Noragami: Manga vs. Anime

ADVERTENCIA: Este artículo combina la reseña con el análisis comparativo, por lo que contiene spoilers. Están indicados en el texto para que no estropeen la obra al lector, así que puede leerse la primera parte (que es la de la reseña) sin ningún peligro.

Hoy vengo a hacer combo en la sección de Otras Narrativas para hablaros del manga Noragami y de su adaptación al anime.

Noragami es un manga de demografía shonen escrito y dibujado por Adachitoka. Tras este seudónimo se encuentran dos mujeres: Adachi y Tokashiki. Poco se sabe de estas mangakas japonesas, que valoran especialmente su intimidad. Ambas trabajaron como asistentes de varios artistas y a partir de ahí empezaron su andadura juntas como coautoras.

Portada de los tres primeros tomos editados por Norma Editorial.

La obra sigue en publicación de forma mensual en la revista Monthly Shonen Magazine y hasta la fecha lleva recopilados un total de 18 tomos y un extra. En España es Norma Editorial la que se encarga de su traducción y publicación.

La historia se centra en las divinidades japonesas de la religión sintoísta y sigue los pasos de Yato, un dios menor que quiere hacerse famoso. En el mundo de Noragami, algunos de los dioses conviven con los humanos en la Tierra Media (el mundo terrenal), como si fueran personas normales. Aunque los humanos pueden verlos, eso ocurre muy rara vez porque los dioses viven en el ángulo muerto: puesto que no pertenecen al mundo de los vivos, los humanos los olvidan con mucha facilidad.

Una de las funciones de los dioses, a parte de cumplir los deseos de sus fieles, es la de acabar con los ayakashi (o fantasmas), criaturas monstruosas que llegan a la Tierra Media desde la Otra Orilla (el mundo de los muertos) y que atormenta a los humanos y les obligan a cometer actos impuros. Para hacerlo, los dioses disponen de la ayuda de sus shinki (o Tesoros Sagrados).

Los shinki son las almas en pena de personas que han muerto y que están atrapadas en la Tierra Media. Los dioses las “reviven” para convertirles en sus siervos, dándoles un nuevo nombre que les queda tatuado en la piel. Además, los shinki tienen la capacidad de convertirse en recipiente sagrado (un objeto, generalmente un arma) cuando su dios los llama por su nombre de invocación. Hay una relación muy estrecha entre el dios y sus shinki. El dios es el único que conoce el motivo de la muerte del shinki y el shinki debe acudir siempre a la llamada del dios mientras siga atado a él mediante su nombre póstumo. Además, el estado mental y los pecados que pueda cometer el shinki afectan directamente al dios, haciendo que si estos son intencionados y reiterados el dios enferme y pueda llegar a morir.

El dios Yato convierte a Yukine en su shinki.

La historia empieza cuando el dios Yato acaba de perder a su Tesoro Sagrado, Tomone, que lo ha abandonado porque no soporta su estilo de vida como vagabundo. Yato busca a uno nuevo mientras realiza encargos de mala muerte a cambio de una ofrenda (5 yenes), para así ganarse una buena reputación y poder construirse su propio templo.

Durante uno de esos encargos, Yato está a punto de ser atropellado por un autobús, pero una estudiante de 15 años llamada Hiyori Iki lo salva. Con tan mala fortuna que es ella la que acaba atropellada. Por culpa del accidente, el alma y el cuerpo de Hiyori se separan y ella se convierte en una medio-fantasma (algo parecido a un ayakashi): a pesar de que no muere empieza a sufrir una extraña condición y pierde el cuerpo con facilidad. Cuando eso ocurre le sale cola y adquiere habilidades sobrenaturales, además de la capacidad de interactuar con normalidad con los seres divinos y los de la Otra Orilla.

Desesperada, Hiyori le pide un deseo a Yato: que la devuelva a su estado normal. Pero Yato no puede hacer mucho al respecto, y menos ahora que está sin shinki y a merced de los ayakashi. Por eso Hiyori se ofrece para buscarle uno nuevo. Es así cómo el tercer protagonista de la historia se une al grupo. Yuki, de nombre humano Yukine, de nombre de recipiente sagrado Setsu y de nombre de invocación Sekki, se convierte en el nuevo Tesoro Sagrado de Yato. Su forma de recipiente sagrado es una hoja de katana desnuda.

Pero Yukine no es más que un adolescente que acaba de morir y adaptarse a su nuevo rol como shinki no le será nada fácil, algo que causará muchos problemas a Yato. El camino de los tres se cruza con el de otros dioses y sus shinkis, entre los que se encuentra Tenjin, el dios de la enseñanza, Kofuku, diosa de la pobreza y amiga de Yato, y Bishamonten, una de las siete deidades de la fortuna y diosa de la guerra, enemiga jurada de Yato por un conflicto que tuvieron muchos años atrás.

Aunque a primera vista Noragami pueda parecer un manga en el que prima la acción, está especialmente centrado en los personajes. En los tres primeros tomos (que son de los que voy a hablar), el eje principal de la trama es la relación que se forma entre el trío protagonista: la amistad que nace entre Hiyori, Yato y Yukine, y la relación entre dios y Tesoro Sagrado que tienen que desarrollar Yato y Yukine.

Imagen promocional del anime, donde aparecen los tres protagonistas.

El manga tuvo una adaptación al anime en 2014, en una primera temporada de 12 capítulos que cubría básicamente los 3 primeros tomos (y alguna escena del cuarto). Tras el éxito cosechado, en 2015 se estrenó una segunda temporada de 13 capítulos, titulada Noragami Aragoto, que abarca hasta el tomo 10. La rumorología habla de una tercera temporada, pero no hay nada confirmado al respecto. Ambas temporadas están disponibles en España, dobladas al castellano, de la mano de Selecta Vision y pueden verse en la plataforma Netflix.

Parte del guion de la adaptación corrió a cargo de Deko Akao, sobrenombre de Hitomi Mieno, cantante, compositora y guionista televisiva. Entre los capítulos de la primera temporada que Mieno ha escrito encontramos el 11 y el 12, que son los que introducen una subtrama completamente nueva respecto al manga.

A partir de este punto voy a hacer una comparación entre la trama del manga y del anime para ver cómo los cambios introducidos en el segundo consiguen alterar los valores del primero enfocándolo hacia la lucha, el humor y el fanservice. Para hacerlo, destriparé tanto los tres primeros tomos del manga, como los doce capítulos de la primera temporada del anime.

Si no has leído o visto la serie, sigue leyendo bajo tu responsabilidad.

Alerta: spoilers

Aunque el anime adapta de forma bastante fiel el manga, omite algunos puntos, añade otros y modifica unos cuantos más haciendo que algunas subtramas pierdan su significado original.

El cambio más remarcable es el añadido de la subtrama que tiene lugar en los dos últimos capítulos. Imagino que este añadido bebe de la intención de rellenar espacio para poder dejar cerrada la primera temporada y no iniciar el siguiente arco, por si la segunda temporada no llegaba a ver la luz.

El dios de la calamidad Rabō.

Este añadido consiste en una adaptación muy libre de parte de los acontecimientos que suceden en los tomos 5 y 6 del manga, con la aparición de un nuevo enemigo llamado Rabō (personaje que tiene un parecido más que evidente con Kugaha, shinki de Bishamon), cuyo único interés es que Yato vuelva a ser el dios asesino que fue en el pasado, cuando era conocido como uno de los grandes dioses de la calamidad. Para conseguirlo, Rabō le roba a Hiyori sus recuerdos relacionados con Yato, con intención de debilitar al dios. Por fortuna, Hiyori consigue recuperar los recuerdos gracias al amor que siente por Yato y eso, a su vez, da fuerzas al dios para acabar con su enemigo.

De forma general, además, ese añadido interrumpe la trama ya iniciada que explicaba el motivo del enfrentamiento entre Bishamonten y Yato. Eso relega a Bishamon al estatus de personaje secundario. Es cierto que esa trama se retoma en Noragami Aragoto, pero la sensación que deja ver la primera temporada de forma independiente es que Bishamon no importa demasiado.

Para desarrollar esta comparación y que os hagáis una idea de los cambios añadidos sin que tenga que extenderme a hacer un resumen de toda la trama, me centraré en el papel de los tres personajes protagonistas y en los cambios que sufren en los dos formatos narrativos.

Yukine

En el manga, Yukine es un chico mucho más conflictivo. Hay incluso cierta maldad en él. Lo vemos, por ejemplo, en la primera escena en la que aparece y en la que, después de rechazar la chaqueta que Yato le ofrece para que se abrigue (está nevando y él va vestido con un yukata muy fino), le exige a Hiyori que le dé su abrigo y su bufanda. En el anime, por el contrario, es la propia Hiyori la que le ofrece su bufanda, de manera que la maldad de Yukine queda diluida y a Hiyori se la relega a un papel de mujer servicial y cuidadora.

Otro ejemplo es el momento en el que Yukine comete su primer acto impuro y daña a Yato. En el manga ocurre cuando Yato y él están realizando un encargo y Yukine exige al que los ha llamado que les pague más que los 5 yenes de la ofrenda, para después quedarse ese dinero para él. Además, cuando Hiyori le descubre, el chico le responde de muy malas maneras. En el anime, ese primer pinchazo a Yato se lo provoca al mirar el escote de Hiyori en una escena nueva que intenta suplir la otra, pero que añade un elemento sexual que inicialmente no existía.

Otra diferencia importante son los motivos que llevan a Yukine a cometer actos impuros.

En el manga se insiste mucho en que todo lo que le ocurre a Yukine es cosa de la edad: ha muerto con 14 años y ahora se ve arrastrado lejos de su cómoda vida de estudiante para ejercer de sirviente de un dios y convertirse en su arma. Yukine sólo quiere disfrutar y recuperar lo que ha perdido; saber que no volverá a esa vida le produce un gran dolor y frustración.

En el anime va un paso más allá y añade otros dos elementos que actúan como desencadenante de la corrupción. El primero es la aparición temprana de Nora, otra shinki de Yato, que despierta celos en él. El segundo es el hecho de que Yato lo obligue a matar a una niña fantasma que se ha convertido en ayakashi, algo que Yukine no quiere hacer porque se ha encariñado de ella y quiere salvarla.

Hiyori

La relegación de Hiyori a objeto sexual y mujer en la nevera es una de las grandes lacras de la adaptación. La sexualización de Hiyori es más que evidente en el anime. Lo vemos especialmente en su relación con Yukine (por los puntos antes mencionados, entre otros) o por la escena de desnudo gratuito en el baño del episodio 2.

Otro ejemplo bastante feo es el capítulo 4, que incluye una subtrama que en el manga no aparece. En ella se nos presenta a la diosa de la pobreza Kofuku. Para hacerlo se habla de la relación que esta diosa mantuvo con un oficinista, haciéndose pasar por una estudiante de instituto, de manera que el hombre se convirtió en su sugar daddy. Mientras se relata la historia, un seguido de imágenes acompaña la narración. Pero puesto que en un primer momento los guionistas no quieren que se sepa que esa mujer es la diosa Kofuku, superponen la cara de Hiyori sobre la de Kofuku, porque según el oficinista las dos chicas se parecen (spoiler: no). Es una escena de lo más surrealista y desagradable, en la que la propia Hiyori se siente incómoda, a pesar de que nadie escucha sus súplicas de que dejen de usar su rostro para eso.

Extracto del anime donde podemos ver la superposición del rostro de Hiyori al personaje de Kofuku.

También tenemos que otros personajes le roban tareas que le eran propias. Por ejemplo, en el anime Hiyori necesita que sea Yato el que le haga comprender el motivo por el que no quiere ayudar a los suicidas, cuando en la historia original es ella sola la que lo descubre. Otro ejemplo: la escena que he comentado antes de la niña fantasma. Originalmente es Hiyori la que salva a Yukine de la niña, no Yato.

Aunque el cambio más evidente lo tenemos en la nueva subtrama añadida. En ella, Hiyori se convierte en la mujer en la nevera de Yato. El antagonista la utiliza para hacer daño al dios y obligarlo a que vuelva a ser de nuevo el asesino despiadado que era en el pasado. La ataca, le roba los recuerdos y juega con ella para que Yato abandone la idea de convertirse en un dios bueno.

Cabe mencionar que esa trama bebe de la que se desarrolla en los tomos 5 y 6 del manga, pero el contexto es diferente, porque en el manga Kugaha la utiliza tanto a ella como con Kazuma (shinki de Bishamon) en un plan a gran escala para hacer que los dos dioses se enfrenten y así Bishamon muera. Además, en el manga, Hiyori presenta una resistencia que en el anime no.

Yato

Hay dos puntos principales que diferencian al Yato de la viñeta del animado. El primero es que, aunque en el manga tiene un pasado como asesino, éste está ligado a la figura de su padre, que era el que lo obligaba a matar junto a Nora. Eso no se desarrolla hasta más adelante (concretamente hasta el tomo 11), pero aun así se ofrecen pinceladas al respecto. En el anime, en cambio, se introduce al personaje de Rabō, el dios de la calamidad que luchó junto a él en el pasado, y se comenta que Yato mataba para complacer los deseos de sus fieles y así no desaparecer (algo que, aunque en esencia es cierto, tiene como explicación al padre). Eso elimina una dimensión en el personaje de Yato y lo oscurece.

El Yato del manga es mucho más vulnerable. Es un niño grande al que lo han obligado a matar desde pequeño y que no conoce otra realidad. Por eso, cuando intenta escapar de ella se refugia en su máscara de despreocupación. A pesar de todo, sigue lleno de una ilusión de lo más pura y, además, está obsesionado en ayudar a los que le rodean.

Por otro lado, Yato está desesperado porque alguien le muestre un poco de cariño. El amor que le ofrecía su padre siempre estuvo condicionado por su trabajo como asesino y por eso Yato mataba: para complacerle. Ahora, el sueño de Yato es que alguien lo ame y lo recuerde por ser quien es y por hacer cosas buenas. Por esa misma razón, la aparición de Hiyori es tan importante. No es solo un romance superficial que insinúan los dos últimos capítulos de la serie, es la constatación de que aunque Yato deje de matar, todavía quedará un humano que lo recuerde, de manera que no desaparecerá (seamos sinceras, está claro que hay algo entre ellos dos, pero la relación en el manga es mucho más sutil).

Fin de los spoilers

Hay otros ejemplos, pero no me voy a extender en ellos.  Creo que os podéis hacer una idea de que, aunque la trama general es compartida, el fondo no es el mismo. Porque lo importante de esta historia no son los hechos, sino las relaciones de los personajes y cómo estas se van desarrollando a medida que ocurren cosas.

En conclusión: en la adaptación al anime prima tanto el apartado visual y el fanservice que acaba dejando a un lado lo que hay más allá, los motivos de esos combates, el porqué de todo lo que ocurre. Eso provoca que el papel de los personajes femeninos se relegue a complemento de los masculinos y a objeto sexual (a Hiyori se la usa como mujer en la nevera, Bishamon pierde peso en la trama y a Kofuku se le añade una trama de claro contenido sexual y pedófilo; incluso se menciona que Nora era la amiga con derecho a roce de Yato), mientras que a los personajes masculinos se les castran los sentimientos hasta que sus acciones y motivaciones los convierten en personajes de cartón-piedra movidos por instintos (Yukine actúa movido por los celos y el odio, a Yato se le atribuye un pasado como asesino sin dar ninguna explicación al respecto y Rabō es el malo de turno sin fondo que sólo está ahí para que la trama avance). Esto no quiere decir que el manga no tenga problemas (que los tiene), pero está claro que el de los del anime son mucho mayores.

Hiyori salva a Yato de ser atropellado.

Noragami es un buen manga. Tiene una buena historia y unos buenos personajes y, además, incorpora elementos enriquecedores, como la presencia de un gran elenco de personajes femeninos con un peso importante en la trama. Por eso me sentí tan traicionada la primera vez que vi el anime. Con este nuevo revisionado me he reconciliado un poco con él, pues se nota que el estudio puso muchas ganas en hacer un buen producto. Pero los cambios que introdujeron hacen que no pueda disfrutar de la historia de la misma manera. Echo de menos a Bishamon, echo de menos al Yato frágil y echo de menos la fortaleza de Hiyori. Por eso, si os animáis con esta historia, os recomiendo que lo hagáis mediante el manga, en el que sus personajes os enamorarán casi desde la primera página (y que, además, tiene un dibujo precioso).

Anna Roldós
Anna Roldós (Reseñas/Novedades/RRSS): Irilaya. Química de formación, librera de vocación; me leo hasta los prospectos de los medicamentos. Enamorada de Japón, del manganime, de los videojuegos, de la animación y de la ilustración. Me encanta la ci-fi. También escribo.


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2 respuestas a «Noragami: Manga vs. Anime»

  1. muy buena reseña, me gusta tu forma concisa y clara, de los problemas del anime, los cuales uno ve a primera vista pero se ignoran porque el fanservice cumple con su cometido encantar ocultando un posible más allá en el contenido, me leeré el manga, gracias por tu análisis.

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    1. ¡Muchísimas gracias por el comentario! Si no has leído el manga te lo recomiendo muchísimo. Además, tiene un estilo precioso y muy detallado (a parte de que la historia está mucho mejor llevada y desarrollada).

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