinar qué quiere mostrar cuando se ve desde la distancia. En un prado de hierba verde, con unos pocos árboles al fondo, y el cielo despejado, un hombre cubierto con una capa azul monta en un caballo que corre de la derecha a la izquierda del cuadro..

El jinete azul, de Kandinsky.

Me ha encantado Blum. Es una de las primeras ficciones sonoras que escucho, y la primera que me engancha tanto que me busco una excusa para seguir otro capítulo más. La recomiendo totalmente para quien le guste la Historia del Arte, para quien vaya a disfrutar de la investigación y el misterio y también sobre todo, para todos los que hayan disfrutado alguna vez de los paisajes y ciudades de Suiza y quieran volver a subirse a un tren entre las montañas y quieran dejarse llevar durante unas tres horas.

Laura Huelin
Laura Huelin (Reseñas/Investigación): Licenciada en Filología harta del canon literario y los géneros sociales. Me aburren los mundos realistas y me apasiona la ciencia ficción y las clásicas. Me encanta investigar, aprender y conocer. También organizo el AnsibleFest. Twitter.

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