Reseña: The Bird King

La autora estadounidense G. Willow Wilson, es responsable, entre otras cosas, del resurgimiento de Ms. Marvel, aunque también ha trabajado en otros cómics de Marvel. Su primera novela de fantasía cyberpunk, Alif el invisible (Fantascy, 2013), le consiguió el World Fantasy Award. Tanto en su trabajo como guionista de cómic como en sus novelas hay una fuerte influencia de su época en Egipto y su conversión al islam.

The Bird King (no disponible en español, por el momento) es una novela de fantasía que oscila entre los hechos históricos, con la conquista de Granada de fondo, y el imaginario medieval hacia el que huyen los protagonistas. Para este último, la autora ha usado de inspiración El lenguaje de los pájaros, de Farid al Din Attar, un poema persa que relata cómo los pájaros se reúnen para decidir quién será su rey y, tras la sugerencia de la abubilla, emprenden un largo viaje atravesando siete valles para encontrarlo.

La novela sigue a Fátima, concubina de Boabdil (el último sultán de Granada), y a su mejor amigo Hassan, cartógrafo del sultán, durante el asedio a la ciudad por parte de las tropas de los Reyes Católicos. Fátima es un alma rebelde que se siente enjaulada a pesar de ser la preferida del sultán y que aprovecha cualquier momento libre para visitar a su amigo, ya que este tiene un don especial: puede dibujar en los mapas cosas que no existen, como puertas o habitaciones, y hacerlas realidad. Con estos mapas, Fátima puede escapar momentáneamente de su rutina, encerrada en el palacio.

Todo cambia cuando los Reyes Católicos envían una delegación para negociar la entrega de la ciudad. Ahí, Fátima conocerá a Luz, una mujer por la que se sentirá intrigada hasta saber que es una inquisidora y que al descubrir el don de Hassan exigirá su entrega a la Inquisición, por brujería. Ante esta perspectiva, los amigos huirán de la ciudad asediada, ayudados por un djinn, en dirección al mar pero sin un destino fijo. Será entonces cuando, recordando los versos de El lenguaje de los pájaros y el juego infantil que crearon a partir de él, decidan ir en busca del Rey de los Pájaros con valiéndose de la habilidad de Hassan.

Ilustración de una copia de El lenguaje de los pájaros, del siglo XVII

La novela está claramente dividida en tres partes. La primera, y quizás más breve, transcurre en Granada, con un trasfondo histórico y realista a excepción del don de Hassan. La segunda, la de la huida de los personajes, y que debería ser una transición más o menos rápida entre lo histórico y lo lírico, se alarga un poco, antes de llegar al punto deseado. Así pues, la parte final, que es justo cuando los personajes llegan a destino y debería dar rienda suelta al imaginario medieval, queda demasiado breve.

Aunque es obvio que no es una novela histórica, G. Willow Wilson ha querido recuperar un momento de la historia explicado desde un punto de vista frecuentemente ignorado. Usando la obra de Farid al Din Attar como punto de partida, abre la puerta a la literatura y el folklore islámicos, introduciendo a personajes como los djinn. Es de agradecer ese intento por recuperar la memoria andalusí, pero por desgracia el desarrollo tanto del trasfondo como de la trama acaban convirtiéndose en un quiero y no puedo. Y es que la autora recurre con demasiada frecuencia a estereotipos negativos para poder realzar aquello que quiere reivindicar. También, aunque es evidente que se ha documentado en cuanto a los hechos históricos de la conquista de Granada, el uso que hace de la información es totalmente anacrónico. Nos encontramos así, por ejemplo, con que dos personajes (de bandos opuestos) discuten sobre si existe el reino de España en 1491, situación totalmente irreal en ese contexto. El uso de la Inquisición como villano medieval por antonomasia, en la que además la autora ha volcado todos los estereotipos archiconocidos, da lugar a situaciones esperpénticas, como que exista una inquisidora o que el Santo Oficio reclame para juzgar por brujería a un musulmán sobre el que no tiene jurisdicción. Pero tal vez el anacronismo más sangrante sea cuando Fátima, preguntándose sobre el odio que les tienen los Reyes Católicos junto al sultán, se autoresponda que tal vez sea porque han estado atacando sus tierras durante décadas. Con ese simple detalle, la autora que busca reivindicar al-Ándalus, cae directa en el discurso de la Reconquista, tan rebatido por la historiografía actual, y echa por tierra todo lo que ha intentado construir. Así pues, al aproximarnos a esta historia hay que tener en cuenta que, ante todo, no es una reconstrucción histórica y que, si acaso, sus personajes a veces caen en discursos historiográficos que las personas de aquel momento probablemente ni siquiera se planteaban.

Esta no es la Alhambra que conocían Fátima y Hassan

Quizás uno de los aspectos más curiosos sea el elenco variado de personajes en el que se percibe la voluntad de la autora de dar visibilidad a la diversidad de la época. Desde los orígenes en el Mar Negro de Fátima, al pelirrojo Hassan, pasando por el monje bretón Gwennec, al que encontrarán en su huida; hasta el grupo que se les unirá una vez lleguen a destino: un médico de Tombuctú, una sirvienta inglesa o un judío cordobés, entre otros. Todos construyen una realidad rica e interesante para quien lee. Como contrapunto, el personaje antagonista de la inquisidora Luz se convierte, casi sin quererlo, en algo manido y poco creíble al asociarle tantos estereotipos y un fanatismo exagerado como única motivación. Sus apariciones en la novela acaban malogrando lo compuesto unas páginas antes y, probablemente, la trama funcionaría mejor si el viaje de los protagonistas no tuviera constantemente la amenaza de Luz detrás.

En cuanto a las motivaciones que mueven a los personajes, un punto muy interesante es la relación entre Fátima y Hassan. Ella no duda en abandonar una situación semiprivilegiada para salvar a su amigo, aunque el amor entre ellos no sea siempre perfecto. Su amistad se ve testeada por el cansancio, el miedo a la inquisidora, los peligros del viaje y hasta por competir por las atenciones del mismo hombre. En definitiva, una relación realista, con sus altibajos, y que es la que, al final, mueve toda la trama.

Fragmento del portulano de Bartolomé Paretó, donde se puede ver Antillia (1455)

Pero probablemente los personajes más interesantes (y, en realidad, un poco desaprovechados) son otros. Por un lado, tenemos a Aisha, la madre del sultán (seguro que a todes nos suena aquella celebre e inventada frase de «Llora como mujer lo que no pudiste defender como hombre»; a su hijo), dueña y protectora de Fátima. La relación entre las dos es tirante a veces, pero también todo lo cariñosa que puede ser dada la desigualdad entre ellas. Por desgracia, solo la podemos ver en acción durante la primera parte del libro, pero el relevo lo toma Vikram, un djinn medio hombre medio perro en manos (o patas), que Aisha deja a los protagonistas. Este genio, misterioso y un poco caótico, guiará a Fátima y Hassan durante buena parte del viaje, pero nunca se llega a ahondar demasiado en él o en su mundo, donde se deja entrever que viven más djinns. Parece una oportunidad perdida en un libro de fantasía donde, al final, lo más fantasioso es la suspensión de la realidad.

Como se decía anteriormente, el punto fuerte de la novela es el viaje en el que se embarcan (nunca mejor dicho) Fátima y Hassan. Habiendo crecido en la Alhambra y sin un lugar adonde ir, deciden marchar en busca del Rey de los Pájaros como última alternativa, esperando encontrar un lugar donde establecerse. Gracias al don de Hassan, pueden dibujar un mapa que les lleve a su isla, solo que esa isla resulta ser también otras islas. Y es que cuando Gwennec mira el mapa reconoce en ella la mítica Antillia. Más adelante, otra persona hablará de ese lugar como Avalon. Y así, poco a poco, se irá recomponiendo el imaginario medieval de islas perdidas. La vida que construyen allí oscila entre lo mítico y lo metafórico, y precisamente por eso da tanto juego. La nueva sociedad que crean, el aprovechamiento de los recursos que encuentran y su nueva jerarquía acaban compensando otros puntos menos interesantes de la novela.

En definitiva, The Bird King es una novela irregular. Aunque la prosa es clara y hace que se lea de una sentada, el intento de convertir una fábula en algo histórico acaba perjudicando a la trama. Esta novela se lee mejor sin reflexionar demasiado en ella y sin juzgar sus giros, a veces demasiado hollywoodienses (especial mención al robo de un barco y los lanzamientos de cuchillo). Aun así, no se puede dejar de ver como una oportunidad perdida de reivindicar el mundo islámico en general y el al-Ándalus en particular en el género fantástico.

Clara Jáuregui
Clara Jáuregui (Investigación/Otras Narrativas): Medievalista y destructora de tópicos a tiempo completo. Lectora, a ratos bloqueada. Me encanta la fantasía no medieval y adoro la ciencia ficción. No se me da nada bien hablar de mí misma, pero aun así tengo Twitter.

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