Reseña: La Maga y otros cuentos crueles

Hay dos clases de lectores de género fantástico: los que han leído a Elia Barceló y los que no. Los primeros la recomiendan encarecidamente, los segundos preguntan por dónde empezar su extensa bibliografía. No es tarea fácil. Durante muchísimos años, Barceló ha sido, en la práctica, la única autora del fantástico en España. Y digo en la práctica porque, en efecto, no es así. Sin embargo, por ejemplo, es la única mujer nominada al Ignotus de novela entre 1992 y 2008 (la segunda fue Mª Concepción Regueiro en 2009); y, si vamos a la categoría de mejor relato, tenemos que llegar ya al año 2013. También es la única escritora que ha ganado el Premio UPC, considerado en su momento uno de los más importantes de ciencia ficción en España. Así pues, es lógico que sea todo un referente.

Rodolfo Martínez y Elia Barceló en la Semana Negra de Gijón. Fotografía de Laura Muñoz.

Su primera gran publicación fue la colección de relatos Sagrada (Ediciones B, 1989), aunque algunos fueron escritos y publicados con anterioridad en diferentes revistas. Por tanto, no es de extrañar que tenga una bibliografía tan extensa. A eso se le suma la cantidad de géneros y localizaciones tan dispares que Barceló ha utilizado a lo largo de los años. En estas circunstancias, elegir una obra en concreto da, como mínimo, para unos cuantos minutos de reflexión. Por eso, quizá lo más idóneo sea lanzarse a la piscina y sorprendernos con lo que la autora nos haya querido contar. Con tantas recomendaciones y variedad temática, es difícil no acertar.

Más o menos ese fue mi modus operandi. Quizá esa es la razón de que fuera a dar con La Maga y otros cuentos crueles, publicada por Cazador de ratas y ganadora del Premio de la Crítica de Valencia en 2016. Y tengo varias razones para pensar que es un buen primer acercamiento a Barceló, razones que iré exponiendo a lo largo de este artículo.

Segunda edición de La Maga y otros cuentos crueles, publicada por Cazador de ratas.

En primer lugar, he de decir que llegué engañada a esta colección. No por nadie en particular, sino por mi propia percepción. No suelo leer reseñas antes de acercarme a una obra y, dado que la mayor parte del catálogo de la editorial se acercaba más al terror, esperaba una mayor presencia de este género en los relatos. Sin embargo, una de las características más reseñables es que el lector hallará entre sus páginas historias de todo tipo y condición, todas con cierto punto inquietante aunque no del todo terrorífico, que se expresa en ese aspecto común que la propia escritora señala al principio de la obra: la crueldad. Todos los relatos tienen un toque cruel que les dota, por un lado, de cierta novedad; aunque, visto de otro modo, también supone que uno pueda adelantarse a ciertos acontecimientos, pues espera lo peor para sus personajes.

Los relatos se pueden agrupar por temáticas que se van sucediendo. La colección comienza por historias más cercanas a la novela negra, con misterios y crímenes; da paso a historias más cotidianas, con algunos toques fantásticos, hasta llegar a relatos plenamente realistas; y la última mitad se centra más en el género fantástico, culminando en «La Maga», novela corta que da nombre al libro y que supone un final magnífico para esta obra.

Hay mucho juego con el lector en estos cuentos crueles. En «Desde mi ventana», por ejemplo, además de un guiño a La ventana indiscreta, la autora trabaja con los prejuicios del lector para darle un toque entre lo erótico y lo repulsivo. También tiene ese toque «Oscuro, como un cristal», donde además experimenta con el narrador, como ocurre en «Tinta violeta». Este, junto a «La decisión de una dama», son relatos epistolares, para mí de los mejores de la colección, muy viscerales y con personajes muy interesantes.

Hallamos mensajes dobles (o más) en «Los ojos de Jaime», donde el pasado se mezcla con el presente, el amor con la muerte: a pesar de que se puede considerar un relato «de crímenes», en realidad hay muchos elementos diferentes que lo hacen, aunque corto, también mucho más complejo. Lo mismo ocurre con «Anunciación», que se presta a diversas interpretaciones, aunque en este caso el toque fantástico es mucho más profundo, al igual que el componente erótico.

Barceló trabaja con el realismo para denunciar el racismo en «Jardines invisibles», así como las desilusiones que nos provocan nuestros ídolos cuando, por unas cosas u otras, dejan de serlo, en «El regalo». Son dos relatos muy bien elaborados, que hablan de situaciones que nos resultan cercanas, aunque no las vivamos de la misma manera. En «La llegada», el realismo se mezcla con la fantasía en un tema que también se da en «La decisión de una dama»: la vida, la vocación, las cosas importantes, el malgasto del tiempo en cosas que no merecen la pena. En esa línea, en lo que la autora llama «fantasía moderna», encontraríamos también «Ritos», ambientado en un pequeño pueblo costero donde lo bucólico se convierte en terrorífico.

Elia Barceló, 2017.

Más propios de la literatura fantástica serían «La quinta ley» y «Cobarde», relatos de ciencia ficción que exploran nuestro futuro. El primero, un claro homenaje a Asimov, está impregnado de nostalgia, de una mirada al pasado (al ahora), y habla de los saltos generacionales y lo que realmente queremos. El segundo está ambientado en un futuro distópico, en una reacción más bien contraria a lo que estamos acostumbrados. Es una historia esquiva, que busca la relectura para sacarle todo el jugo, en la que siempre está presente la desesperanza.

«Alana», el penúltimo relato, es de mis favoritos. Barceló se sirve de los cuentos populares de nuestra infancia para entretejer una historia nueva y dar otro sentido a Caperucita Roja, La bella durmiente o La cenicienta. La protagonista es un personaje muy bien construido y, aunque pueda enarbolar la bandera de «personaje femenino fuerte», no está exenta de piedad, de cariño y de los problemas que supone en un contexto como el suyo no tener la vida que se le requiere a una mujer. Tiene muchos matices, buenos y malos, que no quedan desplazados cuando aparece Martín, pues este sabe mantenerse a un lado para que Alana siga siendo la dueña indiscutible de esta historia.

Por último, «La Maga», como he dicho con anterioridad, es más bien una novela corta que se adentra en el terror gótico. Utiliza también la epístola para introducirnos poco a poco en una casa embrujada, pero no porque haya fantasmas o una maldición detrás. La Maga es una casa viva, que regala a cambio de recibir, en una toxicidad que se irá descubriendo poco a poco a lo largo de la narración.

En todos los relatos adquiere una relevancia muy importante el narrador, la misma Barceló lo indica en el comentario de «Tinta violeta». Leemos su voz en la introducción, así como en el final de cada relato. Si bien para algunos puede ser una intromisión molesta que corta el ritmo de lectura, a mí me ha parecido muy interesante leer las impresiones de la autora acerca de sus propias obras, cómo surgieron o qué trataban de transmitir. En algunos casos quizá aclare un poco la intención comunicativa, en otros sirve para conocerla mejor, entender sus preocupaciones como escritora y como persona. También hay otro rasgo que comparten bastantes relatos y son las localizaciones reales, que pueden ser más relevantes, como en el caso de «Ritos», «La llegada», «Jardines invisibles» o «La quinta ley», o incluso convertirse en un personaje, como ocurre en «La Maga». Pero en todos hay un interés por describirlos y situar al lector. Además, son lugares que no se suelen encontrar a menudo, pequeños pueblos españoles o entornos cercanos a Austria o Alemania.

Segunda edición de La Maga y otros cuentos crueles y figura de la casa.

Hay bastante experimentación, aunque sin que se pierda en ningún momento el estilo de la autora, conciso y rico en detalles pero sin resultar excesivo. Sin embargo, esto ha hecho que algunos relatos no me hayan dejado huella más allá del esfuerzo narrativo. He disfrutado más de los relatos más íntimos, menos complejos en la forma, como «La decisión de una dama», «La llegada», «La quinta ley», «Alana» o «La Maga»; pero sin duda esto ya son apreciaciones personales.

Creo que La Maga y otros cuentos crueles abarca tantos géneros y temas que es fácil que a cada lector le llegue de manera diferente y, al mismo tiempo, es una forma estupenda de conocer a grandes rasgos a Elia Barceló. Al principio decía que muchos lectores preguntaban por dónde comenzar a leer a una escritora tan prolífica. Creo que esta obra es una gran forma de hacerlo, sobre todo si os dejáis sorprender por las crueldades que encierra cada historia.

Laura S. Maquilón
Laura S. Maquilón (Reseñas/Fichas de autoras): Sierpe. Lectora por vocación. Arquitecta por amor al arte. Amante de la fantasía desde pequeña y fascinada por la ciencia ficción. Escribo relatos y tengo muchas historias en la mente. También escribo reseñas. Y artículos. Y hasta la lista de la compra.
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