La mitología como influencia en D.Gray Man, de Katsura Hoshino

Hace ya unos cuantos años, descubrí por casualidad el anime del manga que se acabaría convirtiendo más tarde en mi preferido: D.Gray-Man. Al principio, esta serie atrae por su estilo shōnen, con acción, aventuras y fantasía. La historia es la que suele seguir este estilo de manga: un chico joven que se une a un clan de personas con habilidades mágicas específicas y luchan juntas para derrotar a los enemigos, en el eterno conflicto entre el bien y el mal.

El protagonista es un muchacho inglés llamado Allen Walker y dicho clan es un gremio de exorcistas que, en un Londres victoriano, intentan aniquilar a unos demonios-máquina o akumas, que se aprovechan de las almas de los muertos como si de carburante se trataran, controlados por el Conde Milenario y sus hermanos, los Noé. En la orden de exorcistas, la Congregación de la Sombra, fundada hace miles de años, Allen hará grandes amigos y vivirá varias aventuras entre misiones y búsquedas; y, aunque la serie comenzase como género shōnen, poco a poco la sucesión de acontecimientos la ha ido convirtiendo en algo que me atrevería a denominar seinen, por la seriedad de los temas que está tratando Katsura Hoshino, su autora, en la actualidad.

Hablar de todos los entresijos que esconde D.Gray-Man podría extender demasiado este artículo, por lo que a mi pesar, puesto que cuando hablo de esta serie tengo cuerda para rato, me centraré en los aspectos mitológicos que Katsura Hoshino utilizó para crear su manga más famoso.

Cuando ves o lees esta serie, necesitas más de un visionado para extraer todos los mensajes ocultos en ella. Y es que D.Gray-Man, además de integrar una historia profunda y emotiva, es una tremenda crítica a la Iglesia Católica. Katsura Hoshino ha sabido mostrar entre líneas la hipocresía de bastantes altos cargos de la actualidad en forma de personajes, entidades y acciones como es la sede de exorcistas en sí. En esta sede se ha permitido durante años la experimentación con inocentes, con la pretensión de que una sustancia, llamada Inocencia, desarrollase armas en sus cuerpos o de forma externa para derrotar a los akuma. Muchas personas fallecieron, otras incluso fueron utilizadas para reencarnarse en otros cuerpos y seguir trabajando.

Con el tiempo, se respira un ambiente de presión y dictadura por el trato que reciben los exorcistas, tal como si fueran objetos, algo que incluso personajes como Malcolm C. Lvellie llegan a expresar claramente (véase además la clara coincidencia que tiene este personaje con cierto dictador alemán). De este modo la sede, que parecería ser la parte positiva de la historia, resulta mostrarse como el enemigo, creando una duda en el lector digna de ser comparada a las que crea George R. R. Martin por la ambigüedad de sus personajes, mientras que el Conde Milenario y sus hermanos son simpáticos, tiernos e incluso a veces despiertan empatía y dulzura. Otras veces no tanto, por lo de las mutilaciones y los ataques, pero ese es otro tema.

Algunos de los personajes principales en un dibujo original de la autora, como Allen Walker, Lenalee Lee o Road Kamelot.

Además de la feroz crítica de Hoshino hacia la Iglesia Católica, su documentación es visible por las múltiples referencias que esconde (o no tanto) en cuanto a la mitología judeocristiana y las ramas que ha podido desarrollar esta. El primer ejemplo claro, tras la organización de exorcistas (que custodia el mismísimo Pontífice), son los Noé. Originalmente trece hermanos, a los que más tarde se sumaría un decimocuarto, son una familia de evidente referencia bíblica que cuenta además con un Arca propia, un cuadrado flotante que puede viajar a través de dimensiones y en cuyo interior gestan a los akumas, además de tener habitaciones propias o para otros intereses. Cada Noé representa una característica y posee unas habilidades especiales, similares a los pecados capitales. Aquí podríamos compararlos con otros autores que han usado esta base para desarrollar un grupo de personajes que representen los pecados en sus carnes, como los villanos de Fullmetal Alchemist, de la mangaka Hiromu Arakawa, o los protagonistas de The Sandman, de Neil Gaiman.

Esta familia, los Noé, también pretende hacer desaparecer el mundo en los Tres Días de Oscuridad, una escena cuya noción es también originariamente bíblica y recogida en círculos proféticos. Esta especie de apocalipsis viene descrita en el Cubo, un objeto hecho de esa materia llamada Inocencia, que otorga armas a humanos para convertirlos en exorcistas y que, además, tiene algo de conciencia propia. De esta materia sale, además, un ente con cuerpo físico llamado Apocryphos, igual a como se llaman esos textos bíblicos rechazados y prohibidos por la Iglesia. La relación de este ser con la congregación de los exorcistas no es precisamente una maravilla, por lo que se podría convertir es una excelente metáfora para los intereses de la autora.

Existe un personaje que es necesario destacar para este tema, y es Arystar Krory, un hombre confundido con un vampiro por su aspecto y su inocencia, de tipo parásito, situada en sus colmillos, que destruye a los akumas succionando su sangre aceitosa. Este personaje no otorga demasiado a la historia central, es parte del grupo de exorcistas y no juega un papel primordial, sino más bien secundario. Sin embargo, su nombre sí es lo suficientemente importante para destacarlo, puesto que nos lleva a otra rama de creencias y mitologías, una religión neopagana llamada Thelema, fundada por Aleister Crowley, cuya máxima es «haz tu voluntad: será toda la ley» (lema que, como curiosidad, también fue utilizado por Michael Ende en su Historia Interminable).

El término fue utilizado en el Nuevo Testamento en primera instancia, para más tarde ser utilizada por Rabelais para referirse a una abadía ficticia. El símbolo de thelema fue utilizado por Hoshino para la cruz de la Congregación de la Sombra, una señal que podría decirnos mucho de las pretensiones de la autora para con esta sede. Otros nombres de personajes como Road Kamelot o Lavi Bookman podrían dar referencias literarias, como la leyenda del Rey Arturo o la obra de Lavie Tidhar.

A la izquierda, la cruz original de Thelema. A su lado, la cruz que Hoshino diseñó para los exorcistas.

 

El manga, no acabado (a partir de aquí los spoilers pueden ser peligrosos, tengo que avisaros), está mostrando todavía más relaciones entre la mitología judeocristiana y la historia. Y es que existe un transfondo mucho más filosófico y profundo en el desarrollo de la trama y los personajes.

El protagonista, Allen Walker, se nos presenta como hijo de Mana Walker, un hombre que trabaja como payaso en un circo. Sin embargo, con el avance de la historia descubrimos que Mana no es solo la persona que aparentaba ser (o la cual ni recordaba haber sido), sino que tenía un hermano infiltrado entre los Noé, su hermano Nea, el cual, desgraciadamente, estaba en forma de recuerdo dentro de Allen y renacería en su cuerpo. Mana y Nea resultan ser, además, dos personas divididas del mismo ser, el Conde Milenario. Esta unión entre Allen, Mana y Nea es inconfundiblemente la idea de la Trinidad. Allen, además, guarda un secreto que sorprendió a todos, y es que resultó ser una persona que había retrocedido en el tiempo y no recordaba que, en otra época, fue el mejor amigo de Nea y al que pidió que utilizase su cuerpo como vasija para renacer más tarde.

Esta idea de resurrección de los Noé en otros cuerpos, así como el caso especial de Allen, recuerdan bastante a la figura de Jesús, la cual seguramente (y esto ya es solo especulación propia) acabe siendo la de Allen de alguna manera, utilizando estos paralelismos como metáfora además de las características propias de la historia. También encontramos la figura de Judas en Nea, al resultar traidor de la familia Noé, pues quería asesinarlos. Existe, para más misticismo, una teoría latente de que Tykki Mikk, otro de los Noé más importantes, podría tener una extraña relación con la trinidad mencionada.

El padre, el hijo y el ¿espíritu santo?, también conocido como su tío. Imagen original de @shira_machida

 

Tenemos más referencias mitológicas, como, por ejemplo, los golems. Originalmente extraído de la mitología judía, el golem es un ser creado a partir de materia inanimada procedente de elementos. En esta historia, los golems son unas criaturas más bien robóticas, también con algo de conciencia, que ayudan a los exorcistas. Existe uno especial, dorado y rechoncho, llamado Timcampy, el compañero inseparable de Allen, cuyo dueño real es el maestro de este, el general Cross. Este general hizo que este golem en especial fuera más parecido a los mitológicos por usar un tipo de magia que hizo a Tim más consciente que los demás, incluso al punto de gustarle masticar cosas como el tabaco de Cross.

Los ángeles y demonios, por supuesto, tienen también su espacio en la historia. Los demonios son, claramente, estas criaturas biomecánicas llamadas akuma, que utilizan almas como si fueran pilas. Los ángeles, irónicamente, son una de las formas de estos akumas, que evolucionan por niveles. El nivel cuatro, al que se enfrentan con gran dificultad en una parte de la serie, tiene forma antropomórfica, pero dotado de alas y un halo. Otras referencias bíblicas son más bien detalles: nombres de la familia Noé, como Lullubell; ataques de exorcistas, como el Noel Organon de Noise Marie, inocencia que consiste en hilos metálicos que producen el sonido de las cuerdas del órgano; o la de Cross Marian, que utiliza la voz de una mujer muerta llamada Maria (valga la redundancia en la tradición mariana).

Desde luego hay muchas más referencias en la serie, tanto históricas como literarias e incluso tradicionales de Japón. También hay creaciones de la cosecha propia de Katsura, tales como robots personalizados, distintos tipos de evolución de la Inocencia, seres provenientes de la magia como Four o Hevlaska, que custodian distintas sedes (europea y asiática concretamente) o seres mitad akuma, mitad humano. Y es que el estilo steampunk del manga permitió a la autora jugar con la ciencia ficción y la fantasía como quiso, pudiendo utilizar conceptos antiguos y modernos para su manga, a la vez que mostraba no solo una gran capacidad para crear una gran obra a partir de estas mezclas y referencias, sino de contar grandes historias individuales relacionadas entre sí que desarrollan multitud de personajes profundos, ambiguos e importantes.

En sí, es una historia plagada de misterio, así como de buena documentación y que, sin duda, será reconocida como uno de los grandes shōnen de la década.

Colaborador
Arien Vega (Colaboración): Me gusta escribir poesía, el chai latte con canela, la naturaleza, el arte y la teoría del romanticismo, el ballet y la teoría de la literatura fantástica.

4 comentarios en “La mitología como influencia en D.Gray Man, de Katsura Hoshino

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