Reseña: Como agua para chocolate

Como agua para chocolate está considerada una de las obras clásicas del realismo mágico, ese género de novela fantástica que consiguió colarse en los cánones generalistas. Como gran representante de su género, en esta novela de Laura Esquivel no encontraremos una magia como a la que estamos acostumbrados: no hay dragones, ni batallas, ni magos, ni seres extraños. En cambio, tenemos una magia sutil, detallista, puntual pero definitiva en la historia. Como agua para chocolate une dos géneros literarios: el costumbrismo, ya que nos sumerge en una familia mexicana de principios del siglo XX, y la fantasía, ya que la magia se entrelaza con la realidad y, sin ella, no habría historia.

Portada de la novela.

Tita nació en la cocina de su casa y esta es su refugio del mundo exterior. En la novela, Tita nos cuenta sus mejores doce recetas, aplicadas a los doce momentos más importantes de su vida. Veremos cómo se enamora locamente de Pedro, un muchacho del pueblo, pero cómo su madre Mamá Elena le prohíbe contraer matrimonio. Ni con Pedro ni con nadie, porque como ella es la joven de las tres hermanas, está destinada a quedarse soltera para poder cuidar de ella cuando sea mayor.

A lo largo de la novela asistiremos a todas las luchas que libra Tita frente a la tradición, a las expectativas de su familia y contra la voluntad de su madre, que le impide ser feliz. Tita quiere ser libre, aunque la tradición se lo impide. Pero, sobre todo, veremos el eterno amor que se profesan Tita y Pedro y cómo su relación varía a lo largo de los años.

Como agua para chocolate nos cuenta la historia de Tita desde el momento de su nacimiento, en la cocina de su casa, y la relación tan estrecha que hay entre ella y la cocina. Tita rebosa sentimientos y emociones, y tanto en sus mejores como en sus peores momentos, su huida es la cocina. Pero sin saberlo transfiere su fuerza a las recetas que prepara y que luego degustan su familia o los invitados. Así, en la boda de su hermana con Pedro, todos los comensales huyen de la casa enfermos, o tras una declaración de amor toda la familia se ve sumida en un furor sexual que son incapaces de apaciguar.

Como agua para chocolate es una historia de contrastes. El más profundo y visible es cómo la vida de Tita se define en base a lo que la tradición le manda ser y lo que ella desea ser. Tita quiere ser libre para poder ser feliz, pero su madre no le permite cumplir con sus sueños por el deseo egoísta de tener a alguien que la cuide cuando ella ya no pueda hacerlo sola. Tita ama a Pedro, y este decide casarse con su hermana Rosaura para estar cerca de Tita, condenándolos a los dos a pasar su vida juntos pero sin la posibilidad de tocarse. La vida de Pedro con Rosaura evoluciona, avanza, mientras Tita sigue condenada en la casa de su madre.

Otro de los contrastes es el amor y ternura con las que cocina Tita, comparado con el mundo brutal y trágico que se desarrolla en la casa y fuera de ella. Cada capítulo empieza con la explicación de una receta, cuya elaboración se irá mezclando con la trama; y destaca el cuidado, la ternura y la precisión con la que se elabora cada plato. La comida no solamente cubrirá una necesidad fisiológica, sino que es hilo conductor de reuniones sociales, celebraciones y duelo tras un desastre. Por las páginas de la novela aparecen doce recetas tradicionales mexicanas, tan detalladas y exuberantes que se hace imposible leer la mayor parte de los capítulos sin terminar con ganas de probar frijoles a la Tezcucana o saborear el azahar de la Rosca de Reyes.

Laura Esquivel.

La cocina es delicada y detallista en contraste con el mundo exterior. La crueldad, la mala situación política y las injusticias de la tradición marcarán las vidas de los personajes. Tita enamorada de un hombre cercano pero inalcanzable, su madre tremendamente egoísta, los bandidos que arrasan la granja, su hermana Gertrudis huyendo de la tiranía de la familia y desapareciendo con los revolucionarios… El mundo interior de la casa es delicado, en base a detalles y anhelos. El mundo exterior es brutal, injusto e imponente.

Si no fuese por el poder mágico de la comida y alguna emoción más que sale de Tita y afecta a su entorno, Como agua para chocolate podría ser una novela costumbrista encuadrada en la revolución mexicana. Laura Esquivel no silencia ninguno de los elementos cotidianos de la familia, desde la tradición en las fiestas al acento más cerrado, en boca de Chencha, una de las cocineras de la casa. Sin embargo, la escritora no quiso hacer una saga familiar interminable y, aunque narra casi cuarenta años de la vida de Tita, decide centrarse solo en los momentos clave de esta. Por eso, frente a la ternura con la que está tratada la cocina, la familia de mujeres vive en un mundo cruel que no tendrá reparos en traerles desgracias y problemas: además de las disputas internas de la familia, sobrevivirán a robos, asaltos y enfermedad. Los personajes no tendrán apenas un momento de respiro. Laura Esquivel no se prodiga en ningún momento, no hay pasajes aburridos, no hay momentos en los que no ocurra nada.

Como agua para chocolate es una novela imprescindible para disfrutar del realismo mágico. De sus personajes inolvidables y de los giros inesperados que revuelven la historia. Del narrador no fiable que es Tita, que sabe que nos adelantamos a sus palabras y suponemos de más, y se aprovecha de nuestra inocencia. Y de la comida. Porque qué hambre acompaña a cada capítulo.

puntuacion3

 

Laura Huelin
Laura Huelin (Reseñas/Investigación): Licenciada en Filología harta del canon literario y los géneros sociales. Me aburren los mundos realistas y me apasiona la ciencia ficción y el apocalipsis. Me encanta investigar, aprender y conocer. Podcaster en Los cuatro navegantes.
Podcast.

11 respuestas a «Reseña: Como agua para chocolate»

    1. Muchas gracias por tus palabras!
      No niego que el romance entre Tita y Pedro esté presente, pero por suerte hay muchas cosas más en el libro. No puedo con las historias que solo tienen romance jejeje

      Le gusta a 1 persona

  1. la lei hace muchisimos a;os y recuerdo que en el fondo queria estar enamoradisima como Tita y saber cocinar jajajaja, madre mia que recuerdos, de lo segundo ya se me han pasado las ganas :oP

    Me gusta

    1. Se te han pasado las ganas? Yo me he quedado con unas ganas de probar esos frijoles gordos… y nunca veré la rosa de reyes de la misma manera jejeje
      Un saludo!

      Me gusta

  2. Lo leí el hace dos años -no me gustó mucho- y todavía no puedo olvidar el capítulo o la receta de las codornices y las rosas. Algún día la prepararé. He dicho 😀
    Excelente reseña ❤

    Me gusta

    1. Con esa escena una profesora mía se puso muuy nerviosa. Intentaron ponernos la película durante la ESO y cuando la profesora que nos estaba vigilando recordó qué iba a pasar se agobió y nos quitó la película sin explicarnos por qué jajajaja
      Pero la verdad, lo de cocinar con pétalos de rosa me ha llamado mucho la atención!
      Un beso!

      Le gusta a 1 persona

  3. Una de mis lecturas cuando era adolescente. Aún conservo el ejemplar que leí. Le tengo mucho cariño a Tita y a sus recetas aunque la cocina no sea para nada lo mío. Me ha gustado mucho leer esta reseña.
    Saludos,

    Le gusta a 1 persona

Deja un comentario

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.