Reseña: Siete Máscaras

El concepto de máscara como algo que nos ponemos de forma inconsciente según el contexto y las personas con las que estemos es algo que me fascina. Así que cuando nos ofrecieron desde Proyecto Artemisa leer su antología Siete Máscaras levanté rauda el brazo para hacerme con ella.

Proyecto Artemisa es un colectivo formado por siete escritoras valencianas centrado en la literatura de lo maravilloso y que en diciembre de 2018 publicaron con Kelonia Editorial esta antología de ciencia ficción que gira en torno al concepto de las máscaras. Cada una de ellas toma un significado distinto en cada uno de los siete relatos: desde las máscaras físicas de “La ciudad análoga” a las metafóricas de “Radiante”. Resulta curioso ver como algunos relatos tienen elementos comunes: máscaras literales que la gente más rica usa para ocultar su rostro o sus emociones de los demás; ambientaciones en futuros próximos, distópicos y en ambientes urbanos; el tema de la caducidad y la hipocresía o la influencia de las redes sociales como lugar donde mostrar la maravillosa vida que lleva la gente. Las protagonistas y autoras de los relatos son distintas, pero al final hay lugares comunes para todas con temas que se abordan de distintas formas. En alguno de los relatos la máscara es el eje del relato mientras en otros aparece como complemento a la historia.

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Portada de la antología. Fuente.

“El rostro de la máscara” de María Tordera es el relato que abre la antología. Conoceremos a Zita Gaff, una millonaria que utiliza una máscara de forma permanente en un mundo donde su uso es común. Situado en una Venecia a salvo de las inundaciones por unas compuertas, el relato trata de la resolución de un caso abierto, aunque no es de género policiaco sino introspectivo. Se combinan de forma ágil los recuerdos de Zita y el presente, veremos también los conflictos que se le plantean a Zita sobre su futuro, además de la mención al cambio climático y sus consecuencias.

“El pronóstico de las cabañuelas” de Marisa Alemany es el relato más distinto de los demás. Ubicado en un futuro lejano, con toques de space opera, acompañaremos a la detective Sarah en su investigación de un asesinato en otro planeta con la compañía impuesta de Mr. Sparks, un erudito de la Vieja Tierra. Este es un relato puramente policíaco, cuya solución es tan obvia que te hace desconfiar. Dentro del relato la parte que explica la tecnología es lo que más chirría, ya que parece puesto sin cuidado para cumplir. Esto contrasta con las otras explicaciones que hay en el texto, más ágiles e integradas en la narración, como la explicación de qué son las cabañuelas, por ejemplo.

“Radiante” de Eva G. Guerrero. Volvemos aquí a un futuro cercano, donde la crema Embrigance te mantiene joven, pero a un precio bastante alto. Asistiremos a la celebración del cumpleaños de Rebeca, una célebre guionista de culebrones, que no deja de recordar las decisiones que ha tomado en su vida y en su última relación. Un relato interesante que se ve lastrado por la forma de mostrar el mundo, a golpe de info dump y notas al pie. Los saltos entre narraciones resultan confusos y tardas un buen rato del relato en ubicarte en cada cambio de escena, restándole agilidad a la lectura.

“Caleidoscopio” de Ana Lozano Canto es el relato que marca la mitad de la antología. Martyna es directiva en una empresa de big data, madre de una hija adolescente y viuda. Tenemos un mundo donde la gente interacciona con los demás a través de burbujas propias de redes sociales en realidad virtual, que definen las acciones de las protagonistas. Los dilemas éticos del uso de big data y el uso de las redes sociales por los adolescentes son las temáticas centrales del relato. La historia quiere tocar y criticar muchos temas, demasiados, quedando al final una denuncia «superficial» y rápida. Pese a esto es un relato interesante.

“Armonía enmascarada” de Elena Denia es un relato sobre jóvenes prodigios. Una reunión secreta de estudiantes de universidad, en el que tardas en saber por qué se han reunido y por qué su club es secreto. El misterio se mantiene buena parte del relato y no es hasta el final que las piezas del puzle te encajan del todo.

“La ciudad análoga” de Cruz Gabaldón es el penúltimo relato. Volvemos a un ambiente urbano donde la gente rica usa máscaras para proteger su cara. En una ciudad llena de cámaras y físicamente estratificada, Clara deberá desenmascarar a Vanesky, la persona responsable de hacer graffitis efímeros por la ciudad. En estos graffitis se muestra el verdadero rostro de corruptos, de forma literal y metafórica. Uno de estos relatos que te da rabia que termine porque podría contar más cosas de ese mundo y esos personajes u otros.

“Un paso adelante” de Miriam Iriarte es el relato que cierra la antología. Un mundo donde la gente tiene fecha de caducidad y el capitalismo más salvaje domina la existencia de la empleada 357. Un ambiente opresivo y sin esperanza que se transmite demasiado bien en la narración, y hubiera agradecido no cerrar así la antología. Mencionar que hay una escena de violencia sexual que resulta bastante innecesaria y gratuita, ya que el relato es bastante asfixiante como para considerar que aporte algo a la trama.

Darkor
Darkor_LF (Artículos/Reseñas): Física a la que le gusta colar sus obsesiones por doquier. Escribe en Todas Gamers, habla en El Pugcast y Charla de Queridas, y además tiene un blog y Twitter. Le gusta escribir en batín y con pipa falsa.


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Una respuesta a «»

  1. Hummm por lo que veo no destaca aunque una relectura podría darte otra perspectiva (si es que no la hiciste ya). Saludos. Me interesa leer ciencia ficción escrita por mujeres. No conocía esta antología. Buen aporte.

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