A veces lo único que quieres es leer algo entretenido, con unas ilustraciones bonitas, y perderte en un mundo mágico, alejándote de las complicaciones de la vida adulta. Y eso es lo que tuve cuando me hice con Escuela de villanos, un libro infantil donde los malos son los protagonistas.
Escuela de villanos es una novela que trata, como bien dice el nombre, de un colegio donde los malos de los cuentos estudian para ser los más malos. Claro que no siempre es así, y es que Colmillo Villalobos tiene casi asegurado el suspenso. ¿Por qué? Porque es un licántropo con fobia a la oscuridad.
Un día, en el colegio, reciben la visita de un escritor y Colmillo está deseando impresionarle, aunque acaba saliendo todo terriblemente mal. Le espera el peor de los castigos, siempre que no consiga librarse de él. Esto hará que se embarque en una aventura junto a Clara Malagente, su mejor amiga, Merche Sarmiento, una inventora chiflada, y Gary Stu, un aprendiz de héroe que está allí de intercambio.
Confieso que a Marta Álvarez solo la había leído una vez, cuando publicó Héroes de cobre con Iguazel Serón, y no sabéis cuánto me arrepiento de no haberlo hecho antes. En esta ocasión, nos ha sorprendido con un middle-grade muy divertido y lleno de chistes muy malos, haciéndonos reír con unas cuantas carcajadas.

Antes de leer este libro, o de que vayas corriendo a comprarlo, hay que tener en cuenta una cosa: es un middlegrade, como ya he dicho. Esto no quiere decir que sea menos complejo o que no sea bueno ni nada de lo que se os haya pasado por la cabeza. Es solo eso, que es una novela dedicada a un sector más joven (8-12 años) y su público objetivo no es alguien de veintiocho años como yo, aunque eso no quiere decir que no podáis disfrutarla. De hecho, a mí me encanta leer historias para estas edades y, como escritora, os diré que me parece muy complejo escribir libros de este tipo. Solo quería aclarar esto por si vas a buscarlo pensando que vas a encontrarte algo adulto, para que no culpes a la historia.
Volviendo al libro en sí, comencemos por los personajes porque son una maravilla. Una cosa que me encanta de los libros para estas edades es lo creativo que se es con los nombres. Cuando escribimos para gente más mayor siempre pensamos en nombres más serios y sutiles, pero cuando lo hacemos para niños la sutileza se suele dejar atrás. Aunque no siempre hay que fiarse de lo que dicen del personaje.
Por un lado tenemos a Colmillo Villalobos, el cual ha suspendido ya cinco veces el examen para ser lacayo y parece que le aterra prácticamente todo. Como comprenderéis, de esta manera no puede ser un villano y él sabe perfectamente que así no va a ser escogido por los escritores para ser el malo de la escuela (luego hablamos de este punto).
Luego está Clara Malagente, una niña que es todo lo que se espera de una villana, aunque eso no significa que sea una mala amiga. A pesar de ser un trasto, adora a su mejor amigo, Colmillo, y no dejará que nadie le haga daño. Y hay que mencionar que tiene un problemilla con la ortografía. Merche Sarmiento, en cambio, hace su función de ser una inventora chiflada y es bastante inteligente. Es la que se dedica a crear algunas cosillas para ser aún más mala.

Por otro lado, tenemos a Gary Stu, que es un estudiante de la escuela CACHAS, donde van los héroes de las historias. Hay que decir que el día que Marta Álvarez escribió este personaje de Escuela de villanos estaba sembrada, porque no hay mejor nombre para este tipo de personaje. Por supuesto, lo hace todo bien, tiene un corazón puro y una obsesión con la ortografía.
Cuando Colmillo la fastidia, decide ir a buscar al Mandamás de los Escritores, misión a la que se le unen sus amigas y Gary Stu, pero que no saldrá tan bien como esperaban. ¿Pero qué es esto de los escritores? Pues es algo que os voy a tener que contar a medias, porque lo interesante es descubrirlo.
Bueno, la Escuela de villanos se ubica en una especie de universo, fuera del mundo real, en el que viven todos los personajes de los cuentos tradicionales. Aparentemente son universos separados, exceptuando las veces que los escritores van de visita para encontrar a los próximos personajes de sus novelas. ¿Cómo lo hacen? Escogen a los mejores estudiantes y les hacen vivir ahí, o eso es lo que ellos creen. Porque claro, resulta que nuestro grupo de amigos descubre que ellos siempre acaban mal en las historias y que los únicos que salen victoriosos son los héroes. Así que deciden ir al mundo real y convencer al Mandamás de los escritores de que se planteen la vida que les dan y de que hagan historias en las que ellos ganen.
Esto supondrá un shock para ellos, porque es un mundo muy diferente al suyo. Confieso que a mí me hubiera gustado más que siguieran en su mundo y que no soy muy amiga de este tipo de cambios de escenarios, pero la autora ha sabido hacerlo bien. Es interesante ver cómo se enfrentan a lo desconocido y Colmillo intenta superar aquello que le aterra.
Si tienes niños en casa, este libro les va a encantar porque no solo es divertido, sino que es precioso. Junto a esta historia y personajes, están las ilustraciones de Sara Lozoya, que son absolutamente preciosas. Son el complemento perfecto para meterte de lleno en la historia y reírte, además de conmoverte con las vivencias de estos pequeños villanos.
Por supuesto, hay pequeñas bromas para que tanto los padres como cualquier lector de más edad se ría también. Hay referencias a Mariano Rajoy, por ejemplo, y a algunos acontecimientos que nos sonarán a todos.
Si buscas algo divertido, con lo que disfrutar una tarde y con todo lujo de detalles, no puedes perderte Escuela de villanos. Te hará olvidarte de todos tus problemas durante un rato y centrarte en una experiencia con alguna sorpresa que no voy a desvelar, tendrás que leerlo para descubrirlas.

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