El anillo del espíritu y el rigor histórico en la fantasía medieval

Aviso: si no has leído el libro, es probable que te despiece algunos detalles.

Portada de El anillo del espíritu.

La fantasía medieval, en literatura o en videojuegos (por decir dos canales), está viviendo tiempos convulsos. Ya sea porque se está convirtiendo en un campo de minas neonazi o porque, al contrario, hay nuevas narrativas que quieren airear la fantasía, el caso es que últimamente nos encontramos cada vez más debates sobre el tema. Mucha de esta polémica viene de aquellos que usan el rigor histórico para justificar su propia agenda política, obviando que lo que ellos defienden como histórico tiene poco de riguroso. ¿Es necesario que la fantasía sea realista? ¡Por supuesto que no! Pero el usar patrones y lugares comunes con la idea de darle una pátina de credibilidad no deja de ser una práctica habitual en este género. No vengo aquí a explayarme mucho sobre esto, o estaríamos debatiendo hasta mañana, sino a ofrecer un ejemplo de obra bien ambientada históricamente y que, según mi punto de vista, no cae en los estereotipos de siempre. Es más, creo que por no hacerlo, esta novela tiene un toque fresco que es lo que la hace especial.

No se trata de una obra de rabiosa actualidad, pues El anillo del espíritu fue publicada originalmente en 1993 y traducida al castellano en 2007 por Marian Tobalina Salgado. Tampoco me atrevería a decir que es la mejor obra de Lois McMaster Bujold, pero a pesar de eso la narración engancha y el mundo que construye está bien detallado. La autora ambienta la historia en una ciudad ficticia, Montefoglia, en la Italia del Renacimiento (no es 100% medieval, pero tampoco nos vamos a poner puntillosos). Allí vive Fiametta, hija del orfebre y hechicero Próspero Beneforte, que tras la invasión de su ciudad por un señor rival, Ferrante, perderá a su padre y verá cómo intentan usar su espíritu. Su camino se cruzará con el del joven Thur Ochs, minero que emigra a Montefoglia para unirse a su hermano, justo en el peor momento posible. Ambos acabarán luchando contra la magia negra del señor Ferrante con la ayuda de la magia blanca del abad Monreale.

Los personajes 

Tal vez quien destaque más de los personajes principales sea Fiametta, la joven hija de hechicero que también hace sus pinitos con la magia y, según se nos describe, es mestiza. Aun así, este último no es un rasgo que se comente demasiado por parte del resto de los personajes. La naturalidad con la que se trata a Fiametta nos habla de una sociedad en la que la diversidad puede estar más o menos aceptada, pero es una realidad. Porque aunque el resto de personajes de vez en cuando noten su cierto «exotismo» y hablen de los orígenes de su madre (de

Peinado típico del siglo XV. Castigos del rey don Sancho IV, Biblioteca Nacional de Madrid (fuente)

Brindisi), en realidad no lo ven como algo extremadamente extraño. Y ese es uno de los puntos fuertes de Bujold, tratar la presencia de personajes de color como algo normal y frecuente. Es más, cuando se habla de la madre de Fiametta, preocupa más si era cristiana o no, algo que se alinea más con la mentalidad de la época sin ninguna duda. Estamos tan acostumbrados a que la mayoría de personajes de este tipo de novelas sean blancos que, cuando alguno no lo es, hay fanfarria a su alrededor, cosa que lo convierte en algo artificioso. Personalmente, echo en falta algo más de información sobre su madre, ya que parece que la magia que practica Fiametta (pirokinesis) tiene algo que ver con ella; pero la autora no acaba de aclararlo y queda como una oportunidad perdida.

En cuanto al otro personaje principal, Thur, la verdad es que no tiene nada demasiado destacable. Pero como una es como es y se divierte con tonterías, reconozco que me hizo gracia el detalle de que Bujold describiera su peinado como cortado a tazón. No deja de ser interesante recordarnos que los ideales de belleza también han cambiado con el tiempo, y no todos los héroes de la fantasía medieval van a tener pinta de vikingo, ¿no?

La magia 

Uno de los elementos que más llama la atención en esta novela es el papel de la Iglesia y su posición respecto a la magia. No hace falta pensar mucho para dar con ejemplos dentro de la fantasía medieval/histórica en los que se nos presenta a una Iglesia inquisitorial o una institución religiosa parecida a ella. Aquí, sin embargo, Bujold nos habla de una Iglesia que acepta la magia, la practica y hasta la regula. Probablemente me diréis que es una de las mayores licencias que se toma y, sin embargo, me parece uno más de sus muchos aciertos. De esta manera, la autora plantea que institucionalizar la magia es la mejor manera de controlarla, decidiendo quién y cómo puede usarla. También se hace una división muy clara de la magia blanca, practicada por la Iglesia, y de la magia negra, donde la nigromancia tiene un papel muy destacable. Igualmente creo que es de agradecer que la autora se haya salido del tropo del inquisidor malvado y nos presente a un abad de Monreale afable y justo.

El resto bebe también mucho del folclore; no en vano Bujold se documentó con fuentes como The grateful dead, the history of a folk story, de Gordon Hall Gerould. Junto al uso de la nigromancia también tenemos la presencia de los duendes, aunque reconozco que, personalmente, en este caso no me acaban de encajar del todo dentro de la trama, al no explicarnos Bujold demasiado de ellos y usarlos casi como un recurso para facilitar la vida de los personajes. Pero lo que es innegable es que este tipo de criaturas poblaban el imaginario de la sociedad, y se los culpaba de cualquier trastada o desgracia menor. En ese sentido, los duendes resultan entrañables y sí que tienen su razón de ser.

La importancia de las fuentes

Aunque la escritura es imaginación, tal y como dice Ursula K. Leguin en Contar es escuchar, también debería ser tarea de la escritora el investigar y documentarse antes de escribir. El problema que a menudo nos encontramos en la fantasía es que se reproducen ciertos estereotipos que son más bien la idea de lo que se cree que era el pasado y no lo que era en realidad: una apariencia de rigor que se ha comido al verdadero rigor. Y todo porque muchos no se molestan en comprobar o acudir a las fuentes, en ir más allá del tópico repetido hasta la náusea. Bujold, en cambio, hace bien su trabajo.

En este caso, la propia autora nos explica de qué fuentes bebe esta novela. Mencionaba antes a los muertos agradecidos del folclore, pero no solo se queda en eso. Otra obra muy importante, en la que se basa toda la parte de la orfebrería y fundición, es De re metallica de Agrícola, un libro del siglo XVI que Bujold usa para describirnos las técnicas utilizadas en la novela. La orfebrería y la magia se juntan en la historia y, gracias a las descripciones de cómo se realizan ciertas piezas, la historia se convierte en algo más tangible, más real.

¿Es importante usar fuentes de primera mano? No es imprescindible, pero ayuda a salirse del molde. Además, la Historia, a veces, ya tiene suficiente fantasía. Y si no leed a Benvenuto Cellini, la otra fuente de inspiración para Bujold, personaje en el que basó a su Próspero Beneforte. Este escultor, entre otras cosas, también escribió su autobiografía, describiendo en ella visiones sobrenaturales, ángeles que le protegían o cómo, en una ocasión, invocó junto a un mago a una legión de demonios en el Coliseo. Francamente, para qué quieres inventarte nada teniendo esto.

El diablo está en los detalles

Utilizar elementos que existieron de verdad siempre es un acierto. Este es el caso del ostentoso salero diseñado por Próspero Beneforte en el libro y por Benvenuto Cellini en la realidad. Bujold nos lo describe con minucioso detalle, tal cual aparece en la foto de aquí al lado. Claro que en la novela el uso que se le da al objeto es mucho más elaborado que condimentar cualquier plato, ya que la sal que vierte es un poderoso antiveneno. En mi opinión, usar objetos cotidianos y reales como este ayuda a darle más credibilidad a la historia. Al fin y al cabo, no era raro que reyes y grandes señores buscaran protección contra los venenos. Sin ir más lejos, Juan I de Aragón intentó conseguir un cuerno de unicornio para este mismo propósito. De la misma manera se usa la estatua de Perseo, que en la novela tiene un papel destacado, y que es una de las obras más relevantes de Cellini. Usando estas obras y modificando su origen, Bujold nos conecta de manera inevitable a un trasfondo histórico y convierte su novela en algo más realista.

Salero de Benvenuto Cellini.

En definitiva, acudir a las fuentes nos ayuda a que la historia sea menos encorsetada. Los tópicos (y prejuicios) que normalmente nos encontramos en este tipo de novelas de fantasía de corte medieval tienen su origen en la narrativa que se creó en el siglo XIX sobre la Edad Media y difieren mucho de la realidad. Reproduciendo estos tópicos no solo se crea un trasfondo repetido hasta el hartazgo, sino que también da pie a usar ideas retrógradas supuestamente justificadas por el contexto. En El anillo del espíritu, Bujold nos plantea una alternativa interesante en la que la intolerancia y la represión dejan lugar a la diversidad y la aceptación de algo tan volátil como la magia.

Clara Jáuregui
Clara Jáuregui (Investigación/Otras Narrativas): Medievalista y destructora de tópicos a tiempo completo. Lectora, a ratos bloqueada. Me encanta la fantasía no medieval y adoro la ciencia ficción. No se me da nada bien hablar de mi misma, pero aun así tengo Twitter.

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5 respuestas a «El anillo del espíritu y el rigor histórico en la fantasía medieval»

  1. Gracias, Clara, por esta reseña. No conocía a la autora ni su obra pero me has dado muchas ideas para investigar pues a mí me encanta la fantasía tanto a la hora de leer como de escribir. Buscaré nuevas fuentes en las que inspirarme.

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