Hace unos meses me apunté a un club lectura de cómic y para la primera sesión tenía que llevar una obra cómica. Como quería que fuese escrita por una mujer y no suelo leer humor, me lancé a internet en busca de listas de recomendaciones y descubrí que no había autoras entre las mejores posicionadas en los buscadores. El siguiente paso fue buscar listas con las mejores escritoras y dibujantes de cómic y, por suerte, allí me encontré a Linda Medley.

Cubierta del primer número de Castle Waiting, publicado por Norma Editorial.
Esta artista ha trabajado como entintadora y colorista para series como La liga de la justicia y Las aventuras de Batman y Robin. También lo ha hecho por cuenta propia como ilustradora de libros infantiles. En 1996 autopublicó Castle Waiting y, en 1998, ganó tres premios Eisner: a la Mejor Serie Nueva, al Talento Merecedor de Más Reconocimiento y a Mejor Rotulación. En los años 2001, 2002 y 2003 repitió premio en esta última categoría. Desde luego, un gran currículum tanto para el cómic como para ella. ¿Cómo consiguió tanto reconocimiento? Vamos a hablar sobre ello. ¡Dentro reseña!
En el próspero reino de Putney reinaba la paz y la felicidad en sus habitantes, excepto para el rey y la reina, que no conseguían concebir el tan deseado heredero al trono. Desesperado, el rey acudió a las Mujeres Sabias (que eran brujas, claro) y por un módico precio la Reina quedó embarazada. Pero la bruja Mald había sido excluida de ese trato y la ira y la envidia la llevaron a maldecir a la hija de los reyes. A pesar de todas las precauciones, cuando la princesa cumplió su decimoquinto aniversario, se pinchó el dedo con el huso de una rueca y cayó en un profundo sueño acompañada de los habitantes del castillo. Tras un siglo de espera, el príncipe Hans aparece para salvarla con un beso de amor verdadero, que hace que tanto ella como sus siervos despierten del letargo. Pero para sorpresa de todos, la infanta decide largarse con su nuevo marido y dejar a su suerte lo poco que queda de Putney. Así es como los ciudadanos de Castle Waiting tienen que buscar la forma de salir adelante en un mundo que se ha olvidado de ellos y deciden contratar a un administrador y convertir el castillo en un refugio para cualquiera que lo necesite.
Así empieza Castle Waiting, homenajeando uno de los cuentos más populares: La bella durmiente. Porque antes de que Vértigo sacase el Fábulas de Bill Willingham, de que la ABC estrenase Once upon a time, Linda Medley abrió camino a las reinvenciones de cuentos clásicos con este cómic.
Sin embargo, no se conformó con referenciar estas leyendas sino que las aprovecha al máximo para rodear al castillo de un mundo que tiene sus raíces en dichas historias, pero sobre las que teje y desarrolla su propia mitología. En el medievo de Castle Waiting podemos descansar en la posada de los tres cerditos, hacer negocios con el gato de Cheshire (aunque nadie lo recomienda), recibir tratamiento del doctor Fell, tener una plaga de lutines en casa, visitar el festival de música de Bremen o leer cómo Rumplestiltskin aprende que ya no puede pedir a las primogénitas como pago. En esta época tenemos mujeres que son brujas, princesas, aventureras, heroínas o villanas, que conducen carros tirados por caballos, cultivan campos o regentan tabernas. Y lo hacen acompañadas de caballeros que aprecian y respetan sus habilidades. Mención especial al sistema de magia de estas tierras. Mucho ojo con lo que conjuras y cómo lo haces, porque los hechizos están llenos de agujeros, recovecos y dobles sentidos que pueden ser usados en tu contra.

Algunos de los personajes que pueblan las historias de Linda Medley.
Para recorrer este mundo amplio y rico en matices, lo hacemos de la mano de Lady Jain, que ha dejado su hogar en busca del legendario castillo en el que se dice que todas las personas (y animales, seres mágicos, elfos y demás criaturas) son aceptadas. Porque está embarazada y quiere criar su hijo en un lugar que rebose tolerancia y, con los años, en eso se ha convertido la fortaleza: un lugar lleno de esperanza y bondad.
Este optimismo impregna los dos tomos en los que se recopila el cómic. Viñeta a viñeta, Linda Medley juega con nosotros a base de vueltas de tuerca, dejando entrever el lado más oscuro de cada leyenda para, en el último momento, ofrecernos una solución divertida, inteligente y fresca. Todo esto acompañado de diálogos plagados de humor, de bromas recurrentes entre los personajes y una madurez a la hora de resolver conflictos que hacen de la lectura una delicia. Sin duda, las mejores bazas de Castle Waiting son su humor y la originalidad, que lo convierten en un happy place tanto para sus habitantes como para los lectores.

Ilustración de Castle Waiting.
No puedo dejar sin destacar el dibujo, inspirado por el estilo y estética de Arthur Rackham, conocido por sus ilustraciones para Peter Pan o Las aventuras de Alicia en el país de las maravillas. Cada viñeta, a pesar de su aparente sencillez, tiene siempre pequeños detalles y sorpresas que no querrás perderte. Además, según avanza la trama, encontrarás objetos, personajes o guiños a sucesos anteriores que dan una agradable sensación de recursividad. El dibujo no es el único homenaje a Rackham, ya que es uno de los habitantes de Castle Waiting.
Resumiendo: ¿por qué deberías darle una oportunidad a Castle Waiting? Porque es una obra fresca, divertida y muy premiada que no tiene, ni de lejos, la fama ni la visibilidad que se merece. ¡Es hora de poner solución y que reciba nuestro amor!

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