El juego de manos de la bilogía Seis de cuervos

Portada de la edición en España de Seis de cuervos, la primera parte de la bilogía.

Seis de cuervos es la bilogía compuesta por Seis de cuervos y Reino de ladrones, escrita por Leigh Bardugo y traducida en español por Carlos Loscertales. Ambas novelas forman parte del Grishaverso, el universo que la autora ha construido desde su primera saga, Sombra y hueso, a partir de los grisha, personas que, por alguna razón, tienen poderes sobre los elementos, sobre el cuerpo humano y sobre los materiales desde su nacimiento. Así, los grisha son buscados y utilizados por el resto de naciones debido a su naturaleza poderosa y peligrosa para el status quo, un tema recurrente en todas las novelas.

Si bien vamos a centrarnos en Seis cuervos y Reino de ladrones, cabe destacar que Sombra y hueso tiene una adaptación como serie de Netflix y, aunque su trama principal es la de la trilogía homónima, también aparecen los protagonistas de Seis de cuervos: Kaz, Inej, Jesper, Wylan, Nina y Matthias

La primera novela de los Cuervos se sitúa en Ketterdam, la capital mundial del comercio. Y en una ciudad regida por el dinero, hay muchas, muchas sombras. La suciedad y la pobreza conviven con la riqueza más opulenta y, en esa pobreza extrema y esa cruda realidad, sobreviven nuestros seis protagonistas. Un cerebro, una asesina, una espía, un ludópata y un soldado, todos ellos adolescentes abandonados que intentan sobrevivir en las calles y canales de la ciudad, unidos por una misión aparentemente imposible: un golpe en la Corte de Hielo, el lugar más impenetrable del mundo conocido… y el infierno de los grisha, donde son juzgados y asesinados simplemente por el hecho de existir. 

Ketterdam, la ciudad del dinero

Ketterdam es la capital de Kerch, un país insular que, pese a su tamaño, es uno de los más poderosos del mundo por ser Ketterdam el corazón económico del mundo, el epicentro desde el que fluye el dinero de unas naciones a otras. 

Ketterdam acoge a los protagonistas, sin ser este el lugar de nacimiento de nadie salvo Wylan. Es una ciudad oscura, sucia, descrita como «un lienzo negro, gris y marrón, de callejuelas enredadas y una niebla densa mezclada con el humo». Y, por esto mismo, es una ciudad de contrastes: por un lado, las grandes fortunas viven en la opulencia en sus bonitos y limpios barrios; por otro lado, tenemos El Barril, el barrio más pobre y desalmado de la ciudad, lleno de bandas criminales, de muerte, sangre, casas de juego y prostíbulos para los turistas. 

Así, esta ciudad nos recuerda a Ámsterdam por sus canales, por su clima y por su Barrio Rojo (pues El Barril no es más que la tergiversación de este, llevándolo al extremo), también a Nueva York o Las Vegas. Ketterdam es la representación última del capitalismo salvaje. Tiene su propio Wall Street, juega del mismo modo con los dados que con la inflación, la oferta y la demanda y la fuerza de trabajo. Aquí, cualquiera puede venderse al mejor postor: así lo hacen los grisha y así se hace con los esclavos, aunque no se les llame de esta manera. Pero ¿cómo llamar al hecho de que una persona en la más absoluta pobreza participe en una puja vendiéndose para una banda, una empresa o un prostíbulo? Y sin contar a aquellas personas que son forzadas a participar, con esclavistas que saben cómo usar las leyes a su favor. 

En Ketterdam todo el mundo es un incauto que terminará siendo estafado, ya sea por los ladrones, delincuentes y estafadores o por los hilos que mueven los poderosos. En una ciudad donde su dios es el dinero y solo los poderosos están a salvo. Nuestros seis protagonistas forman parte de El Barril, así que tienen todas las de perder. No son héroes, sino más bien delincuentes que han aprendido a sobrevivir como han podido, valiéndose de sus destrezas y de su inteligencia para no terminar muertos es una esquina oscura y pútrida. Son adolescentes llenos de heridas y cicatrices que intentan vivir un día más a pesar de todo.  

Mapa de Ketterdam de la edición original de Reino de ladrones (Crooked Kingdom).

El trile emparejado o cómo utilizar reflejos imperfectos

La trama principal de Seis de cuervos es robar algo (más bien a alguien) de un lugar infranqueable y jactarse de ello, puesto que nadie nunca ha sido capaz de entrar, y menos aún de salir con vida. Reino de ladrones nos cuenta las consecuencias y sigue con esa trama que podría haber salido una película de Ocean’s. Pero Leigh Bardugo ha interiorizado el espíritu de El Barril y en estas dos novelas se convierte en una trillera experta para jugar con nosotros y mover la trama de un lado a otro, mostrándonos lo que quiere y lo que nos prometía al mismo tiempo. 

En realidad, el robo es lo de menos. Mueve la acción, pero es más un telón de fondo que utiliza Bardugo para mostrarnos a sus seis personajes y sus historias. Ellos son lo verdaderamente importante. Como una estafadora más, nos lo presenta todo en pares que se reflejan mutuamente pero sin ser reflejos perfectos, como aquellos espejos de las ferias. Son dos novelas, son seis personajes y son tres parejas donde cada dúo construye una trama y reflexiona sobre un tema, teniendo así dos reflejos o tratamientos de lo mismo. 

Los seis cuervos

Como ya se ha mencionado, son seis los personajes protagonistas: Kaz, Inej, Jesper, Wylan, Nina y Matthias, adolescentes entre los 15 y 18 años que provienen de todas las partes del mundo y cuyas infancias distan de ser perfectas. Esto es especialmente interesante porque usualmente, cuando nos encontramos con literatura juvenil, los personajes no parecen ni se comportan como adolescentes, del mismo modo que cuando vemos una serie de televisión y los actores tienen diez años más que los personajes que representan.

En el caso que nos ocupa, ninguno de los seis cuervos se comporta o piensa como alguien de esa edad, lo cual es verosímil si tenemos en cuenta que dos de ellos son soldados, uno es ludópata y los otros han pasado por experiencias traumáticas. Aun así, siguen siendo adolescentes y encontramos destellos de esa falta de madurez en ciertos ámbitos y momentos. Mientras repasan un plan o pasan el tiempo, aparece de pronto ese brillo adolescente en sus ojos opacos, llenos de dolor y frustración. Sus hombros cargan demasiado peso y, aunque han crecido demasiado rápido, aún podemos ver resquicios de lo que fueron. 

Las ilustraciones oficiales de nuestros protagonistas.

Kaz Brekker

El bastardo de Ketterdam es un joven de 17 años que se ha hecho a sí mismo a través de la vida criminal, los golpes y traumas y su inteligencia arrolladora. Cuando lo conocemos, es el cabecilla de una de las bandas de El Barril y tiene bajo su control a toda una red de informantes, robos, mercado negro y casas de juego. 

Lo que más destaca a primera vista (y lo que caracteriza a este personaje) es su bastón para la cojera, con una cabeza de cuervo en su empuñadura como símbolo, sus perpetuos guantes negros y su odio hacia Pekka Rollings, otro de los mafiosos más importantes de la ciudad. Sus secretos nos serán revelados a lo largo de las páginas, pero podemos resumir que su eje temático es el de la supervivencia al coste que sea y el del contacto físico como trauma, pues sus guantes son una armadura frente al contacto y al calor humano, debido a un antiguo suceso que le cambió y con el que aún convive.

Inej Ghafa

La espía de Kaz tiene 16 años y un pasado tan doloroso como el de su jefe. Secuestrada y vendida como esclava a un burdel de los barrios bajos de Ketterdam por ser exótica, tuvo que sobrevivir como pudo, prisionera de un contrato que ella nunca firmó y pagando una deuda invisible por su libertad. Fue Kaz quien compró el contrato y sacó a la joven de allí para que fuera su espectro, su espía más eficiente gracias a su destreza como acróbata, a su necesidad de sobrevivir y a su odio hacia todo aquel que le hizo daño a ella y a otras como ella. 

Al igual que Kaz, Inej se caracteriza por sus ropas oscuras, su habilidad para desaparecer y sus cuchillos sagrados, que también introducen su necesidad de creer en algo superior a ella y la importancia de su religión y sus santos, en contraste con el joven, que solo cree en su propia habilidad y pragmatismo.

Supervivencia y trauma 

I will have you without armour, Kaz Brekker. Or I will not have you at all.

[Estaré contigo sin armadura, Kaz Brekker. O no estaré contigo.]

El eje temático de Inej coincide con el de Kaz en la supervivencia, aunque en su caso se presenta desde el prisma de un futuro mejor y más justo, y el trauma al contacto físico debido a todas sus vivencias. Sin embargo, mientras que Kaz sí se pone sus guantes para evitarlo, ella intenta deshacerse de las corazas para que un abrazo de sus amigos sea cada vez menos doloroso. 

Juntos irán describiendo una lucha interna y externa por dejar atrás los terrores que los persiguen y por sobrevivir hasta que llegue su momento de vivir, sin más cortapisas que las que les imponga la sociedad, pero no ellos mismos. 

Nina Zenik

Nina, has it ever occured to you that maybe… you weren’t meant to exist?

[Nina, alguna vez se te ha ocurrido que quizás… ¿no estabais destinados a existir?]

Esta muchacha grisha es una adolescente de 16 o 17 años, que ha vivido la guerra de Ravka de primera mano como soldado y espía del ejército. Y tanto por su condición de soldado como por su condición de grisha, la concepción de El Enemigo es parte de ella. Es una realidad, es su miedo y es el principal protagonista de los cuentos que le contaban de niña para que se portara bien. «Vendrá un Drüskelle, un cazabrujas, y te llevará a Fjerda para matarte» es algo que ha escuchado, como todos los niños grisha, desde que tiene recuerdos. 

Y algo así cala. Y deja huella. 

El odio es, en muchos aspectos, más fácil que el amor. Y los prejuicios son difíciles de dejar atrás, porque necesitan de un proceso de deconstrucción. 

Matthias Helvar

Maybe you’re the ones who shouldn’t exist, Helvar. Weak and soft, with your short lives and your sad little prejudices.

[Igual sois vosotros los que no deberíais existir, Helvar. Débiles y estúpidos, con vuestras cortas vidas y vuestros tristes y ridículos prejuicios.]

Matthias es El Enemigo. Es el mayor de los cuervos, con 18 años, y es un Drüskelle, un cazabrujas, un soldado del ejército de Fjerda. Como Nina, ha crecido rodeado de cuentos, historias y prejuicios relacionados con la brujería de los grisha. Para él y los suyos, Nina y los suyos son El Enemigo. 

La gente como él ve a los grisha como monstruos, como seres que no deberían existir, que son maldad pura y que solo quieren llevar al lado oscuro a sus castas mujeres y valerosos hombres. ¿Os suena de algo?

Prejuicios, odio y deconstrucción

Queda claro entonces que Nina y Matthias son enemigos. Pero son adolescentes, soldados, están traumatizados y han pasado por demasiado. Y se conocen y tienen que trabajar juntos para sobrevivir durante días y semanas. Y los sentimientos surgen, tanto de odio como de deseo, cariño y amor. Un enemies to lovers de toda la vida, pero en el que todos estos sentimientos se enredan. Se atraen, sí, pero el odio, el miedo y el resentimiento siguen ahí y aparecen en sus ojos, en sus pensamientos y en sus palabras. 

Ambos deben pasar por todo un proceso de deconstrucción para desenredar esos mitos, prejuicios, sentimientos enraizados y comprender que no todo lo que les han contado es cierto. Es un proceso complejo y un trabajo continuo, porque además son adolescentes traumatizados e hijos de la guerra donde la otra persona era El Enemigo. 

Y, pese a todo, luchan por abrir su mente y deshacerse de toda la herencia negativa que les acompaña en cada pensamiento y en cada inseguridad para poder estar juntos. 

Imagen de Nina y Matthias en la adaptación de Netflix de Sombra y hueso.

Jesper Fahey

Jesper llegó a Ketterdam desde su país para estudiar en la universidad. Sin embargo, muy pronto dejó de asistir a clase, en cuanto conoció los barrios bajos, llenos de diversión y placer y, por encima de todo lo demás, las casas de apuestas. Claro, él vino solo, dejando a su padre a cargo de la granja donde había estado prácticamente escondido y, de pronto, se vio libre y terminó endeudándose y uniéndose a las filas de los cuervos como pistolero y mano derecha de Kaz junto a Inej. 

Esto no es todo. Como Nina le explica en un momento de las novelas, los grisha como ella (y como él) necesitan usar sus poderes. Y necesitan usarlos porque cuando los reprimen, terminan enfermando y teniendo problemas de salud. Y la ludopatía explícita de Jesper no es sino el síntoma de llevar desde niño reprimiendo quién es por miedo a que un Drüskelle lo torturara y matara, a que un Ravkiano lo secuestrara para utilizarlo como arma en el ejército o que lo convirtieran en un esclavo en Kerch. 

Because our crime is existing. Our crime is what we are.

[Porque nuestro crimen es existir. Nuestro crimen es ser lo que somos.]

Wylan Van Eck

Wylan es el más joven de los seis y es también el único autóctono de Ketterdam, hijo de uno de los hombres más importantes y ricos de la ciudad. Y, al igual que Jesper, él también esconde quién es. Como hijo de uno de los gobernantes de la ciudad, tenía que ser ejemplar y perfecto para poder posar en las fotos y heredar los negocios. Pero Wylan no sabe leer. Es muy inteligente, sabe muchísimo de química, toca la flauta… pero por mucho que se ha esforzado y estudiado, no puede leer y las letras no son más que garabatos sin sentido, lo que hasta cierto punto puede recordar a la dislexia.  

Así que no le queda más remedio que desaparecer y esconderse, pues es una mancha para su familia que su padre quiere borrar y por la que es repudiado. Así es como se une a los cuervos. 

Ser y esconderse. Ser y aceptarse

Tanto Jesper como Wylan empiezan escondiéndose, guardando como un secreto quiénes son e intentando proyectar algo que, en parte, no son. Tienen miedo a que la gente (e incluso sus amigos) los rechacen. Tienen miedo de lo que les pueda ocurrir si quien no debe saberlo se enterase, pero al esconderse, al vivir en la impostura, se están haciendo daño ellos mismos. Uno convirtiéndose en adicto (al juego, a la adrenalina) y el otro con problemas de autoestima. 

Una ficción abierta en lecturas

La bilogía de Seis de cuervos se etiqueta como literatura juvenil o Young Adult y lo es. También entra dentro del género fantástico. Pero, por encima de todo eso, transpira realidad gracias a todos los temas que trata y que se han ido mencionando: el capitalismo extremo y todos sus problemas derivados, el trauma y la convivencia con él, los prejuicios y su deconstrucción constante, la necesidad de aceptarse para poder ser feliz… 

Y todos esos temas consiguen crear lecturas muy abiertas y alegóricas. La lectura anticapitalista mientras lees y visitas Ketterdam (desde sus barrios ricos hasta los callejones más lúgubres y olvidados) es directa y clara. También hay otras que parecen florecer gracias a algunos momentos y algunas palabras. Por ejemplo, se puede interpretar en clave queer a los grisha como una alegoría de las personas del colectivo LGTBI+ o también desde otro punto de vista, como personas racializadas, ya que se repite a lo largo de las novelas que los grisha son perseguidos y odiados simplemente por existir, por nacer como son.

La literatura y la ficción no tiene por qué ir más allá de entretener y divertir pero, en este caso, Leigh Bardugo consigue aunar esa naturaleza de divertimento con personajes complejos y tramas entrelazadas que nos lleva a mirar a nuestro presente y a nuestro interior. 

Colaborador
Jennifer Fuentes (Colaboradora): Jennifer Fuentes (Murcia, 1997) es graduada en Lengua y Literatura Españolas. Actualmente trabaja como profesora de lengua castellana y literatura en secundaria y bachillerato y colabora en el semanario El Noroeste con reseñas. Twitter.


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